Laura Caballero, Carlos Areces y Víctor Lenore. José C. Castillo
Foro de la Cultura

Laura Caballero: «Reírse es hoy un deporte de riesgo»

La directora de 'Aquí no hay quien viva' o 'Machos alfa' abordó con Areces lo que hay 'Detrás de las risas' en el Foro de la Cultura de Valladolid

Victoria M. Niño

Valladolid

Sábado, 24 de febrero 2024

Muchas de las carcajadas que provocan las series españolas están firmadas por ella y su hermano. Laura y Alberto Caballero son los directores de 'Aquí no hay quien viva', 'La que se avecina', 'El pueblo' o 'Machos alfa'. Laura Caballero y uno de sus actores fetiche, Carlos Areces, llenaron a las once de la mañana el Teatro Calderón con la promesa de desvelar, en el VII Foro de la Cultura, que hay 'Detrás de las risas'. Moderados por Víctor Lenore los dos contertulios demostraron que para hacer comedia conviene tener sintonía al menos en el humor negro.

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Han pasado una temporada en el tanatorio que construyeron para rodar 'Muertos S. L.', la última serie que han hecho juntos. «A mí es que la muerte me da muy mal rollo», afirmó Laura. «A ti sola», le apuntó Areces irónico. Coleccionista de retratos de muertos, «esa costumbre que ha caído en desuso», consideró que «la vejez y la muerte se ocultan en esta sociedad. Sin embargo esos retratos eran frutos del amor, para conservar al ser querido en momentos en los que a lo mejor esa era la única foto que tenían de él. Lo contrario a ahora», explicó el también dibujante y cantante. De la muerte a la comedia y a la reivindicación de una mayor consideración para esta.

Un Antonio Recio, imposible

«Ahora reírse es un deporte de riesgo, hacer reír da miedo, te organizan un escrache por menos de nada», dijo Laura a quien las cifras de audiencia le han dado liberta. «Hemos tenido la suerte de la repuesta de la gente. 'Aquí no hay quien viva' tiene sesenta millones de reproducciones al año, así que parece que es terapéutico reírse. Podemos hacer lo que queramos gracias a que la gente ha cogido cariño a personajes como Antonio Recio. Crear desde cero hoy a un Antonio Recio sería imposible. Los ejecutivos siempre nos han respetado por la audiencia».

Carlos arguyó sentirse como un «infiltrado» hablando de humor «porque no soy humorista, solo digo lo me ponen en el papel». Hubo un tiempo en el que dibujó chistes, para 'El Jueves' y 'Mister K', una revista infantil. «Para la primera entregabas la página y ya estaba. Para la otra, hacía siempre seis chistes y elegían, había que pasar un control. Una vez hice uno sobre el beso de dos niños y lo rechazaron porque les parecía inapropiado lo del lío de las lenguas. Me sugirieron que por qué no se les enganchaban los brackets», explicó con cara de perplejidad. «Así que estoy un poco perdido. Hemos desarrollado una cierta sensibilidad que está muy bien para lo social pero la ficción no debe tener límites».

Laura Caballero abundó en las incongruencias de esos límites. «En horario infantil no puede haber sexo ni drogas pero sí armas y racismo. Se ve la comedia como si fuera un 'reírse de', no como una forma de contar algo desde otro punto de vista. Eso no ocurre en el drama. Creo que culturalmente llega más la comedia, que personajes como Fernando y Mauri han hecho más por la normalización de la homosexualidad que muchos dramas sobre el tema».

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El chiste en su sociedad

Carlos Areces midió el pedigrí del drama en la lista de premios Goya y concluyó que «solo había dos comedias, 'Boca a boca' y 'Ocho apellidos vascos'. Y aún peor en los Oscars». El actor ironizó sobre cierto snobismo del cine español y su distancia con la gente. Las redes han condicionado también el humor, «no puedes lidiar con 10.000 comentarios anónimos», reconocía. Las palabras sacadas de contexto, magnificadas o manipuladas puede llevar a la cancelación. «Se nos está olvidando reírnos. La risa atraviesa una crisis gorda. Las redes nos han jodido el humor y nos acompleja reírnos. Caemos en la autocensura», lamentó Laura Caballero.

Areces, contrario al revisionismo del humor en el pasado con la mirada de hoy, repartió responsabilidades. «No puede ser culpable solo quien hace un chiste como si este no respondiera a una sociedad. También me molesta eso de que el chiste sea gracioso según quien lo haga».

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