La ligereza de las culturas compuestas y abigarradas
'La ligereza' es un libro sugerente que va de la crítica literaria o cultural al ensayo más personal, rayano en lo memorialístico
Toda obra de arte memorable es ligera, incluso si tiene la longitud desmesurada de En busca del tiempo perdido. La obra de arte que termina ... por ser clásica es siempre una obra en que el esfuerzo queda siempre escondido. Esa ocultación es una deferencia que el autor tiene para con el lector o con el espectador. Son ligeras porque no quieren ser religiosas ni seculares: van de lo uno a lo otro sin descanso en busca de eso que llamamos arte.
El exceso de política hace que la obra sea estomagante pero sin política, añade Cárdenas, no hay buena obra. Lo mismo ocurre con el horror o con la muerte; sin el roce con estos es muy difícil que una obra trascienda su tiempo. Al final, el arte, hecho de política y mortalidad, rozado por el horror, es ligero porque tiene los atributos de la vida, siempre ligera. Este es el resumen del ensayo que da título al libro de Cárdenas. Habrá quien no esté de acuerdo y prefiera la pesantez del ensayo que da vueltas sobre sí mismo en un estilo pomposo y altisonante, como si la verborrea fuera a ocultar la pobreza de las ideas. Quizás no siempre sea la ligereza trasparente pero sí que desde luego no será nunca esa oscuridad hueca.
El arte, hecho de política y mortalidad, rozado por el horror, es ligero porque tiene los atributos de la vida
En 'Dos jergas de la autenticidad', elucubra con tino acerca de la autenticidad de lo popular, en el sentido que Pier Paolo Passolini lo utilizó frente a otros tipos de autenticidades mestizas, por ejemplo la expuesta por el martiniqués Édouard Glissant. Toda organicidad popular es un mito (al que, aunque sepamos de su falsedad, le seguimos otorgando veracidad). Las sociedades, y por lo tanto las culturas, son compuestas (de ahí que carezca de sentido hablar de apropiación cultural, por lo que tiene de remisión a lo atávico orgánico). Para romper la absurda dialéctica entre estos dos puntos, Cárdenas recurre al concepto de abigarrado de René Zavaleta Mercado. Lo abigarrado niega la resolución armónica de la mezcla y el conflicto; por el contrario, es la fisura y el contorno irregular.
Con estas ideas y con la de territorio como sedimentación de vivencias y saberes dentro de una geografía concreta arma un libro sugerente que va de la crítica literaria o cultural al ensayo más personal, rayano en lo memorialístico.
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