La escritora Tanith Lee. EL NORTE
El talismán de la costurera

'El señor de la noche', un libro discreto y poderoso de literatura fantástica

«Todos tenemos prejuicios. Yo mismo llegué a cogerle tirria a ese tipo de fantasía heroica o épica megalómana, con sus argumentos resobados y casi calcados»

Miércoles, 30 de noviembre 2022, 12:25

El señor de la noche', de Tanith Lee, regresa a las librerías y eso es una buena noticia. Es un libro discreto, pero poderoso. Discreto porque no es, o al menos no era, el primer libro que la mayoría de los seguidores del género –perdón por el 'palabro', no me gusta, pero es útil– mencionaría en una conversación sobre literatura fantástica. Probablemente ni siquiera el último. En una conversación así surgirían antes títulos como 'El señor de los Anillos' de Tolkien o 'Un Mago de Terramar' de Úrsula K Leguin (aunque conozco a gente que se proclama fan de la fantasía que torcerá el gesto al escucharlo) o Elric de Moorecock o 'Canción de fuego y hielo', de Martin o, ejem, para gustos están los colores, los muy sobrevalorados libros de La Dragonlance, que, aunque yo menciono el último, no pocos pondrían en primer lugar.

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Nadie o muy pocos mencionarían 'El señor de la noche'. Es posible que algunos lectores empedernidos de fantasía ni hayan oído hablar de él, a pesar de que la edición de Martínez Roca, no demasiado difícil de encontrar, lleve dando vueltas por librerías y saldos desde los años 80. Eso es porque muchos lectores de fantasía piensan o tienen el prejuicio de que la fantasía es solo la épica o heroica. Si les sacas de una ambientación más o menos nórdico medieval con sus elfos –o similares– dragones y orcos y guerreros llenos de quincallería y magos piromaniacos, que desarrollan sus aventuras en sagas interminables de libracos de no menos de quinientas páginas, sencillamente se sienten perdidos.

Todos tenemos prejuicios. Yo mismo llegué a cogerle tirria a ese tipo de fantasía heroica o épica megalómana, con sus argumentos resobados y casi calcados. Y sin embargo, aunque raro en su género, bien se podría decir que 'El señor de la noche' contiene todos los elementos de la narrativa heroica al uso: uno puede encontrar héroes, hay magos y magia en abundancia, conquistadores terribles y dragones. Y sobre todo, hay un señor oscuro, Azhrarn, príncipe de los demonios y gobernante del inframundo, que, a diferencia de otros tantos señores oscuros, no está empeñado en conquistar el mundo, y que es el protagonista indiscutible de la novela, incluso cuando está entre bastidores.

Ese es uno de los puntos que hacen de 'El señor de la noche' una novela poco usual, porque nos cuenta las aventuras de un ser malvado cuyo mayor placer es hacer jugarretas a este pastor o aquella emperatriz, a veces con consecuencias catastróficas que pueden alcanzar a la humanidad entera. Así vemos pasar siglos e imperios, amores épicos, batallas, hazañas, pesares, en una serie de historias encadenadas, y todo ello en poco más de 300 páginas. Estas páginas, y la maestría narrativa de Tanith Lee, una rara mezcla de detallismo barroco y poética concisión, serán bastante para que ese mundo plano se nos grave en corazón y cabeza. Y si queremos más, Tanith Lee escribió cuatro libros más sobre la tierra plana, desgraciadamente aún no traducidos. Una obra que en su momento, aunque nadie se dio cuenta, fue innovadora, soterradamente influyente –estoy convencido que 'The Sandman' le debe algo– y que contribuyó a una muy necesaria evolución del género cuyos interesantes frutos estamos viendo desde hace unos años.

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