Joan Manuel Serrat, en su concierto de Valencia.

La última balada de otoño

Joan Manuel Serrat actuará por última vez en Valladolid mañana sábado en el pabellón Pisuerga

Carlos Roldán

Valladolid

Viernes, 30 de septiembre 2022, 00:10

La agotadora y exitosa gira 'El vicio de cantar 1965-2022' se detendrá el sábado en Valladolid. Solamente le esperan Zaragoza y San Sebastián antes de reanudar su segundo periplo por Latinoamérica que iniciará el 21 de octubre en México para llegar al final de ... este emotivo itinerario el mes de diciembre en Madrid y Barcelona, a escasos días de cumplir 79 años.

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El recorrido vital de Serrat y sus canciones son un ejemplo de ética y sensibilidad, en el que una generación se ha sentido representada no solo por sus valores sino también porque en un periodo oscuro de este país fue un referente humano y artístico. Sus versos y su música expresaban nuestros propios pensamientos que evidentemente no éramos capaces de transmitir por nosotros mismos. Unas canciones que entendíamos y nos emocionaban porque hablaba de nuestras cosas. Casi ninguno de nosotros había visto a una chica levantarse desnuda de la cama y vestirse rápidamente porque tenía que llegar a casa «antes de que den las diez».

Nos gustaba identificarnos con esa aventura porque la rigidez del horario habitual reprimía el programa de aquellos domingos. Era uno de los nuestros, una especie de intérprete de las interioridades que ya desde sus primeros temas anhelaba escapar «a pie» para liberarse de su infancia en su fascinación por la libertad. Mostraba una enorme capacidad de compartir sus esperanzas y sus frustraciones con miles de españoles. Su cultura de barrio no era un impedimento para encontrar esas palabras que nosotros no acertábamos a expresar. Era la utilización de un lenguaje común para contar la vida cotidiana, partiendo de un protagonismo fundamentado sin duda en sus experiencias personales y en el que lo ligero no fue nunca lo contrario de lo profundo.

Se marcha voluntariamente uno de los autores más importantes de la reciente historia de la música española. Un referente cuyas aptitudes no se limitan a la brillante biografía artística de un cantante sino de un creador que ha sabido plasmar en sus canciones la crónica de la España de los últimos sesenta años.

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Desde el primer concierto en el Beacon Theatre de Nueva York, el 27 de abril, se conoce más o menos el repertorio elegido para esta gira. Serrat dedica un tiempo a explicar al público sus sentimientos artísticos a lo largo de su larga carrera, pero aunque prescindiera de estos comentarios complementarios la elección del repertorio constituye un verdadero repaso a su biografía.

Retratos de una época

Surge la niñez de estrecheces y contradicciones en plena posguerra («Tenía una novia morena/Que abrió a la luna mis sentidos») y el recuerdo nostálgico a su madre aragonesa en 'Cançó de bressol', un tema en catalán con un recitado en castellano que en 1967 despertó en algunos recitales de Cataluña algunas reacciones intolerantes ante este supuesto bilingüismo, justamente el mismo año en que logró entrar en las listas de éxitos del momento con 'Cançó de matinada' lo que evidentemente favorecería su integración en el mercado nacional.

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Algunos autores, sin embargo, sostienen que Serrat es mejor poeta en catalán que en castellano. «Las primeras canciones de Serrat permiten la reconstrucción arqueológica de un pasado popular barcelonés, de las vivencias en un barrio barcelonés», asegura Manuel Vázquez Montalbán, una afirmación que puede ser trasladada posteriormente a la realidad española.

Su infancia está marcada por las coplas que se escuchaban a todas horas en la radio y que se cantaban a grito pelado en los patios de luces. una radio fundamental en sus primeros años y en los comienzos de su carrera. De ahí nace 'Romance de Curro el Palmo' y su predisposición a interpretar éxitos de Lola Flores como 'Ay, pena, penita pena', escrita por Quintero, León y Quiroga a los que rendiría homenaje en su tema 'Temps era temps'. Extraña simbiosis de influencias entre Concha Piquer y la canción española de los años cuarenta y Jacques Brel y la música francesa.

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Aparecen los retratos de unos personajes propios del momento como la 'Señora', a la que «se marchitó la fragancia» que tropieza con un pretendiente para su hija, «un soñador de pelo largo» que le increpa además por considerarle indigno de la educación recibida por la niña, tal vez una menor.

O la soledad de 'La tieta', un dulce retrato de la tía soltera que viene los domingos a casa con unos pasteles en la mano para justificar otra vez su presencia. O 'Penélope', un tema de éxito posiblemente inesperado, con música de Augusto Algueró, que se presentó al Festival de Música Popular de Río de Janeiro en 1969. O la alborozada 'Tu nombre me sabe a yerba', publicada en medio de la indignación de aquellos que no le perdonaban su renuncia a cantar exclusivamente en catalán. O su descripción de una 'Fiesta', perteneciente al magnífico 'Álbum Blanco', rebosante de fuerza que dibuja una verbena de efímera unificación social.

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El concierto comienza habitualmente con 'Dale que dale', un poema de su segundo disco dedicado a Miguel Hernández, continuación de las certeras adaptaciones de 'Para la libertad' o 'Nana de la cebolla'. La aportación de Serrat en este sentido es relevante. En 1969 publica el disco dedicado a Antonio Machado, cuyo modelo poético le impregna. La mayoría de nosotros, que conocíamos de la existencia del poeta, ignorábamos el contenido de su obra hasta escuchar la grabación. Mario Benedetti, León Felipe, Rafael Alberti, Luis Cernuda, García Lorca o Joan Salvat Papasseit también serían luego musicados por Serrat.

