josé valín alonso
Viernes, 16 de abril 2021, 06:57
El afán por vincular algunas de nuestras poblaciones con la Antigüedad Clásica, inclinó a ciertos estudiosos en tiempos pasados a identificar, sin mucho fundamento, el nombre de Tordesillas con una supuesta *Turris Silae, «Torre de Sila», que elevaría la fundación del enclave al s. I ... a. C. relacionándola con el famoso protagonista, junto con Mario, de las guerras sociales itálicas.
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La información aportada por la documentación medieval permitiría desmontar aquella hipótesis etimológica al conocerse que la histórica población asentada sobre el escarpe ribereño del Duero aparece mencionada como Autero de Sellas en tiempos de Alfonso III (Principios del s.X) y como Oter de Siellas en las crónicas de Alfonso XI (s. XIV).
Información que permite reconocer su nombre originario como *Auterum Sellae, es decir »Otero del Sella», y su evolución fonética posterior en la lengua romance siguiendo la secuencia: *Auterum Sellae > Autero de Sellas> Oter de Siellas> *Otor de Sillas> Tordesillas. Secuencia en la que se aprecia la asimilación como o de la e de Oter, generándose *Otor, así como la diptongación del antiguo Sellae como Siellas, siguiendo en este último término la misma pauta de la voz común latina homónima SEDLA que daría lugar a la aparición del segmento «Sillas» en el topónimo definitivo.
Así pues, la etimología del nombre de esta histórica población se muestra como un claro topónimo descriptivo del emplazamiento: Un Otero o Mirador—pues ambos sentidos tenía Oter si atendemos al del verbo «otear»—desde el que se contemplaba o dominaba un espacio caracterizado como Sellas.
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El primer segmento del compuesto toponímico, Autero, se evidencia como una clara construcción romance sobre altus, «alto», siguiendo el modelo latino de Altarium, pero con la sustitución de la l implosiva por u, bastante habitual en las lenguas peninsulares, como puede contemplarse en las secuencias salce> sauce o en saltus> sauto>soto. Alteración fonética que daría lugar en determinados períodos al uso de oto/ota como adjetivo en lugar de «alto», tal como se aprecia en términos como Ribota (
El segmento final del topónimo, Sellae/ Sellas, ofrece sin embargo una mayor complejidad interpretativa a la que se dedican las siguientes líneas.
Cabría, en un análisis superficial, considerar que el compuesto fuera una formulación vinculada a la repoblación asturleonesa del s. X, correspondiente al período en que Alfonso III el Magno alcanza a ocupar la margen derecha del Duero. La denominación de este como Sella vendría a ser, en este supuesto, una extensión al gran cauce de la Meseta del hidrónimo que aún detenta el conocido río astur.
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Algunos indicios y circunstancias que pasan a exponerse, permiten sin embargo, otra interpretación.
Conocemos, en efecto, el nombre prerromano de dicho cauce, transmitido por P. Mela como Salia Amnis, es decir, «Río (Amnis) Salia», que nos informa de que la antigua denominación de aquel curso fluvial era Sal-ia, voz que se ha relacionado por reputados tratadistas con un conjunto de términos hidronímicos caracterizados por Krahe a mediados del s. XX como pertenecientes a una arcaica lengua indoeuropea, el alteuropaischt o antiguo europeo, previa a la de griegos, latinos, celtas, germanos, baltos, eslavos o ilirios. Lengua que ocuparía, antes de la extensión de estos pueblos, buena parte del territorio europeo.
El mencionado investigador identificó la raíz hidronímica Sal en numerosos términos hidráulicos europeos como Sala en Escandinavia, Seile en Gran Bretaña, Salantas y Salotas en el Báltico, asumiéndose igualmente como evoluciones del citado Sal-ia, los actuales Haile y Hail británicos, así como los centroeuropeos Saale, Sala, Salica ( hoy Salke ), Salusia ( actual Seltz) o Saalach. Posteriores investigadores de su escuela han identificado como vinculados a la misma voz los franceses Seille, Salara (hoy Saudre), Salanza, Salence o Salanta.
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Por lo que a España se refiere, además del mencionado Salia Amnis, se han venido vinculando con aquella vieja raíz otros antiguos *Sal-ia como el Saja cántabro, el cacereño Salor y el actual Jalón, el Salo prerromano.
