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Victoria M. Niño
Jueves, 1 de septiembre 2016, 10:46
El origen del mundo, de Gustav Courbet, es el perturbador punto de partida de la trama con la que Javier Lasheras (Don Benito, 1963) acaba de ganar el 63º Premio de Novela Ateneo-Ciudad de Valladolid. El robo del cuadro desencadena la narración que se ha impuesto a 170 candidatas. Lasheras lleva un cuarto de siglo lidiando con los libros y los literatos desde su condición de presidente de la Asociación de Escritores de Asturias (2000-2006), como organizador de encuentros literarios, responsable de programas de promoción de la lectura o jurado y lector en diferentes premios. Autor de tres libros de poesía y otra novela, su segunda narración será publicada por Algaida.
La acción transcurre en París, ciudad que considera otro personaje. ¿La elección está condicionada por el cuadro de Courbet?
Sí. Podía haberla hecho desde otras muchas perspectivas, pero al final decidí que el ambiente geográfico de la novela fuera París. Creo que tratando el tema de la realidad y la ficción y cómo nos influye a todos, todos elegimos entre cierto delirio o ficción para sobrellevar la realidad, París resultaba neurálgico. Hace tiempo que empecé esta novela y en París ya pasaban muchas cosas relacionadas con el yihadismo, uno de su temas. Porque París, querámoslo o no, sigue siendo la ciudad de la luz y el emblema de la libertad, la igualdad y la fraternidad, y eso, para mucha gente, no digamos ya para el yihadismo, es el enemigo a batir. París junto con Courbert representa uno de los núcleos de la obra. Si lo combinas con el yihadismo hay una contraposición de la cual saltan inmediatamente chispas y un verdadero reguero literario muy fecundo en el que ahonda la novela. A través de él, se hace un homenaje debido al mundo femenino. También hay una lucha y presencia de personajes que viven al límite, que están marcados por su pasado, por la emigración y los yihadismos y buscan consuelo en la música, el arte, los haikus pero también en el sexo y el fútbol. La acción transcurre durante 50 días en un París lluvioso en invierno y termina al comienzo de la primavera, con la redención de la nueva estación en la que los personajes necesitan de la ficción para soportar la ciudad de sus sueños y fracasos.Qué ocurre cuando la realidad desenmascara la ficción, ese es el argumento.
¿Que tiene la novela de la ficción que necesita Javier Lasheras?
La poesía ha sido mi mujer y la novela mi amante, aunque ahora se ha dado la vuelta, la novela es mi mujer y la poesía me viene de vez en cuando como mi amante. En mi primera novela puse más de mí, pero creo que ese mundo de autoficción que puede leerse en Auster o Vila-Matas no me acaba de convencer. Me gusta como lector. Pero para lo que quiero contar, el requiebro entre la ficción y la realidad que todos vivimos, ahora en un mundo rápido, urgente, no sabemos a qué carta quedarnos, no necesitaba poner nada de mí. He utilizado cuatro cosas: imaginación, entendimiento o razón, espíritu apasionado y el gusto por la belleza, por el arte.
Chasis negro, motor anímico
¿El éxito de detectives y comisarios le animó a hacer de un gendarme su protagonista?
Cuando abordo esta novela, de arte y de personajes, es verdad que hay un robo y crímenes por lo que debía utilizar a uno de esos agentes el género negro es meramente el chasis, la maquinaria interior no es el proceso de investigación, el fondo es otro. Hay que dar un formato a esta novela, que es caleidoscópica, además de una narración muy actual de los problemas que tratan los medios hoy, y quise que fuera apasionado y entretenido, una novela donde se escudriñan las relaciones entre el morbo y el pudor, entre el sexo y la identidad, quería ahondar en las flaquezas humanas a partir de una obra de arte de mediados del XIX que aún hoy escandaliza.
Desde su trabajo en otros ámbitos de la literatura ¿cómo ve el panorama profesional y lector de hoy?
He leído mucho a mis coetáneos, a mis pares y me gusta lo que hacen. Hay obras de altísima calidad que no es refrendada por la situación económica y la competencia de otras actividades de ocio y entretenimiento. Las administraciones han ido abandonando durante los primeros años de este siglo el soporte de la lectura, el gusto por acercarse a libros y esto nos lleva a índices de lectura impropios de un país con la tradición española. Valga decir que pocas veces vemos a los políticos con un libro en la mano o que hagan referencias literarias y que les sirva para explicar políticamente lo que quieren comunicar. Vivimos en una cultura que premia la facilidad, en el ámbito deportivo ser el espectador, hay mucho trabajo que hacer.
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