Secciones
Servicios
Destacamos
Victoria M. Niño
Sábado, 9 de mayo 2015, 18:25
Custodiado por dos de los poetas referidos, Miguel Casado y Olvido García Valdés, acercó Marcos Canteli Del parpadeo: 7 poéticas ayer al público de la Fundación Segundo y Santiago Montes, en Valladolid. El poeta se interesó por la obra de varios escritores en torno a la revista vallisoletana El signo del gorrión, de la lectura pasó al estudio y de ahí a una tesis doctoral que es ahora un ensayo.
Junto a los dos citados, Marcos Canteli (Bimenes, Asturias, 1974) hace parada en Ildefonso Rodríguez, José Miguel Ullán, Carlos Piera y Pedro Provencio. «Son poéticas que entienden la vanguardia como una tradición irrenunciable y que han tenido una recepción crítica borrosa. El libro es un intento de corrección de ese vacío crítico».
El origen de esta curiosidad está en el momento el que Canteli se toma «en serio la poesía. A través de lecturas desordenadas me empezaron a interesar poetas que no eran los que se reconocían como representantes de la poesía española. Todos ellos tenían una escritura de vanguardia, una preocupación por el lenguaje, un empeño experimental. Pasaron a ser mis primeras referencias a querer saber más». Para este crítico formado en Duke (EE UU) la lectura es otra forma de escritura, hay un trasvase natural entre ambas, «no existe la una sin la otra. En el fondo no concibo la crítica sin escribir poesía, es mi caso personal. Ambas tareas son intentos de dar respuesta a la misma pregunta: ¿Qué es poesía?. Tanto cuando lees como cuando escribes proyectas esa pregunta. Leo a estos poetas para nutrirme y explicarlo».
De los dos poetas presentes, considera que tanto Casado y Valdés, junto a Ullán, son los poetas más conocidos nacional e internacionalmente dentro de su grupo de estudio. «Miguel Casado supone un faro para los que entienden la poesía como una constante pregunta y concibe el poema como un espacio. Su obra ha sido muy desatendida a pesar de ser una de las poéticas más interesantes. Es la suya una escritura en la que el lenguaje parece que no pesa, se fija en circunstancias anodinas y logra traer un mundo con un finísimo trabajo en su lengua». Olvido García Valdés, premio Nacional de Poesía, luce «una manipulación formal evidente, con la suspensión del poema y también es una pensadora de primer orden.Siempre se pregunta por lo raro de la vida y del lenguaje».
Ildefonso Rodríguez le interesa «por su acercamiento a la imagen, la presencia del surrealismo, de los sueños, y su rescate de una realidad en peligro de extinción, el lenguaje y la vida rural». Los «poemas enigma» de Carlos Piera le han invitado a indagar en la relación de «lo hermético y lo leve», mientras que los de Pedro Provencio dan fe de la «poesía teórica, la hiperconsciente, la que se pregunta por su realidad como lenguaje». También destaca su trabajo fuera de al poesía, como la reflexión «sobre el 11-M y la posibilidad de dar testimonio».
Ysobrevolando la poesía de todos ellos, la de Ullán de quien dice «es el mejor poeta español de la segunda mitad del siglo XX». Concibe el poema como un «espacio de tensión, explora sus posibilidades, se sale de él hacia lo visual. En su poesía se oye el barroco, la de Latinoamérica y la de Villarino».
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.