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El escritor rumano Cartarescu. Ignacio Pérez
Realidad, sueño, alucinación, recuerdo

Realidad, sueño, alucinación, recuerdo

«Hay escritores que demandan atención, paciencia, relectura. Cartarescu es uno de ellos y el placer que proporciona lo merece»

CIRO GARCÍA

Valladolid

Viernes, 8 de mayo 2020, 07:09

Con Cartarescu me pasa muchas veces: no llevo un tercio leído, y ya tengo la necesidad de hablar del libro. A Cartarescu hay que leerlo despacio, y, a menudo, releerlo antes de avanzar. No porque sea difícil, sino porque a veces, acabado el ... párrafo, tienes la necesidad de revisarlo, no hayas perdido un detalle, o por el mero gusto de volver a ver lo que acabas de ver. Aunque seguramente, lo que veas, solo sea parecido a lo que acabas de ver, no exactamente igual. Ver es el verbo más adecuado, en la mayoría de las ocasiones que no en todas, para describir la experiencia de leer a Cartarescu. Ver en muchos sentidos, pero sobre todo en ese sentido –creo haberlo leído alguna vez, pero puedo estar equivocado– que comparten los griegos antiguos y los japoneses cuando dicen «he visto un sueño». Que me parece más adecuada que el mero soñar, que también podría aplicarse a la lectura de Cartarescu con un grado incierto de exactitud. Leer a Cartarescu es un poco soñar –por eso hay gente a la que puede resultar tremendamente perturbador–, aunque no del todo. Dejémoslo, como he propuesto, en ver un sueño. Y aún así esto es reduccionista, simplificador.

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