La evolución de Sal-ia como Sella se ha explicado, al igual que la del Seille francés, por una infección vocálica de su primera sílaba, provocada por la yod (sonido y) del sufijo posterior ia, antes de su palatalización como ll. Todo lo cual generaría un estadio cercano al de *Sailia, con cierre vocálico de la a, antecedente directo del actual Sella.
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Los antecedentes mostrados ponen ante nuestros ojos la posibilidad de que el Sella de nuestro topónimo ribereño, lejos de ser una traslación a la meseta del hidrónimo astur, fuere el resultado de la aplicación de las pautas evolutivas y compositivas del romance a un término preexistente como denominación precéltica del Duero, Salia, resto de aquellas arcaicas lenguas alteuropaischt.
Los indicios sobre los que apoyar tal hipótesis, más allá de la concurrencia de los mencionados Sella, Saja, Salor o Salo, son escasos aunque significativos. Se relacionan a continuación.
Cabría en primer lugar aportar los compuestos toponímicos correspondientes a dos asentamientos salmantinos, Saucelle y Fermoselle, adyacentes al gran cauce. Todo apunta a que los segmentos finales de ambos, celle/ selle, lejos de vincularse a fórmulas de diminutivo «a la portuguesa», vendrían a corresponder a la formulación en el romance repoblador de esta comarca, del antiguo Sal-ia, la denominación arcaica del Duero.
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Sin espacio aquí para profundizar en la justificación de esta propuesta, cabe apoyar la presencia de aquella voz que habría designado al gran cauce en ese territorio, en el nombre con el que se viene designando la comarca ribereña en la que aquellos se asientan, Sayago, generalmente asumido como evolución de un antiguo *Saliacum, cuyo segmento final acum – claramente reconocible como la conocida voz celta con el sentido de «gens, clan o pueblo»—permite interpretar el corónimo como «Gentes o Pueblo (Acum) del Río (Sal-i)». Término construido en la lengua celtovetona, determinando al sustantivo acum por la antigua denominación del cauce, Sal-ia, en un idioma preexistente.
Puede igualmente reconocerse el rastro de la presencia del Sal-ia arcaico del Duero, aplicado en el nombre de dos de sus afluentes, Adalia y Adaja (
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También se reconoce la misma raíz hidronímica Sal dentro de la cuenca del Duero en las denominaciones de dos poblaciones ribereñas del Esla y cercanas a Riaño-- Salio y Salamón --presumibles referencias a una perdida designación del gran afluente zamorano-leonés.
Pero donde acaso se muestra más explícito el empleo de la voz arcaica Sal aplicada al Duero es el nombre del pueblecito soriano de la cabecera del gran río, Salduero, sin duda una referencia al cauce junto al que se asienta. Referencia que cabe analizar como un compuesto construido en la lengua céltica utilizando la palabra Turi/ Duri -- latinizada como Durius para la designación común de los ríos—determinado por Sal, el nombre precéltico del gran curso fluvial.
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En aquel viejo compuesto, *Sal-Turius / Sal-Durius, equivalente a «Río Sal» en la lengua céltica , se habría mantenido hasta hoy la antigua fórmula hidronímica alteuropaicht aplicada al Duero.
Así, la acumulación de indicios aportados hasta aquí, aunque ninguno de ellos por sí solo sea concluyente, permite asumir con razonable plausibilidad una arcaica denominación del Duero como Sal-ia. Denominación perdida con carácter general con la ocupación romana que asentaría como designación común del cauce la de Turius/Durius—latinización en us del Turi/Duri celta—que no solo se aprecia en el gran río de la Meseta, sino en el Turia valenciano, el Torío leonés o en la vieja denominación del Queiles aragonés que se muestra bajo el compuesto Turiasso, precursor de la actual Tarazona, ribereña de aquel cauce.
De los viejos hidrónimos preceltas que empleaban como base la voz Sal-ia, tan solo quedan vestigios vinculados en general a topónimos ribereños salpicados por la geografía hispánica.
Auter de Sellas, el «Otero / Mirador del Sella», la actual Tordesillas, es probablemente uno de esos restos toponímicos más significativos y no resulta exagerado postular para el empleo de la voz Sal-ia como nombre del Duero en la comarca, del que procedería el posterior Sellas, una antigüedad superior a la del 1500 a. C.
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¿Sería Sal-ia la denominación común del río entre los protovacceos precélticos? Existen razones para contestar afirmativamente a esa pregunta, pero razones de espacio impiden dar cuenta de ellas.
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