![Suspense en torno a Scarlatti](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/03/22/helene-gestern-a-ecrit-plusieurs-romans-ou-la-photo-joue-un_5004411_676x507p.jpg)
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Así como el ensayo procura algunas novedades reseñables en torno a la música cada temporada, en la ficción son contadas. La francesa Hélène Gestern publica '555' (Periférica & Errata naturae), novela en torno a una partitura inédita de Scarlatti, que se adentra en ese mundo a través del taller del luthier, de un reputado musicólogo y de una clavecinista. Todos están entrelazados por el compositor barroco.
El luthier trabaja con un carpintero, dos oficios contiguos y diferentes, como sus artesanos, como sus talleres. El primero, de vida pendenciera y desordena, es hábil con tapas y arcos. El segundo, tan metódico como melancólico, está noqueado por el abandonado de su esposa. Les mueven distintas razones hacia un mismo objetivo, recuperar el cuadernillo hallado en el forro de la funda de un instrumento. La partitura es el hilo conductor de una acción que también pasa por la musicología, por una autoridad reconocida internacionalmente y fiscalizada por su departamento universitario. Con Rodolphe Luzin-Farge, el lector visita subastas de anticuario (menos sugerentes que las de Vikram Seth en 'Una música constante') y la vida académica que le financia. Hace mucho que el profesor esquiva las clases pese a que la cátedra es el trampolín de sus negocios a ambos lados del Atlántico. Por su parte, Manig Terzian, la intérprete, vive la partitura. Junto al carpintero son quienes sienten la trascendencia de esas pocas notas. Música profesional, entregada al estudio y sometida a la agenda, comparte su vida con otra mujer y una niña que han criado juntas. En esto coincide con Lidia, el personaje de Cate Blachett en 'Tár', la película en la que encarna a una directora de orquesta.
La partitura es la excusa. Los capítulos son piezas de un puzzle con nombre propio, alternándose en la exposición de la información. Hay una voz misteriosa, un narrador omnisciente que observa divertida. Conoce las debilidades de cada uno, mueve los hilos sin dar pistas, maneja a todos, incluido al lector.
Gestern parece haberse asomado someramente al mundo de la música antigua y ha quedado deslumbrada por sus posibilidades resultando a menudo demasiado explicativa. Domenico Scarlatti es especialmente interesante para el curioso español por trabajar en la Corte madrileña como maestro de Barbara de Braganza lo que determinó que aquí compusiera la mayor parte de su obra, dedicada al clavecín. Entre las atribuciones posibles de la partitura se barajan coetáneos nacionales como Blasco de Nebra, Sebastián de Albero y Antonio Soler. Esa alambre musicológica apenas la transita Gestern, quien prefiere pasiones humanas más primarias y socorridas. La clave reside en esa voz omnisciente, en una venganza urdida desde lejos que retrata a los implicados.
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