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Cuando uno es un adelantado a su tiempo, hay un porcentaje elevado de posibilidades de resultar incomprendido para tus contemporáneos, aunque luego sea el tiempo precisamente quien venga a colocar las cosas en su sitio. Algo así le ha ocurrido a Prada Poole, (José Miguel ... de Prada Poole) uno de los arquitectos más importantes e innovadores del siglo XX en España que ha tenido que esperar al siglo XXI para ver la primera gran retrospectiva sobre su trayectoria en un museo español. En concreto en dos importantes centros de cultura. Ya que esta muestra, coproducida por el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo y el Musac de León, ha estado en la capital hispalense antes de recalar en nuestra Comunidad. Afortunadamente, el protagonista de esta historia pudo asistir a la inauguración de las dos estaciones de una muestra que lleva el sugestivo título de 'La arquitectura perecedera de las pompas de jabón'.
No se puede decir que sus obras no fueran reconocidas mientras se encontraba en plena actividad. Una de ellas, el Hielotrón de Sevilla obtuvo en 1975 el premio Nacional de Arquitectura. Y otra ocupó numerosos espacios en la prensa en aquel mítico 1992, el de la Expo de Sevilla, pues fue el autor del Palenque, el espacio para conciertos de la Muestra Universal de la capital andaluza. Pero es ahora con la perspectiva de los años, los derroteros de la disciplina y lo que sabemos acerca del cambio climático cuando es posible apreciar el carácter visionario de muchos de sus planteamientos.
De Prada Poole nació en Valladolid en 1938, concretamente en el Pasaje Gutiérrez, obra emblemática de la arquitectura del XIX en esta ciudad y en cuya construcción estuvo implicado su abuelo. Estudió en la Escuela de Arquitectura de Madrid donde se doctoró y posteriormente fue catedrático de Proyectos Arquitectónicos y profesor de estudios de doctorado. Durante su carrera impartió clases como profesor invitado en la Architecture School y el Center for Advanced Visual Studies del Massachusetts Institute of Technology y en diversas escuelas de arquitectura de Canadá, Venezuela y Chile. Se le considera uno de los máximos expertos españoles en Urbanismo y Arquitectura Bioclimática, Estructuras Ligeras y Arquitectura Neumática. Y además del premio Nacional obtenido en nuestro país, recibió a lo largo de su carrera otros premios en concursos nacionales e internacionales.
No parece casual que las dos obras mencionadas anteriormente ya no existan. De Prada Poole estableció los principios de lo que iba a ser su trabajo en un artículo publicado en 1974 por la revista 'El Urogallo', artículo que es también el punto de partida de la exposición, cuyo título se inspira en él. De Prada Poole hablaba ya de arquitecturas 'perecederas' en lugar de 'efímeras' –un término éste que en arquitectura se emplea para hablar de una construcción de corta vida– y explica que lo efímero dura poco, pero lo perecedero sucumbe cuando lo hace la materia que lo conforma. En su opinión, la ciudad tradicional tiene una configuración urbana demasiado rígida pues las estructuras económicas y sociales hacen que «dure demasiado» y por ello la ciudad es incapaz de adecuarse a las nuevas y cambiantes demandas.
Pero no es sólo el concepto de 'edificio burbuja' adecuado a las condiciones físicas y atmosféricas para el uso que estuviera destinado su principal aportación. De Prada Poole estuvo siempre muy en contacto con los desarrollos de la tecnología ('Optimismo tecnológico' es precisamente el título del primer apartado de los cuatro en los que se divide la exposición) y siguió de cerca los avances de las primeras computadoras. Hay que tener en cuenta el contexto en el que realiza sus primeros proyectos. A principios de 1966 nace en España el Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid, por un convenio entre la Universidad y la empresa americana IBM, que donó entre otros equipos la computadora IBM 7090 que fue una fuente de inspiración para muchos artistas. Este interés fructificó entre 1968 y 1973 en el Seminario de Generación Automática de Formas Plásticas en el mencionado Centro de Cálculo, pionero en el uso del ordenador como herramienta de creación artística. En este ámbito De Prada Poole compartió experiencias con artistas como José Luis Alexanco, Soledad Sevilla, Eusebio Sempere, José María Yturralde o Elena Asins.
Nuestro arquitecto llegó incluso más lejos, diseñó un programa informático, el 'Estetómetro', un programa que mediría los índices de calidad de un edificio, considerado como un computador en sí mismo, que ha de relacionarse con el medio en el que se inserta. A De Prada Poole le interesaban enormemente los valores físicos y perceptivos que hacen que la obra de arte resulte bella o equilibrada y que «permiten objetivar a través de una realidad estética, algunos índices o elementos considerados subjetivos en la historia del arte», según se explica en la documentación aportada por el comisario de la exposición, el arquitecto Antonio Cobo Arévalo.
La exposición en el Musac, que una vez más muestra sus condiciones para acoger grandes muestras necesitadas de un 'recorrido pedagógico', permite como es habitual en este centro varias lecturas. No será la misma visita la que realice un arquitecto o un experto en el tratamiento urbano de los espacios que el simple curioso e incluso el aficionado al desarrollo de los movimientos arquitectónicos. 'La arquitectura perecedera de las pompas de jabón' permite detenerse en algunos de los hitos principales de las 'visiones' de este arquitecto que podría codearse con los grandes nombres de su tiempo, si en este país no estuviéramos siempre mirando hacia el exterior.
Está por supuesto el Hielotrón de Sevilla, instalación que tuvo una vida, esta vez sí, efímera en la localidad de Dos Hermanas. Se trataba de una pista de patinaje sobre hielo cubierta, que estaba pensada para que en sus paredes blancas se proyectaran imágenes relacionadas con iconos infantiles. Y aunque pueda parecer una locura una pista de patinaje en un lugar tan cálido como Andalucía, el edificio se diseñó desde la condición de eficiencia energética para superar los treinta grados de diferencia entre las temperaturas del exterior y del interior. Según declaraciones de Antonio Cobo, la pista fue calificada en publicaciones especializadas como la pista de hielo de menos coste energético de su época.
También se puede ver (vídeo incluido de su construcción) la 'Instant City' concebida para albergar a los participantes en el Congreso Internacional de Diseño celebrado en Ibiza en septiembre de 1971. El encargo fue realizado con solo tres meses de anticipación y en él desarrolló algunas de las ideas en cuanto a estructura y materiales en las que venía investigando y aportó una 'cartilla de construcción' una especie de manual de instrucciones para que los propios estudiantes que iban a ser alojados en ella participaran en su construcción. La ciudad fue levantada en dos semanas y desmantelada y reciclada en solo dos días.
Pero quizá en uno de los proyectos en los que se evidencia el carácter pionero de sus investigaciones fue en el presentado a un concurso internacional para la construcción de un hotel en Abu Dhabi, que no llegó a realizarse y que bien podría pasar por uno de esos macro proyectos de última generación: una serie de torres bajo cúpulas de cristal que también albergarían árboles frutales y un sistema de condensación de agua que compondrían un oasis en la confluencia del desierto y el Mar Rojo. Este proyecto está situado al final del recorrido en los capítulos dedicados a la Crisis Energética, que, junto al ya mencionado primer apartado, y el titulado Revolución Social marcan los hitos de una historia que merece la pena conocer y valorar.
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