Épica cromática de una despedida
The Cure preparan su 'principio del fin' con una obra de arte llamada 'Songs of a lost world'
Roberto Terne
Sábado, 16 de noviembre 2024, 08:47
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Roberto Terne
Sábado, 16 de noviembre 2024, 08:47
Nunca se separaron pero llevaban sin lanzar material nuevo desde 2008 con la publicación de su '4:13 Dream'. Mientras, sus giras han mostrado una evolución escénica catalogable de obra de arte gracias a un exquisito uso de los apoyos visuales. Durante estos años The ... Cure elevaron su prestigio gracias a sus directos, anunciando desde hace tiempo un próximo disco que no llegaba.
Escuchando este 'Songs of a lost world' no hace falta que Robert Smith explique que se está ante la obra de quien quiere despedirse de un modo impoluto donde la preciosidad sustituye a la soberbia de los que dejaron este mundo con un panteón brutalista. The Cure se separan en 2029. Está escrito en la hoja de ruta que Smith anunció. Entonces él habrá cumplido 70 años y habrá pasado medio siglo desde el debut de 'Three Imaginary boys'. Un solo disco separará este 'Songs of a lost world' de su actual estatus de 'Disco final de The Cure'. En cualquier caso y por si el apocalipsis nos sorprende, Smith y los suyos podrían despedirse con orgullo entre nieblas, flores nocturnas y coronando con ocho nuevas canciones que aportan lo que necesita ahora mismo el superficial panorama musical, arte sonoro sobre arte. The Cure vuelven a tocar la cota máxima.
Líderes en convertir en música el arte cromático, el lirismo romántico, las fantasías más oníricas y el post-punk siniestro tanto como la felicidad, The Cure logran en este 'Songs of a lost world' una obra en mayúsculas que destaca por su alta capacidad inmersiva propia de 'Desintegration' . Las largas introducciones instrumentales son un preludio repleto de confort que se transforma en una bilocación bien subterránea, astral o acuática, dependiendo de los caprichosos arreglos de piano de Roger O'Donell o de las guitarras libres de Reevels Gabrels y del propio Smith.
Tanto 'Alone' como 'A Fragile Thing' son una buena muestra de esta técnica inmersiva con largas introducciones y con la voz de Smith apareciendo a los tres minutos de canción. 'This is the end…', por cierto, es la primera frase que abre 'Alone'. La melancolía aparece en el teclado inicial de 'And nothing is forever' mezclándose de una manera coreográfica con las guitarras renacentistas de Smith y Gabrels. Si tenemos que dividir en bloques el último disco de The Cure podríamos decir que el bloque formado por la cuarta, quinta y sexta canción es el que más representa a esos Cure contorsionados en el submundo de la distorsión y de las guitarras acopladas.
El armonio medieval de 'Warsong' da paso a las acampanadas guitarras marca de la casa para desarrollar una tensa letra sobre la guerra. La vejez aparece en 'Drone/Nodrone' en una auténtica batalla de 'feedbacks' y de bases rítmicas poderosas con un bajo de Simon Gallup que roza lo industrial . Ese tono épico y galopante aparece también en 'All I ever am', canción que sigue a un tema que Robert dedica al fallecimiento de su hermano mayor como es 'I can never say goodbye'… La muerte condiciona un disco que trascenderá en la historia del pop y que cierra 'Endsong'.
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