Zweig para amantes de la historia, para los que disfrutan con las biografías, para los que necesitan la ficción, para los que prefieren ver la literatura en el cine o el teatro. Hay un Stefan para cada público porque escribió mucho y muy variado. Desde ... el 1 de enero los derechos de su obra son libres y, tras el casi monopolio del sello Acantilado, varias editoriales se lanzan a publicar la obra del austriaco. Páginas de Espuma ha echado el resto con la apuesta por sus 'Cuentos completos' traducidos por Alberto Gordo. 1.350 páginas que recogen sus 42 narraciones cortas y una inacabada, publicadas originalmente en diarios y revistas entre 1900 y 1942. «No es un narrador vanguardista, salvando quizá algunos restos de expresionismo en 'Amok' donde se le quiebra la sintaxis. Es una prosa elegante, agradecida para el traductor, pegada a la tradición, mientras sus coetáneos experimentaban», dice Alberto (León, 1988) quien ha convivido con la ficción de Zweig el último año. Como muchos lectores lo conoció a través de su popular ensayo 'Momentos estelares de la humanidad', luego leyó sus memorias, 'El mundo de ayer', y las biografías de Fouché y Maria Antonieta.
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«Sus cuentos mantienen la estructura ya sea en el caso de largo aliento o con un giro, un efecto final, en los más cortos». En cuanto a su evolución durante cuatro décadas, «no hay una progresión lineal en su narrativa durante porque adapta el estilo y el tono a lo que le pide cada relato. Podrían parecer más engolados los primeros como 'Sueños olvidados', pero luego escribe 'Primavera en el Prater' con ironía y ligereza, propia de sus veinte años. 'Ardiente secreto', un cuento largo muy celebrado, es perfecto a pesar de temprano en su cronología». Dos décadas después escribirá 'Los ojos del hermano del hermano eterno' (1921), sobre «una leyenda oriental, su ritmo permite casi escuchar el cuento». Así hasta 'Novela de ajedrez', 1942, la última y en la que aparece el nazismo de forma explícita. Sus libros habían sido prohibidos en Alemania en 1936.
Stefan Zweig (1881-1942) fue un 'best-seller' desde sus primeras obras hasta hoy, 80 años después de su suicidio en Petrópolis, con algún paréntesis en los setenta y ochenta. Nacido en una familia judía y adinerada de Viena, la escritura y los viajes centraron pronto su vida. La curiosidad le llevó a la India, a Estados Unidos para conocer a Einstein o la Unión Soviética. Tradujo aVerlaine y Baudelaire y fue editor. «Se lanzó a publicar el 'Ulises', de Joyce, un proyecto loco en ese momento y también tuvo otro, cuando estaba en el exilio (Suiza) que le contó a un editor estadounidense. Coger las grandes novelas de la literatura universal, quitar la hojarasca y publicarlas sintetizadas. Sus novelas cortas son hijas de su impaciencia como escritor y como lector», cuenta Gordo. Quiso concentrar la intensidad de las grandes novelas decimonónicas en una esencia que pudiera leerse de una sentada. «'Miedo' puede verse como una versión comprimida de 'Crimen y castigo'», apunta Gordo. La capacidad de Zweig para «centrar el tiro de lo que quiere contar rápidamente» es tan eficaz en el «tono ligero como 'La institutriz' o 'Primavera en el Prater' como en 'El candelabro enterrado' o en 'La leyenda de la tercera paloma' que nada tienen que ver». Al traductor le ha sorprendido el conocimiento de Zweig de las leyenda bíblicas, «presentes en 'Raquel litiga con Dios', por ejemplo. Son relatos que parecían fuera de la circulación así como su compromiso con el judaísmo. Herzl fue su patrocinador en algún momento. Sin embargo en su relación conJoseph Roth, Zweig le reprueba su judaísmo y cuando viaja a Galitzia y ve las aldeas judías hace comentarios con cierto desdén, como si fuera un turista. Pero demuestra un conocimiento profundo en cuentos como 'En la nieve', un relato sobre los pogromos polacos en el XVI».