Transido por su tiempo

Sus poemas consiguen transmitir las emociones, las alegrías, las tristezas y la ternura sin renunciar a la canción de contenido social y no de protesta como aclara en varias ocasiones. 'Pare' es una muestra de su compromiso con la defensa del medio ambiente, el cuidado del planeta y en particular refleja su preocupación por la contaminación de los mares. Un compromiso que ya mostró en su primera etapa en castellano con un tema mediocre, 'Manuel', desde una perspectiva sociológica y crítica que luego continuó con 'Algo personal', 'Disculpe el señor 'o 'Niño silvestre'.

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Nunca rehúye un posicionamiento claro ante situaciones injustas, ni siquiera en los años setenta cuando, por citar un ejemplo, durante una actuación en el Club Natación de Pamplona muestra su apoyo a los trabajadores de una empresa que llevaban meses en huelga. Una vez finalizado el bolo policías de paisano le condujeron a la comisaría donde sufrió algo más que amenazas y fue castigado con una multa de 50.000 pesetas.

Para entonces ya había registrado 'Mediterráneo', su obra maestra, pletórica de inspiración. ¿Cuántas veces habrá tocado esta canción en un escenario con diferentes arreglos? Un lp que es un auténtico manual de nuestra juventud, «que tiene eso que buscamos todos, tiene frescura, reconoce Joaquín Sabina, oyes ahora alguna de sus canciones y parece que están hechas hoy o pasado mañana».

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En algún concierto de esta gira ha contado de forma excepcional con cantantes invitados como sucedió el pasado mes de julio en Vigo con la presencia sorpresa de Eva Amaral. Cabe suponer que los duetos en directo se intensificarán en la recta final de la despedida definitiva. En la segunda etapa de su trayectoria artística, probablemente a partir del disco 'En tránsito', se ha prestado a colaborar con cantantes tan dispares como Dúo Dinámico ('La la la'), Juan Pardo ('Anduriña'), José Guardiola ('Et maintenant'), Rocío Jurado ('Himno de Andalucía'), Luis Eduardo Aute ('De alguna manera'), Presuntos Implicados ('Te recuerdo, Amanda'), La Trinca y Manolo Escobar ('Qué bonito es Badalona'), Bonet de San Pedro ('Carita de ángel'), Juanito Valderrama ('Pena mora'), Alberto Cortez ('En un rincón del alma)', Amaya Uranga ('Palabras de amor'), Alejandro Sanz ('Romance de Curro el Palmo'), Mina ('Sin piedad'), Raphael ('Cantares'), Estopa ('Me'n vaig a peu'), Gino Paoli ('Penélope'), Pablo Alborán ('Paraules d'amor'), o Los Sirex ('Muchacha bonita'). Sin contar, claro está, las dos giras de 'El gusto es nuestro' con Ana Belen, Víctor Manuel y Miguel Ríos o su peregrinaje con Joaquín Sabina.

Una generación se despide

Serrat es el único de los grandes cantantes de los sesenta que ha anunciado su retirada de los escenarios. A Raphael ni se le pasa por la imaginación; Víctor Manuel concluye ahora su gira veraniega; Miguel Ríos lleva trece años diciendo que se marcha y Julio Iglesias no parece estar en condiciones de volver a cantar. Todos ellos tienen motivos suficientes para celebrar una despedida tras despachar excelentes grabaciones que ya han cumplido los cincuenta años de su publicación, pero ninguno ha alcanzado el reconocimiento de una obra como 'Mediterráneo', aclamado por unanimidad como el mejor disco de la historia de la música española.

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Pese a las alusiones al futuro y a las promesas de seguir componiendo y quizás visitando el estudio en alguna ocasión, la marcha de Serrat significa que una generación dice adiós a uno de sus símbolos y por consiguiente se despide de sí misma. La crónica de un concierto de la primera parte de la gira latinoamericana publicada en el diario 'El Sol' de México citaba a la escritora británica George Eliot para expresar el estado de ánimo de los seguidores del cantante, «solo en la agonía de la despedida es cuando los amantes comprenden la profundidad de su amor».

Precisamente esta misma semana su amigo Víctor Manuel, que estará presente en el punto final del mes de diciembre, ha aventurado que Serrat se arrepentirá de abandonar los escenarios. En una expresión muy gráfica ha dicho que uno debe dejarlo cuando «ya la escoba no barre». Serrat asegura, por el contrario, que mantendrá el contacto con la música, pero es cierto que a partir de 1987, tras el disco 'Bienaventurados', es posible que haya perdido una cierta frescura. El propio cantante admitía en 1998 a la periodista Margarita Riviere el esfuerzo que supone grabar. «Aunque en cada nuevo disco asegure mil veces que este va a ser el último que hago… Ese proceso se repite una y otra vez con su lado bueno y su lado menos bueno, como si no fuera un artista sino casi una fábrica».

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Solamente el propio cantante conoce el alcance de sus fuerzas para afrontar el futuro, pero, como él mismo ha desvelado, prefiere adelantarse antes que la biología le expulse de forma abrupta de los escenarios. ¿Es este el último leño que se quema en el hogar como se lamenta en su 'Balada de otoño'? 'El vicio de cantar' es el título de su extensa gira final. ¿Seguirá fiel a su promesa? El escritor Mark Twain lo tenía muy claro cuando se refería a uno de sus vicios: «Dejar de fumar es muy fácil, yo lo he hecho cientos de veces».

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