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El ataque terrorista de Hamás contra Israel, con 1200 israelíes asesinados (entre los que hubo mujeres violadas y bebés degollados), ha vuelto a poner de manifiesto la necesidad de una solución para lo que llamamos el problema palestino. Las repetidas llamadas a un alto el ... fuego, el reconocimiento del estado palestino que algunos países vuelven a propugnar, la posibilidad de otra conferencia de paz son síntomas de ignorancia o de mendacidad. Para aclarar la inutilidad de mucho de lo que ahora proponen algunos gobiernos el libro Profetas sin honor es una inmejorable ayuda. A la ignorancia en la cuestión palestino-israelí (el hecho, por ejemplo, de que ya había judíos en Samaria y Judea antes de que los palestinos tuvieran una identidad política), se unen el narcisismo identitario, la victimización propia y el irredentismo propios de la sociedad actual. Así las cosas, es difícil que haya quien pueda ver más allá de las apariencias.
Profetas sin honor Shlomo Ben Ami. Trad. Ana Isabel Sancho.Editorial RBA. 624 páginas. 2023
Shlomo Ben Ami es una de esas pocas personas. Embajador en España y miembro de algunos gobiernos israelíes, negoció en la conferencia de paz orgaizada por Bill Clinton en Camp David en el año 2000. A pesar de que muchos creen que fue precipitado, el equipo del presidente norteamericano preparó la reunion concienzudamente con las dos partes. Si al final no llegaron a nada, se debió a que, como es bien sabido, el líder de los palestinos, Yassir Arafat, nunca perdió una oportunidad para malograr un acuerdo, así como al miedo del presidente israelí, Ehud Barak, de que los israelíes pensaran que había ido demasiado lejos. Ben Ami narra las reunions y esboza semblanzas de los máximos líderes palestinos con quienes conversó y llegó a acuerdos, que luego Arafat despreció. También critica a su propio gobierno y ensalza el interés de Clinton, sin duda el president estadounidense con un interés más sincero para arreglar la situación.
Si bien los israelíes querían un acuerdo de paz definitivo, y para ello estaban dispuestos a tomar en consideración los puntos irrenunciables de los palestinos, estos lanzaban señuelos que más tarde dejaban caer para señalar a Israel como la parte que no los respetaba (táctica que siguen utilizando hoy en día al lanzar noticias falsas sobre ataques israelíes a hospitales, por ejemplo, que en realidad fueron atacados por Hezbollah o alguna otra guerrilla propalestina). Así, Ben Ami cuenta cómo los palestinos hablan de un número concreto de refugiados en un primer momento que, más tarde suben hasta una cantidad inaceptable para el gobierno israelí. De igual modo, piden la retirada de los colonos en Gaza para luego convertir la Franja en un polvorín (en sentido metafórico y literal). Al final el lector saca la conclusion de que el gobierno de Barak tendría que haber sido más valiente pero, sobre todo, que Arafat jugó con los israelíes en una campaña que solo le beneficiaría a él al erigirse en el padre fundador y mártir de la patria palestina.
Si la parte dedicada a los preparativos y las reunions en Camp David son interesantes por lo que revelan de la política internacional, la que dedica Ben Ami al análisis de la posibilidad de un estado binacional revela que esto ya no es una solución, como tampoco lo es que haya dos estados separados. Ben Ami analiza por qué ya no sirven, así como el fracaso cada vez que Israel se ha retirado de territories gazatíes. Como es frecuente, la propaganda propalestina tiende a tergiversar los hechos. Sirva de ejemplo la acusación a Israel de seguir ocupando zonas de Gaza, cuando la realidad es que los israelíes se retirararon de Gaza en 2005, gracias al plan unilateral de retirada en cumplimiento de los acuerdos internacionales firmados por el primer ministro Ariel Sharon.
Además de la inutilidad de los dos estados en las circunstancias actuales, Ben Ami desentraña las mentiras y falsos paralelismos cuando se compara Israel con Colombia o con Irlanda, o alguien habla de la vision poscolonial de Palestina. Esta sección ayuda a desmontar los espureos intereses de los intelectuales-propagandistas propalestinos, más interesados en perpetuar la imagen mostruosa de Israel (a la que ahora se añade el genocidio contra los palestinos) que en discriminar la verdad de la mentira y en estudiar cómo se ha llegado hasta aquí.
Ben Ami es consciente de la necesidad de un acuerdo de paz que fije unas fronteras claras y duraderas para que así haya estabilidad política en la región. Para ello analiza varias posibilidades. La propuesta que le parece más viable a este politico pragmático es la unión de un Estado palestino con Jordania, propuesta que estuvo siempre sobre la mesa hasta no hace tanto tiempo. Esta propuesta tambien ha sido recuperada en los últimos meses, pero a pesar de sus evidentes ventajas, nadie parece hacer demasiado hincapié en los beneficios que tiene para la pacificación de la zona.
En resumen, en el conflicto palestino-israelí las posiciones están enquistadas: no es solo Netanyahu quien no quiere parar la guerra, Hamás cuenta con el apoyo militar de Hezbollah en el norte de Israel, y ha ignorado reiteradamente los avisos israelíes para evacuar a la población civil de la zona en guerra. A pesar de que el nacionalismo de ambos bandos impide pensar claramente en algún tipo de solución, Shlomo ben Ami repasa la historia y los mitos más relevantes sobre los que se asienta la Guerra palestino-israelí para aclarar en la medida de lo posible un asunto que va más allá del derecho palestino a vivir en las tierras cuyos antepasados habitaron y que tiene que ver con el derecho de los israelíes a la existencia.
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