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Podíamos decir que los Premios Pritzker son un evento anual, en el que se debate sobre el reconocimiento a la obra de afamados arquitectos de todo el mundo y suele ganarlo uno que es japonés. El comentario parodia la conocida definición de Gary Lineker sobre ... el fútbol, donde juegan dos equipos de 11 jugadores y solían ganar los alemanes; pero el tiempo pasa para casi todos y Alemania perdió su hegemonía futbolística. No es el caso de Japón, que consolida su dominio en los Pritzker y, de 46 convocatorias, ocho han sido ganadas por nipones, pero desde 2010 ascienden a cinco (33%) y tiene muchos nombres en lista de espera (Kengo Kuma, Sou Fujimoto, Hiroshi Hara… o mi admirado Yoshio Taniguchi, que espero gane pronto, pues va camino de cumplir 87 años.
Riken Yamamoto es el último en incorporarse a este particular Olimpo, en el que ya estaban Kenzo Tange, Fumihiko Maki, Tadao Ando, Estudio SANAA, Toyo Ito, Shigeru Ban y Arata Isozaki. Yamamoto no es tan conocido como otros colegas, pero la decisión está plenamente justificada, pues al rigor formal de la arquitectura japonesa, le añade una obra amplia, que aborda varieidad tipológica y, como refleja el acta del jurado, un especial interés en la implicación de los usuarios en el diseño, desde su privacidad a su relación con espacios públicos asociados que fortalecen a la comunidad; un empeño oportuno en tiempos de empoderamiento que, seguramente, habrá atraído al presidente del jurado, el arquitecto chileno Alejandro Aravena, ganador del premio en 2016. Como argumenta el jurado: «Yamamoto es merecedor del Pritzker por recordarnos que en arquitectura, como en democracia, los espacios deben ser creados por la voluntad del pueblo… Para Yamamoto un edificio tiene una función pública incluso cuando es privado».
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¿Por qué esta hegemonía japonesa en la arquitectura? Seguramente la respuesta hay que buscarla en la singularidad de la cultura japonesa y sus raíces sintoístas, que guardan un respeto a la naturaleza y sus espíritus; el orden y el minimalismo así lo expresan, con evidentes influencias en el Movimiento Moderno. Tras conocer el Palacio de Katsura, Mies Van der Rohe dio por terminada la correspondencia que mantenía con Le Corbusier sobre la arquitectura moderna; para Van der Rohe fue una visión sobre la que había poco que mejorar. La precisión es propia de los estrictos protocolos en las relaciones sociales. Además, Japón se asienta en una de las zonas con mayor amenaza de riesgos naturales, como terremotos, maremotos… y los ciudadanos, desde los cuatro años, son educados para afrontar este tipo de emergencias, lo que debe influir en el modo de vivir.
El encuentro de las dos culturas, nipona y occidental ha dado lugar a un país con una fascinante mezcla de tradición e innovación. Sin renunciar al repertorio de materiales y referencias tipológicas vernáculas, la arquitectura japonesa ha explorado diversas vías de la modernidad, desde el hormigón funcionalista de Kenzo Tange, el metabolismo de Kisho Kurokawa, la fusión autodidacta de Tadao Ando, la inmaterialidad de SANAA, las envolventes de Toyo Ito… Son referencias que muestran la variedad de la producción arquitectónica, a la que se añade una calidad y precisión de los acabados que no admiten competencia.
La arquitectura vernácula japonesa surge en sus materiales como una extensión de la naturaleza, a ello contribuye la pureza de sus materiales dominantes (madera, textil y papel) a los que se incorpora la piedra. Su organización espacial es muy versátil por la movilidad y ligereza de sus paredes correderas, los 'shoji' y los 'fusuma', tabiquerías traslúcidas u opacas, respectivamente. Otro elemento característico es el 'engawa', un pasillo cubierto perimetral, que funciona como espacio de transición entre la vivienda y el jardín. La 'internacionalización' del movimiento moderno desplazó su predominio a otros materiales: hormigón, acero y vidrio pero, a pesar de ello, las nuevas tipologías recuperan elementos tradicionales en la organización de espacios de transición o la flexibilidad de compartimentos. Riken Yamamoto es un ejemplo de ello, en especial cuando interviene en ambientes de fuertes densidades. Como sucede en la mayoría de sus proyectos, desarrollados en Japón, Corea del Sur, Suiza y China.
