La literatura como lugar de resistencia

En Los lenguajes… la naturaleza de la ficción sigue presente. De dónde proviene esta sino de los cuentos maravillosos que surgieron en los inicios de la Humanidad y que hemos escuchado una y otra vez en nuestra infancia. De ahí pasamos a una ficción más elaborada hasta llegar a la novela. No solo esto le interesa sino que la ficción maravillosa le sirve para explicar las razones por las que el realismo no es suficiente y por qué los escritores – al menos algunos – se apoyan en el realismo mágico. Las suyas entran dentro de este grupo, nos cuenta, porque la realidad es maravillosa y la descripción 'realista' de la misma es insuficiente.

En ensayos anteriores, sobre todo en 'Patrias imaginarias', arguye que el realismo mágico es el modo literario propio de aquellos autores que provienen de tradiciones que no tienen relevancia en el mundo contemporáneo. Se refiere a todos aquellos países que fueron colonias de naciones europeas; da igual que sea la India, Colombia o Cuba. En Los lenguajes… cambia el argumento y habla de la literatura de escritores migrantes. Estos son multitud hoy en día y se caracterizan por escribir un tipo de novela en que lo maravilloso tienen gran importancia.

Al hilo del realismo escribe sobre la autoficción y la autobiografía, modos que le parecen insuficientes, dando argumentos de una sutiliza extraordinaria. Y habla también de la naturaleza proteica de la novela, cuyos inicios están en El Quijote pero también en Tristram Shandy. Por cierto, El Quijote lo reescribió en 2019, y en uno de los ensayos del libro que reseño a los escritores que prefieren el modo maravilloso los llama hijos de Tristram Shandy, siguiendo a Milan Kundera, y también hijos del Quijote y de Sherezade.

En otro de los ensayos cuenta cómo surgió 'Hijos de la medianoche', y cómo el elemento biográfico es solo el punto de partida, necesario pero insuficiente e incluso perjudicial si la imaginación no logra alzar el vuelo.

En la segunda parte del libro escribe, como suele ser habitual en Rushdie, de otros autores: Philip Roth, Cervantes, Gabriel García Márquez (es este un ensayo en el que Rushdie deja ver claramente su admiración por el colombiano), Hans Christian Andersen y algunos más. También los textos que escribió para el Club Pen tienen como tema otros autores, aunque luego pasa a artistas como Ai Weiwei, el fotógrafo Sebastiao Salgado, el periodista Christopher Hitchens (de quien también da un retrato leal a la amistad que los unió), y a Osama Bin Laden, para recordarnos la complicidad paquistaní con el terrorismo islamista.

El libro lo remata con un pequeño recuento de cómo vivió la pandemia y las respuestas al cuestionario Proust, tarea en la que es fácil salir mal si uno carece de ingenio y descaro. En cualquier caso, el libro de ensayos Los lenguajes de la verdad nos da una vez más al gran escritor Salman Rushdie, en lo que tiene que ver con la naturaleza de la ficción y las derivadas políticas, y sociales, que tiene vivir con libertad con todas sus consecuencias.