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De un tiempo que no volverá. El de la belleza radical, la creatividad, la inspiración, la bendita locura de los grandes músicos de jazz. De eso es de lo que habla 'Tocar la vida': el producto «de (casi) medio siglo trasegando por bares y habitaciones ... de hotel, acompañando al músico de jazz en sus alegrías y sus soledades». El testimonio de (casi) cincuenta años como escritor, como crítico y periodista de Chema García Martínez, una de las indiscutibles referencias de la música negra en nuestro país. Alma jazzística de los pies hasta la barba.
Un tiempo que en la gran cultura americana marcaron Scott Fitzgerald o Jacques Kerouac. El siglo XX del cine y del cómic. Y que en la música marcó sin duda el jazz. Entrevistas, retratos, crónicas, recuerdos… Un combo que da vueltas y vueltas «en torno a una especie en extinción». Una banda en la que, por no faltar, no falta un poema del propio autor dedicado al gran Bill Evans. Recordando una noche en el Balboa Jazz en la que «el poeta se hizo carne, y su carne, música». Ni tampoco una receta de pollo al estilo de Nueva Orleans, de la mano del guitarrista y vocalista Danny Baker. Un conjunto que se expresa con entera libertad. Que va con fluidez del corazón a los asuntos del escritor. Y que nunca pierde el tema principal. Ni el swing.
En esta fusión de textos, que se presenta prologada por el pianista y cantante de Chicago Ben Sidran, es posible, por ejemplo reconocer la voz de Benny Carter hablando de Tete Montoliu y diciendo: «Me cuesta recordar un solo intérprete fuera de los Estados Unidos capaz de hacer lo que él hace». O viajar al pasado para entrar en la casa de campo de Sonny Rollins, doscientos kilómetros al norte de la Gran Manzana, y escucharle preguntar por la situación en el País Vasco, o por el gobierno de Aznar. Y oírle decir que «improvisar es como vivir un trance espiritual, no es algo que se pueda analizar mediante la razón».
Entrar en la casa de Sonny Rollins o en la de Ornette Coleman, el maestro del 'free', situada en este caso en pleno distrito de la moda de Nueva York. ¿Se puede tocar una idea?, le pregunta el entrevistador al saxofonista. Pues sí: «Las ideas tienen imagen y sonido y salen ya completas del cerebro». O también en el coqueto apartamento de Abbey Lincoln, en el Upper Manhattan: «No existe nada que se llame jazz. Lo que llaman jazz es una forma de canción que trata sobre la existencia en su más alta expresión».
Los santos de la música negra, pero también sus demonios. Esos «Fernando Fernán Gómez del jazz» que luego no lo son tanto. Véase Keith Jarrett, John Zorn, Manfred Eicher o Miles Davis. Miles: «Un hueso duro de roer, un tipo desagradable cuando se le venía en gana, arrogante y chulo, salvo que casi siempre tenía razón». Demonios o, simplemente, malditos, como Chet Baker, Malik Yakub o el mencionado Bill Evans. O lunáticos, como Sun Ra, Cecil Taylor y Hermeto Pascoal. Todos locos maravillosos, como Randy Weston o el gran Jerry González, que comparte en este libro con nosotros, su personal 'playlist' para echarse a la carretera. Empezando por Jaco Pastorius y terminando por Tito Puente. Jazzistas americanos, europeos y también de aquí. Tan de aquí como Tete, Jorge Pardo o Paco de Lucía.
Y al lado de los testimonios de los grandes nombres, también la propia experiencia del escritor. Como en su descubrimiento del nirvana en la voz del saxo de Dexter Gordon, en un campo de fútbol de tierra en el barrio de Moratalaz. DG: «Un viejecito tierno y loco», embebido observador «de la suprema belleza de las hierbas y las florecillas». Un coloso «que ha descubierto la belleza en la lentitud, la plenitud de una nota, el éxtasis cotidiano que conduce a la contemplación del sonido». Eso es.
«Cuando oigo el sonido de un hombre, ésa es para mí su contribución», dijo John Coltrane. Chema García Martínez, como Abbey Lincoln, sabe bien que si se puede hablar de jazz es únicamente a través de sus músicos. Porque «el jazz es el músico de jazz». De esas bestias maravillosas nos habla en primera persona este libro. Un libro para leer y para tocar, Para tocar con él la vida.
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