Riken Yamamoto
Arquitecto
Yamamoto inicia sus trabajos bajo la influencia tradicional, como se aprecia en la Villa Yamakawa (1977) su primera obra, donde los espacios domésticos se fragmentan en rotundos pabellones de fábrica según sus funciones y la madera los envuelve bajo una cubierta a dos aguas y un 'zócalo-tatami' del suelo del que emergen. El espacio de arquitectura cubierta entre pabellones se convierte en la estancia principal abierta al jardín, creando una transición para disfrute de la naturaleza, que prevalece respecto a la solidez de la arquitectura. Pero su evolución es muy rápida hacia una arquitectura más tecnológica, construida en vidrio, aluminio y acero, diseñando tipologías de «artefactos» residenciales, como el Gazebo (1986), su propia residencia en Yokohama. La influencia se aprecia en otros conjuntos residenciales, como las 110 viviendas de Otakubo (1991) su primer proyecto de viviendas sociales: en estos proyectos plantea uno espacios intermedios para la convivencia en comunidad. Pero no se limita a ordenar «lo nuevo», como explica: »cuando se construye un edifico, además de aquello que pida el cliente, hay que pensar en la gente ya establecida a su alrededor, por lo que intento no sólo no molestar, sino contribuir de forma positiva. Los arquitectos tienen esa responsabilidad. Y por eso, aunque sea una vivienda pequeña, que se construye en una comunidad, la postura de los arquitectos es intentar a buscar la contribución a la comunidad alrededor. Para mí es un honor que hayan valorado que soy aquel arquitecto que hace la arquitectura que respeta la vida diaria».
El valor de lo cotidiano se refleja en la calidad de sus variados proyectos. destaca la supermanzana de la Universidad de Saitana (1999), con una importante edificabilidad pero, para compensar la carencia de espacio libre, en el interior de la manzana convierte las cubiertas en un sistema transitable para el ocio y el paseo con plataformas, que surgen entre el espacio de un sistema interior de calles-pasillo entre módulos de trabajo. La transparencia e intercomunicación visual y de espacios de convivencia se aprecia en el Cuartel de Bomberos en Hiroshima (2000) cuya actividad es visible desde el exterior. Es sorprendente el Ayuntamiento de Le Fussa (2008), asentado sobre un zócalo de dos a tres plantas, que ocupa toda la manzana y cuya cubierta genera una topografía convivencial, sobre espacios cubiertos de donde surgen dos torres de oficinas, el resultado con influencias·post-modern» recuerda a Toyo Ito. Como ejemplo de edificio cultural debe destacarse el Museo de Arte Yokosuka (2007), un edificio semienterrado con una espectacular relación con el paisaje. El Conjunto residencial «Shinonome Canal Court» en Codan es un ejemplo de la elegancia de este tipo de comunidades, aunque la mayoría de las viviendas son muy reducidas, sobre 45 m conjuntos residenciales.
Los trabajos en el extranjero se centran en Suiza, Corea Sur y, en especial, China que supone un desafío mayor en el tratamiento de espacios de gran densidad. 'El Círculo' en el aeropuerto de Zurich (2020) afronta un complejo núcleo de tráfico, aparcamientos, usos múltiples y densidades, con construcción de altísimo 'standing' donde Yamamoto consigue crear un parque que supone un remanso en el ámbito tan densificado que lo rodea y dentro de la mezcla de usos e interactividad, habituales en Yamamoto. Corea del Sur acoge el conjunto residencial de Pangio (2010) a 40 kms de Seul, se emplaza en el límite de un bosque en ladera, en ese medio tan orgánico, los edificios acusan cierta rigidez formal fruto de una modulación estricta, pero plantea la permeabilidad relacional de la planta baja, según el 'efecto engawa' del tradicional pasillo perimetral, que contrasta con la mayor privacidad de la planta primera. Los proyectos de China tienen otra escala; empezando por la impresionante Biblioteca de Tianjin (2012), con la ligereza luminosa de su espacio interior, escalonado y abierto, en continuidad con el espacio exterior. El caso del conjunto de Jian Wai Soho acoge una elevada densidad, con veinte torres, y gran variedad de usos, recurriendo al zócalo de tres plantas para posibilitar la relación y absorber la movilidad inducida por tan fuertes densidades.
La obra de Riken Yamamoto expresa la imparable Revolución Urbana, más acusada en determinados contextos culturales, como extremo oriente y la expansión China. Podría parecer Arquitectura Futurista, pero carece de sentido pues ya está aquí y hablamos de hiperdensidades, con dificultades para ocupar suelo en algunos lugares. Se recurre a arquitecturas ligeras, incluso trasparentes, pero es un contenido urbanístico abrumador, donde deben edificarse volúmenes que aporten el espacio público que no puede lograrse en la calle. Yamamoto da respuestas con sus grandes zócalos relacionales, la multiplicidad de usos, la ligereza de la luz derramada sobre plataformas, la sutileza del tránsito de lo público lo privado… La justicia del premio y la elegancia de los edificios de Yamamoto y otros magníficos arquitectos, a veces distan de valores ambientales o sostenibles que, en esta ocasión, no han prevalecido en el Pritzker. En cualquier caso, cuando no se vea claro el ganador de este tipo de premios, siempre nos quedará Japón, pues seguro que hay candidatos con méritos suficientes. Sin ir más lejos, yo he citado a varios.
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