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Ilustración de Irene Gracia.
La puerta de la India

La puerta de la India

El escritor zamorano evoca la vida en Bombay, ciudad excesiva y desbordante

Jesús Ferrero

Valladolid

Viernes, 14 de junio 2019, 07:22

Bombay es la ciudad más desbordante que me ha dado a conocer la vida. Atiendo al significado del verbo desbordar: salirse de los bordes de un cauce o un recipiente.

Si Bombay es un océano de almas y de cuerpos, se trata de un ... océano que no cabe en sí mismo, cuyas olas sobrepasaran continuamente sus playas, sus promontorios y sus acantilados, huyendo de sí mismas y alcanzando cotas dignas de la más envolvente de las pesadillas. Pero si nos olvidásemos del mar y comparásemos Bombay con un conjunto de ríos, se trataría de ríos que se derraman en deltas y más deltas, que colman los espacios con sus arabescos líquidos, brillantes, espejeantes, enloquecidos. Todo se desborda en Bombay: las calles, los trenes, los autobuses, los templos, las estaciones, los muelles, los barcos, y los ojos del viajero que ya no saben dónde posarse ante tanto color, ante tanto exceso, ante tanta magnificencia y tanto horror. Se desbordan los vientos, se desborda el sentimiento, se desborda la lluvia, se desborda la miseria, se desborda la opulencia, se desborda el cielo, se desborda el infierno en el cuenco hirviente de Bombay.

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