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Entre las adaptaciones de Romeo y Julieta 'West Side Story' ocupa un lugar especial desde su estreno en 1961. Adaptación que se ejecuta con tanta libertad que deja con vida a Julieta (María) encabezando el canto fúnebre a Romeo (Tony). Su audacia se extiende al ... ballet callejero sobre una música arrolladora que bebe de los ritmos latinos y del jazz. Y los clanes rivales surgen de oleadas escalonadas de inmigrantes.
La película pudo ser otra. Jerome Robbins, creador del ballet, y Leonard Bernstein, compositor de la música, compartían origen de familias judías que habían emigrado a Estados Unidos. El bailarín, desde Rusia, y el músico, desde Ucrania. En 1949 esbozaron una tragedia, 'East Side', que planteaba el amor imposible entre una judía y un católico.
La idea quedó en suspenso hasta que una década después la retomaron, ubicando a los nuevos Montescos y Capuletos en un barrio neoyorquino de emigrantes: de origen europeo los antiguos, puertorriqueños los recién llegados. Un cambio que preocupaba a la mestiza sociedad estadounidense que no quería verse como tal, y que Stephen Sondheim supo reflejar en sus letras, como la célebre 'América': «Un inmigrante siempre será un inmigrante».
La película es un compendio de aciertos: el rodaje en las calles pintarrajeadas y peligrosas; coreografías que se ensartan sobre el chasquido de los dedos; el colorido de vestimentas y decorados; un montaje que persigue a la música, como en el célebre descenso desde el cielo neoyorquino que abre la película. El éxito fue absoluto, de público, de crítica, de premios Oscar.
Sesenta años después, Steven Spielberg vuelve sobre la película que dirigió Robert Wise. No es un rizo más sobre Romeo y Julieta, sino un rizo sobre el rizo de 'West Side Story', que en cierta manera mide al cine actual, falto de ideas propias. Mucho del cine de Spielberg bebe de pasado cinematográfico. Pero en esta película no hay deudas encubiertas: se trata de la misma historia, idénticos escenarios y música; hasta el cartel copia sin pudor el original.
Cuidado. Gus Van Sant se estrelló cuando pretendió reproducir plano a plano 'Psicosis' de Alfred Hitchcock. Al esperanzado espectador de Spielberg le queda el apoyo en Pierre Menard, el protagonista de un cuento de Borges en el que se emprende la escritura 'nueva' de un Quijote fiel al original palabra a palabra. La diferencia estaba en el lector-intérprete del texto: varios siglos después, las mismas palabras y frases tomaban un vuelo distinto. Y eso tal vez suceda en la visita de Spielberg a los barrios de la emigración.
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