Victoria M. Niño
Jueves, 3 de marzo 2016, 09:06
Orson Welles no era ni tan ogro, ni tan comilón, ni tan alcohólico, como reflejó la prensa española de 1954 y las biografías posteriores. Así lo sostiene Clemente de Pablos quien ha indagado en el rodaje de Mr. Arkadin, que recaló en el Museo de Escultura de Valladolid, después de Segovia. El historiador apela a la sensibilidad necesaria para levantar esa obra cinematográfica a partir de testimonios de los extras de aquella aventura. La controversia de Valladolid es el título de un trabajo que analiza la suerte esquiva del director en la España que tanto quiso, que le negó la nacionalidad y en la que permanecen sus cenizas.
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La «leyenda negra» sobre Welles tiene su punto de partida, según De Pablos, en la Carta abierta de Federico García Sanchiz a Orson Welles, publicada por El Norte de Castilla (el 2 de abril de 1954), en el Ya y en otros diarios. Sanchiz, miembro de la RAE, «charletista» y escritor, se hacía eco de las inquietudes de sus amigos vallisoletanos porque Welles acababa de «filmar un tremendo baile de máscaras en el patio (del Museo de Escultura) habiendo figurado incluso en el baile religiosos con testa de paquidermo». El académico se estremecía «ante la consideración de los peligros materiales a los que fuera expuesto tan valioso edificio con sus inapreciables tesoros» y pedía cuentas a Welles, a quien agradecería «que nos aclarase a los españoles el alcance y la finalidad de su obra». El autor apunta opiniones como las de Cándido, el mesonero de Segovia; Luis María Ansón, Manuel Francisco Reina o biografías como las de Esteve Raimbau y Juan Cobos para constatar la reacción adversa que provocaba Welles en España.
Máscaras de carnaval
Clemente de Pablos afirma que al día siguiente del artículo de Sanchiz «la oligarquía vallisoletana cierra a Welles todas las puertas. Se puede decir que se ve obligado a huir de España para irse a rodar a Cannes». Así lo hará, pero antes el investigador ha contrastado las afirmaciones de García Sanchiz con quienes participaron en aquel rodaje. Clemente de Pablos andaba investigando sobre los rodajes en Segovia, el que luego sería el tema de su tesis, cuando topó con este asunto. En 1999 se entrevistó con decenas de extras de Mr. Arkadin en el Museo de Escultura. «Había un númeroso grupo de estudiantes de primero de Medicina que se siguieron reuniendo durante muchos años». Ellos son la clave de la fiesta en la que se convirtió el rodaje.
«Se trataba de un baile de máscaras, a tres semanas de celebrar la Semana Santa. En España estaba prohibida la celebración del carnaval, hasta la propia palabra estaba censurada en Cádiz y se llamaba fiesta de la primavera. Y en ese momento estos jóvenes disfrazados lo están pasando bien. Uno de ellos sale del Museo, disfrazado de fraile y se le ve en un bar cercano, también próximo a la calle Padilla, donde se ejercía la prostitución. Por otra parte, se denunció una micción por parte de uno de los extras en el patio. Estos incidentes, que provocaron una gran riña a los estudiantes, sumados a un problema eléctrico, es lo que trasciende».
Entre esos «200 o 300» estaba Miguel Delibes, quien a la muerte del director en 1985, publicó el artículo Yo trabajé a las órdenes de Orson Welles (El Norte, ABC y La Vanguardia), en el que recordaba la llegada del «monstruo» a la ciudad y la manera de trabajar «de un director puntilloso y exigente».
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La investigación del historiador le ha llevado a constatar que nunca peligró el Museo, ya que «las escenas se rodaron en los dos patios, el de Escuelas y el Claustro y en la escalera del sigloXV». El autor enfoca el rechazo a Welles como una cuestión «moral».
Proscrito por el macarthismo
Orson Welles había venido a rodar a España huyendo de su país, en el que el FBIle había otorgado el calificativo, en plena caza macarthista, de «antifascista prematuro, el que recibían todos aquellos que se habían posicionado en algún momento en pro de la República española. Esta situación en Valladolid le afecta mucho, ya que de nuevo vuelve a ser sospechoso de tener simpatía por los comunistas».
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Clemente de Pablos encontró los expedientes de la censura de Mr. Arkadin, en el que figura un informe del entonces delegado provincial de la Dirección General de Cinematografía, Antolín Santiago Juárez, quien «desmonta las acusaciones de García Sanchiz». El informe data del 8 de abril y el académico no volvió a publicar nada sobre este tema. Según Santiago Juárez: «No se puede afirmar que hubiera figurantes disfrazados de franciscanos con caretas...., que las escenas se filmaron en exteriores con las salas cerradas..., que no se puede afirmar que hubiera escenas de orden inmoral entre ambos sexos ..., que antes de abrir al día siguiente el Museo estaba limpio y aseado ...».
Hasta cuatro versiones
Las escenas del baile de máscaras no fueron incluidas en la copia que se estrenó en España. «En los ochenta, cuando se levante el velo de la censura, conoceremos la escena de Casablanca en la que Rick se descubre como aviador republicano, o en Cabaret, la condición bisexual del chico, o el incesto de Mogambo. También se podrán ver las escenas de Mr. Arkadin rodadas en Valladolid. La mejor versión de la película (hubo cuatro) para Welles fue la encontrada por Peter Bodganovich en los sesenta, en la que se luce el elenco español se rodó con elenco suizo también, pero el de mayor calidad fue el liderado por Amparo Rivelles. Seguramente es la que se distribuyó en Hispanoamérica en los cincuenta».
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En el expediente de censura se detalla el secuestro de la película y la pugna entre dos direcciones generales, la de Aduanas y la de Cinematografía. Welles no esperó a rodar las escenas de la Semana Santa vallisoletana, se fue a Cannes y su asistente, Juan Manuel de la Chica, se encargó de ello. En 1961 Welles quería rodar con la RAI en España una serie titulada En la tierra de Don Quijote, así como terminar su película sobre el personaje cervantino, lo que demuestra para el historiador «que amaba nuestro país, que le encantaba DonQuijote y siguió empeñado en trabajar aquí».
Clemente de Pablos consideraba de justicia «limpiar la imagen de Welles, deteriorada gravemente en Valladolid».
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