Secciones
Servicios
Destacamos
Los editores españoles están estos días en la Feria del Libro de Buenos Aires. Cada año sus maletas vuelven con más escritoras de citas como esta argentina o la FIL mexicana. Son reticentes a calificarlo de 'boom' de voces femeninas, sin embargo las autoras hispanoamericanas ... premiadas, publicadas y traducidas crecen en número. A la generación de Elena Poniatowska, Ángeles Mastretta, Isabel Allende, Laura Esquivel, Claudia Piñeiro o Gioconda Belli, de gran difusión, le ha sucedido la de Mariana Enríquez, María Fernanda Ampuero, Samanta Schweblin, Gabriela Wiener, Fernanda Trías, Ariana Harwicz y un largo etcétera.
«Siempre las hubo lo que pasa es que ahora ha habido una suma de elementos sobre todo externos al mundo del libro. Uno tiene que ver con cierta evolución del desarrollo político, ideológico, cultural, en torno al feminismo, la revolución de la sexualidad que reconoce otras identidades sexuales y otro que tiene que ver con los lectores, el hábito de lectura que hacen editores y lectores que han decido leer a las escritoras», explica Juan Casamayor, editor de Páginas de Espuma. «Las lectoras se recomiendan y prescriben esos libros en los que pueden dialogar, conversar con aquellos contenidos que les con propios y además están encontrando nuevas narrativas, nuevas formas de contar. Es importante porque constituye parte de su calidad».
«Las mujeres escribieron siempre y no es que les olvidáramos, porque no estaban, han sido invisibilizadas. Para olvidar necesitas el recuerdo de algo. De ahí surgieron iniciativas como las de María Teresa Andruetto en Argentina, Pilar Quintana en Colombia o Socorro Venegas en México. Ellas tres reflexionan en torno a recuperación de la memoria en novelas y cuentos de escritoras invisibilizadas. Hay un cauce de escritoras que no necesitan matar a la madre o a la abuela sino que son parte del mismo río, cuyos temas parecen novedosos y, sin embargo, se han contado durante mucho tiempo, la diferencia es que ahora son visibles y han encontrado su espacio», continúa Casamayor.
Magalí Etchebarne, editora y escritora argentina, es la ganadora del VIII Premio Ribera del Duero de Narrativa Breve y tiene una percepción similar. «No creo que haya un boom, sí un cambio de hábitos de los lectores. Se lee más y las editoriales más pequeñas, fuera de los grandes grupos, publican a más autoras y tienen una mirada atenta por lo que se hace lejos. En el mundo del cuento creo que lo más transformador ha sido la lectura. No hay más mujeres escribiendo pero quizá sí más publicando, además de una mayor demanda de los lectores, eso lo veo como editora. También hay un cambio en los planes de estudio universitarios que nos incluyen», asegura desde las filas de Penguin.
José Ángel Zapatero, responsable del sello palentino Menoscuarto coincide en que «siempre ha habido magníficas escritoras pero han tenido mucha menos visibilidad y poco reconocimiento; conocemos a algunas como Silvina Ocampo, Clarice Lispector… o en España a Chacel, Laforet o Fernández Cubas...».
Tanto Menoscuarto como Páginas de Espuma nacieron centradas en el cuento. De hecho esta segunda publica el Premio Ribera del Duero. «El galardón siempre ha tenido una gran vocación internacional, como el Consejo Regulador Ribera del Duero que lo patrocina y está en todo el mundo. El premio reconoce a un libro en español y refleja esa cartografía. Ha ido evolucionando y cada vez llegan más libros de América, normal porque son 19 países frente a uno en Europa, España. Aunque recibimos originales de todos, la mayor parte procede de Argentina, México y España», explica Casamayor. En sus ocho ediciones ha sido ganado por cuatro mujeres y por cuatro hombres, por dos autores de España y seis de Hispanoamérica. En esta edición las cinco finalistas fueron escritoras.
La variedad constituye la riqueza del palmarés para Casamayor. «Los cuentos casi oníricos de Guadalupe Nettel nada tienen que ver con los de Liliana Colanzi, que se mueve en el ámbito de la ciencia ficción o ahora los de Magalí, en registro realista. Schweblin tiene una magistral capacidad para distorsionar la realidad y desde un lado fantástico desasosegarnos».
El premio ha sido una ventana que les ha permitido «leer más manuscritos de lo habitual y conocer obras buenas que optaban a un premio difícil de ganar y que sin embargo han pasado a enriquecer nuestro catálogo. es una ventana abierta en ambas direcciones».
Zapatero apunta que «el cuento siempre ha tenido mucha mejor acogida en Hispanoamérica que en España, porque ha habido una mayor tradición en este género con grandes nombres como Borges, Cortázar, Felisberto Hernández, Ribeyro, García Márquez, Bolaño, Arreola, Bioy Casares… la lista es interminable». En estos últimos años «todo esto está cambiando y, por fin, se está haciendo justicia y se presta mucha más atención a las mujeres escritoras porque realmente por su calidad literaria merecen este reconocimiento, tanto en la novela como en el cuento. Hay grandes cuentistas hispanoamericanas también se están publicando en España: Schweblin, Enríquez, Mónica Ojeda… una suerte para la literatura y los lectores», se congratula el editor de Cristina Peri Rossi, Mónica Lavín o Luisa Valenzuela.
A pesar de la emergencia de más literatura con firma femenina, Juan Casamayor puntualiza: «pareciera que publico más autoras porque tienen más eco, pero no todas venden lo que venden las más conocidas. Por otra parte, vengo de este último año en el que libros de escritores como José Ovejero, Eloy Tizón y Jorge Volpi nos ha ido muy bien».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.