Los libros de la semana
Tres novelas a merced de los elementos: una 'Ventisca', un náufrago y un accidente de aviónLos libros de la semana
Tres novelas a merced de los elementos: una 'Ventisca', un náufrago y un accidente de aviónLos tres libros recomendados de esta semana comparten una veta común: todos ellos acompañan a personajes que han sido sacudidos por las inclemencias de la naturaleza. Tenemos a un hombre que cae en mitad del océano ('Un caballero en la deriva'), a una mujer que ... se adentra en una tormenta de nieve en Alaska y pierde a un niño pequeño ('Ventisca') y a una superviviente que conecta con un aparatoso accidente de avión ocurrido en el pasado.
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'Ventisca', de Marie Vingtras
Estamos en Alaska, en una pequeña comunidad de apenas tres casas desperdigadas. En una de ellas vive Benedict junto a Bess, su pareja, y un crío que lo llama papá. En otra está Cole, un tipo machista que desde hace años reside allí. También está Clifford. Y Freeman, un afroamericano que combatió en la guerra de Vietnam, se metió luego a policía y se marchó finalmente a vivir a este desapacible lugar apartado de todo.
Título: 'Ventisca'.
Autora: Marie Vingtras.
Editorial: Nórdica. 176 páginas. 19,50 euros.
¿Qué ha llevado a todas estas personas a mudarse allí? ¿Qué buscan o de qué escapan? La acción se despliega en una jornada de ventisca. ¿Quién se atrevería a salir de casa con el tiempo así, en medio de una tormenta? Pues la novela arranca con Bess a la intemperie, junto al niño. Pero, en un determinado momento, el pequeño se separa de su mano y lo pierde. La búsqueda de ese crío es el 'mcguffin' de una historia que, en el fondo, intenta responder a una pregunta: ¿Cómo de terrible tiene que ser un hogar para preferir la intemperie?
Los habitantes de aquella zona dicen que, cuando te pierdes en un temporal de nieve, hay que buscar una luz. Es la referencia. «Ya se sabe lo que representa una luz en la oscuridad o en la ventisca, cuando estás perdido. Debe de ser algo así como un faro en la tempestad para un marino. Quiere decir que hay un ser humano en alguna parte y que a lo mejor vas a poder sobrevivir a los elemento» (35-36). Pero, en ocasiones, esa luz no es guarida sino peligro. En capítulos que alternan la voz de los diferentes personajes, los conocemos poco a poco, sabemos de su pasado y el porqué llegaron allí. Entre ellos hay historias de violaciones, pederastia, abusos y asesinatos, embarazos no deseados, huidas y regresos. Y todos ellos están más conectados entre sí de lo que parece una mera relación de vecindad. Un libro muy recomendable.
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'Un caballero a la deriva', Herbert Clyde Lewis
Henry Preston Standish es un hombre prudente, tranquilo, insulso también. Tiene 35 años, está casado desde hace siete, dos hijos, un trabajo como corredor de bolsa en Nueva York, una vida acomodada, aunque no es consciente de sus privilegios. Pero, un día, el desasosiego se cuela en su rutina. Siente que algo le aprisiona, que su existencia se ha convertido en una cárcel de la que necesita escapar. Así que decide aparcar su vida anterior y emprender un viaje a Hawaii. Semanas después, se siente por fin con fuerzas para volver al hogar y se embarca en el Arabella, un mercante (que acepta un número limitado de pasajeros) que cubre la ruta entre Honolulu y Panamá. Una jornada, en mitad del viaje, Henry madruga más de lo habitual, se asoma al barco para disfrutar de infinito y, por un accidente con una mancha de aceite, cae al agua. Y a partir de aquí, el libro es una maravilla que dispara en tres direcciones.
Título: Un caballero a la deriva
A través de sus recuerdos, sabemos cómo era la vida anterior de Henry. Conocemos además cómo en el barco se enteran (con mucho retraso) del accidente. Y nos sumergimos junto a Henry en la inmensidad del océano, en unos capítulos estupendos y cada vez más estremecedores en los que sientes la fragilidad de su futuro. Vemos cómo poco a poco se despeja de la ropa, se despide de las pertenencias que tiene en el bolsillo, se da cuenta de dónde está el verdadero valor de la vida.
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Comprobamos cómo su ánimo vira desde un esperanzador rescate a la conciencia de que va a morir, cómo su vergüenza inicial (me van a rescatar desnudo) o sus deseos de contar con orgullo lo ocurrido (sobreviví varias horas solas en el mar) se convierten en miedo y soledad. Está convencido de que la tripulación del barco se dará cuenta de su ausencia y regresarán a por él, pero, en unos pasajes fantásticos, vemos no solo cómo nadie es consciente de que aquel hombre no está, sino que incluso, al descubrirlo, llegarán a pensar: «Qué pobre tipo aquel que ha decidido suicidarse en el océano». 'Un caballero a la deriva' es un gozoso descubrimiento, una lectura estremecedora sobre la fragilidad existencial, las apariencias inútiles, los verdaderos valores a los que debería tener nuestra vida. Un libro para no dejarlo pasar.
'Aterrizaje', Eva Piquer
Esta es una historia de supervivientes. Por un lado está la narradora, una mujer que sufrió pérdidas dolorosas de seres queridos, que todavía lidia con el duelo y los recuerdos, y que decide viajar a Islandia para visitar los restos de un avión que se estrelló allí en 1973. Por otro lado está Greg, el piloto de aquel avión, quien milagrosamente sobrevivió al accidente. Las historias de ambos se entrecruzan en esta novela donde es quizá excesivo el peso de la historia de Greg (narrada de forma aséptica, casi técnica) y donde el peso reflexivo, el motor de la lectura, está en el de esa mujer que descubre que «en una situación límite, solo debes preocuparte por seguir volando» (72).
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Título: 'Aterrizaje'
Autora: Eva Piquer.
Editorial: Tránsito. 144 páginas. 17,90 euros.
La autora hace avanzar la novela con pequeños capítulos, a veces píldoras de un párrafo, que funcionan como un puzle para asomarse a lo que le ocurrió a la protagonista, a cómo intenta sobreponerse. Y todo ello, con el recuerdo a autores que ya transitaron por estos senderos del dolor y la pérdida (Joan Didion, Paul Auster, Ana María Matute, Vivian Gornick, Natalia Ginzburg).
En ese camino para escapar del sufrimiento del pasado (Todo Aquello, lo llama la narradora), nos cuenta cómo es difícil volar con lastre («remontar el vuelo con alas de plomo», página 52), cómo el dolor ajeno asusta, como si fuera contagioso (56, y esto lo cuenta en un escenario de covid), cómo no estamos vacunados contra el dolor (82), cómo el recuerdo no es un consuelo ante la pérdida (88) y nos aferramos a la posibilidad de un después tras la tragedia (114). Siento que el libro está un tanto desequilibrado entre la historia de la mujer (más apasionante) y la del piloto (con párrafos que invitan a ser leídos en diagonal).
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