samuel regueira
Lunes, 13 de junio 2016, 22:15
valladolid. El Sábado Santo Rojo supuso la legalización del Partido Comunista de España en plena Semana Santa de 1977, un hecho histórico para el país, rico en significados de todo tipo, que supuso «una catarsis colectiva, pero también individual», en palabras del concejal Manuel Saravia. Ese ambiente es el que se respira a lo largo de cinco días en Barrio de Piedra, la ciudad imaginaria de Castilla protagonista de la última y más ambiciosa novela de José Manuel de la Huerga, Pasos en la piedra (Menoscuarto, 2016), que el escritor leonés presentó en la mañana de ayer junto al concejal en el Teatro Zorrilla.
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Pasos en la piedra se abre con una cita de Catalina Montes, Jesús es de todos, rescatada de una conversación con el autor en 2009 cuando este, agnóstico declarado, se lamentaba del boicot que las cofradías habían organizado al pregón de Gustavo Martín Garzo, por reivindicar el Premio Nacional la figura de Jesucristo desde el prisma que Pier Paolo Pasolini imprimiera en 1964 con El evangelio según San Mateo. Por casualidades de la vida, literarias o no, la víspera del Sábado Santo Rojo un joven de diez años llamado José Manuel, de la familia De la Huerga, veía esta película en televisión, en el programa La Clave de José Luis Balbín.
«Esta obra, junto al Evangelio según Jesucristo de Saramago, son los referentes con los que he construido mi novela», afirmó el escritor, quien ha trabajado en la trama «casi como en un guion de cine». Dividida en los cinco días que van del Miércoles Santo al Domingo de Resurrección, esta obra coral tiene el «mérito añadido», para Saravia, de venir contada por alguien que, sí, vivió los acontecimientos relatados, pero por su juventud no pudo tomar parte activa en los sucesos.
Escritores náufragos
Saravia también valoró la precisión en algunos de los hechos recogidos, y destacó «el tono amable y las imágenes sugerentes y hermosas» en torno a la construcción de la ciudad que jalonan Pasos en la piedra, cuya portada es obra del dibujante de El Norte de Castilla, Rafael Vega Sansón. «En literatura existen ciudades ideales, como la República de Platón; propias, como el Dublín de James Joyce, y luego ciudades como este Barrio de Piedra, que se compone de varias y que bien pueden llamarse Región o Macondo», añadió el concejal.
«Mi principal miedo era haber construido un collage sin alma, un refrito de diferentes localizaciones que no transmitan nada», confesó el autor, que pone todo el hincapié protagonista en una ciudad que evoca a Valladolid y Zamora, pero también a Medina de Rioseco y a Castronuño: «Los escritores somos como náufragos en una isla desierta que lanzan botellas al mar, parece que las que me están regresando contienen mensajes positivos», agregó.
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