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Después de tres décadas viajando Nicolas Jolivot decidió en 2019 contemplar su jardín y dibujarlo durante dos años. Y descubrió que los 300 metros cuadrados de parcela eran tan grandes como China, el país que más había visitado. Nada sabía del nombre de las flores, de la naturaleza parasitaria o simbiótica de cochinillas y escarabajos, ni distinguía a herrerillos, pinzones ni mitos. Los 'Viajes por mi jardín' (Errata Naturae) han sido su aprendizaje y una espectacular y placentera lección para el lector.
El descubrimiento de jazmín, clematides, lirios o geranios de sangre, el apunte de cuando florece el muguete, la aparición de jacintos, narcisos y tulipanes –todos ellos procedentes de bulbos– es el hilo conductor que va ampliándose en flores, enredaderas, árboles y el huerto. La flora convive con una fauna curiosa. Jolivot también cuenta la historia de esa parcela que ahora ocupa él, sexta generación, de una familia que la compró en 1821. Entre el Loira y el río Thouet, el vallado, la construcción de la casa en 1873, las inundaciones, la familia, tienen sus correspondientes narraciones gráficas. Aunque donde Jolivot despliega su imaginación y excelencia en la composición es en la exposición botánica. Un impresionante libro para legos y aficionados.
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