El psicoanálisis le interesó y buscó a Freud, con quien mantiene correspondencia. Su ágil escritura es especialmente eficaz en el retrato psicológico de sus personajes. En 'Historia de un ocaso' sentencia a Madame de Prie con la «cualidad de su carácter: querer engañar siempre». 'Ardiente secreto' narra el deslumbramiento de un niño cuando descubre la traición de su amigo y de su madre en un balneario, dominando su ira y convirtiéndose en un manipulador. Y de la tortura psicológica practicada por la Gestapo habla 'Novela de ajedrez'. Precisamente en esta nos cuenta «las mil formalidades que hoy en día se exigen a los cosmopolitas de antes para poder salir del país», y las detalla. Le bastan 14 días para arreglarlas. Él lo hizo dos veces, con dos esposas distintas.
Escritor y lector de periódicos en los cafés de Viena y Salzburgo, se hizo eco de la Europa convulsa y apasionada que vivió. «Se declaro antibelicista, por eso se exilió a Suiza, y anticipa la idea de una organización supranacional para Europa, algo parecido a lo que tenemos hoy», apunta Alberto Gordo.
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El suicidio, ya en Brasil, a salvo de la persecución nazi, no es un episodio tan extraño, señala el traductor, a la luz «de su carácter depresivo. Padeció crisis varias veces por su psicología inestable». El «cosmopolita de antes» ve como se desmorona su mundo y no encuentra su sitio en el nuevo. «Se habló de miedo. Thomas Mann hace un comentario malicioso sobre la carta que dejó algo así como 'ese papel no explica nada de quien vivió montado en una montaña de derechos de autor' y sugirió que habría un lío de faldas o se iba a descubrir algún escándalo», afirma Alberto Gordo.
A Páginas de Espuma le sigue Alianza editorial que lanza 'El mundo de ayer', traducido por Eduardo Gil Bera; 'Carta a una desconocida', traducida por Isabel García Adánez y 'Veinticuatro horas en la vida de una mujer'; 'Momentos estelares de la humanidad', vertidos por Carmen Gauger; y 'Novela de ajedrez' y 'Mendel el de los libros', traducidos por Adan Kovacsis.Es solo un aperitivo de la eclosión Zweig.
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El fiel se desliza suavemente del cuento a la novela corta. Juan Casamayor tiene su propia balanza, la del editor dedicado en exclusiva a la narrativa corta con doble vocación. Su sello Páginas de Espuma es un cazatalentos entre los cuentistas contemporáneos a ambos lados del Atlántico y a la vez reúne los cuentos de clásicos como Poe, Lovecraft, Maupassant, Proust, Chejov, Edith Warton... A este elenco se une Zweig. Casamayor está convencido de que hay que actualizar la traducción de los clásicos. «En el caso de Zweig había muchas ediciones de distintas épocas, voces y países con diferentes voluntades editoriales», dice el editor. Alberto Gordo, el traductor de los 'Cuentos completos', «otorga unidad y una única mirada» a los relatos del austriaco.
Las 42 historias del volumen, más una inacabada, van de las cuatro páginas de 'Dos solitarios' a las más de medio centenar de 'Ardiente secreto', 'Carta de una desconocida' o 'Veinticuatro horas en la vida de una mujer'. Recuerda a Sergio Pitol cuando le decía «voy con tres cuentos al editor para sacarlos juntos y me dice que no. Voy con uno como novela corta y lo publica». Cuento largo o novela corta es una consideración coyuntural sujeta a la preferencia del momento.
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A pesar del volumen de estos clásicos, Casamayor destaca la buena acogida del mercado y la gran presencia en América Latina. Cada tirada es de 5.000 ejemplares. Su best-seller ha sido el libro de Poe, «llevamos 23 ediciones, 50.000 ejemplares».
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