Whitman, en el campo de batalla

Joven escritor, que goza con las palabras, con sus amantes, con las estrellas o los animales, trabaja eventualmente de periodista. Alba retrata una Nueva York de inmigrantes y edificaciones de cuatro pisos poco antes de la Guerra de Secesión (1861-1865). Y se acerca al aspecto que le interesa destacar de la biografía de Whitman, sus años más desconocidos, cuando vaga como enfermero voluntario de batalla en batalla.

Las acuarelas luminosas con las que el artista inicia el cómic se tornan oscuras y expresionistas. La sangre, la negrura de explosiones y disparos, la destrucción y los cuerpos dolientes conforman el paisaje en el que se sumerge Whitman durante tres años. Comenzó buscando a su hermano y, tras encontrarlo, decidió que allí estaba su lugar. Registró su experiencia en sus diarios de la guerra y esa es una fuente para Alba.

Whitman es una suerte de cuidador de las almas de los heridos, alguien que ofrece compañía y consuelo para los moribundos que agonizan lejos de sus familias. «En mis visitas a los hospitales descubrí que mi mayor éxito era mi simple presencia, que les ayudaba más que los médicos y los regalos de dinero o cualquier otra cosa», decía. Tyto Alba divide su relato entre los hospitales de campaña, la microhistoria de una guerra, y el germen político de la joven democracia liderada por el 'capitán' que cantó Whitman, Abraham Lincoln. Autor de otras biografías dibujadas como la de Fellini o Balthus, Alba abre en esta su foco, desde el Walt idealista hasta el adulto que encuentra en la compañía de los heridos su tarea más «seria».