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Desde la izquierda, José Luis Rey, Joaquín Pérez Azaústre y José Luis Rey.
El amplio abanico poético de la generación de los setenta

El amplio abanico poético de la generación de los setenta

Rey, Azaústre y Lucas hablaron de sus maestros y leyeron poemas inéditos en la Feria

samuel regueira

Martes, 14 de junio 2016, 21:26

Los tres son poetas. Los tres, nacidos en la década de los 70. Los tres comparten reconocimientos en grandes premios nacionales de la lírica como el Loewe o el Adonais. Y los tres admiten el «magisterio» de grandes predecesores como Gimferrer, Caballero Bonald o Pablo García Baena, «con un tratamiento del lenguaje entre el destello y la orfebrería». Joaquín P. Azaústre, Antonio Lucas y José Luis Rey compartieron reflexiones y poemas, publicados e inéditos, ayer por la tarde en la Feria del Libro de Valladolid, a lo largo de un acto moderado por la jefa de Culturas de El Norte, Angélica Tanarro.

«Estamos ante tres grandes nombres de la poesía actual, que vive un gran momento en nuestro país: das una patada a una piedra y de debajo salen varios poetas», ironizó Tanarro. Los tres escritores valoraron a su vez distintos matices de la poesía actual, en especial en su vertiente que emerge de textos publicados en redes sociales. Rey sostuvo que quienes de ahí consumieran versos no deberían acomodarse y «tendrían que tratar de dar el salto a textos más difíciles»; Lucas, que es «un terreno voluble del que pueden salir dos o tres lectores y dos o tres buenos poetas», y Azaústre, que siempre se ha empezado accediendo a la alta poesía por vías poco convencionales, «y mientras siga siendo así, bienvenido sea».

«Faros de costas»

El recital de este premio Jaime Gil de Biedma, a partir de su antología Ella estaba detrás del laberinto, fue una «lectura emocional-cronológica» que abarcó desde Los nadadores a Vida y leyenda del jinete eléctrico. Declaró que con este libro había llegado a «un público diferente que siente que comprende el lenguaje que lee, cosa que la poesía no siempre tiene que hacer», y que la antología como tal le supone una doble vertiente introspectiva, «de autocrítica y de revisión de lo tratado». Lucas, por su parte, definió como «faros de costas» a todos estos autores de referencia, en especial a Bonald, «un ejemplo de creador de imágenes sugerentes y hombre cívico». El accésit del Premio Adonais ha visto su poesía reunida en Fuera de sitio, que recoge su evolución «desde joven pirotécnico a adulto más sosegado».

El poeta y periodista, autor de Vidas de santos, una colección de perfiles de personajes clave de la Literatura como Alejandra Pizarnik, leyó poemas como Querella o Noctámbulos, dedicado a Rey y Azaústre «con el ánimo de llegar algún día a su altura», así como los inéditos Hospital y Ojos. Al finalizar, subrayó que le interesaba aquella poesía «que se vive con plenitud, de la que uno no puede salir ileso». Rey, ganador de otro Gil de Biedma y traductor de Dickinson, admitió que le costaba más afrontar los textos de «endiablada sintaxis» de esta poeta; esta faceta «recreativa, en todos sus sentidos», en oposición a la meramente creativa, de la que dio buena muestra con la lectura de textos como Los simpáticos o La paciencia del espantapájaros. Concluyó Rey que «la poesía seguirá siendo minoritaria, pero esa minoría resulta cada vez mayor».

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