Sin duda, el 2022 fue el 'annus horribilis' de Dave Gröhl. Y el 2023 tenía que venir con un disco de catarsis y de energía, muy propio del de una estrella que se curtió, precisamente, en una de las décadas más fibrosas del rock, como ... fue la de los años 90.

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'But here we are' es el disco número 11 en la carrera de Foo Fighters y ha llegado 15 meses después del fallecimiento de su batería Taylor Hawkis, así como diez meses después de la muerte de Virginia Grohl, madre de Dave. Si bien el fallecimiento de Hawkins sorprendió al grupo en plena gira, la partida de Virginia Grohl localizó a su hijo preparando un evento en memoria al desaparecido batería.

Carátula del disco 'But here we are'.

Afortunadamente y como era de esperar, Dave Grohl no nos ha penalizado con un disco en el que el dolor por las pérdidas se salda con un puñado de canciones opiáceas. Para eso ya tenemos muchos casos en el 'aquí y ahora' de este tan sensible nuevo milenio. 'But here we are' es una colección de diez canciones que perfectamente podrían haber sido compuestas y grabadas en el garaje, al estilo del disco de 1999 'There is nothing left to lose'. Por supuesto, muchas de las letras de las canciones están repletas de referencias a la pérdida de su batería y de los seres queridos. Sin embargo, la energía y la vitalidad están servidas en un disco cuyo título, precisamente, evidencia la existencia y el camino que queda por delante.

Con el propio Dave Grohl grabando las baterías (no olvidemos que Dave fue el batería de Nirvana) este nuevo trabajo supone un disco en el que el grupo ha construido su propio refugio terapéutico tras casi tres décadas de camino. En cierto modo, el trabajo supone un nexo con su disco de debut de 1995 en el que también había referencias por la desaparición de Kurt Cobain.

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Bajo la producción de Greg Kurstin, 'But here we are' encadena temas que van desde las melodías desoladoras de Nirvana hasta los 'hits' propios de la MTV de los 90, pasando por pasajes volátiles y por trallazos de pop próximos al punk de la generación de fin de siglo. El disco comienza con 'Rescued', cuya letra comienza con llamamientos vitales como por ejemplo «solo estoy esperando a que me rescaten… devuélveme a la vida… sucedió tan rápido y luego se acabó». La capacidad rítmica del grupo se muestra tan versátil como siempre en esta tremenda abertura del disco. El siguiente tema es 'Under you', un trallazo de rock juvenil repleto de dinamismo y de más referencias a los buenos recuerdos compartidos con Taylor Hawkins. Otra de las canciones más destacadas del disco es «The Glass» con un estilo muy 'radiable' que, perfectamente, podría estar compuesto o interpretado por el mismísimo Lenny Kravitz. Y es que está claro que un disco de Foo Fighters sigue siendo toda una evocación al rock de los 90… Eso es algo que se ve también en la desoladora línea melódica de «Nothing at all», muy al estilo Cobain.

La propia hija de Dave Grohl también participa en este trabajo y lo hace en los coros de 'Show me how', un tema con ecos 'shoegaze' donde la voz sugerente de Violet Grohl se entremezclan con un paraíso de guitarras repletas de modulación y de distorsión en forma de irresistibles capas. La despedida del disco con 'Rest' es todo un fin de terapia que, en cierto modo, sigue encaminándonos hacia la capacidad vital del grupo .

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En estos momentos, Foo Fighters afrontan una gira internacional que comenzará el siete de agosto en Quebec. Josh Freese, de 50 años, es su actual batería. Nine Inch Nails, The Offspring o The Vandal son algunas de las referencias del curtido nuevo batería de Foo Fighters.

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