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Una de las consecuencias de la desaparición del mundo rural (además de eso que los políticos y comentaristas han dado en llamar 'la España vaciada', expresión que no sé cómo ha triunfado teniendo 'la España vacía') ha sido el arrinconamiento y posterior pérdida de muchos ... objetos (aperos, arreos, enseres, etcétera) y de las palabras que los nombran.
No voy a tomar en consideración los nombres de los aperos y de los arreos porque ha pasado más de medio siglo desde que la maquinaria agrícola sustituyó de forma general a los animales de labor, lo que hizo que se fueran olvidando los objetos y sus nombres, rescatados después para su exhibición en los museos etnográficos como muestras de un mundo ya perdido. Me centraré en los nombres de algunos enseres y mostraré que unos continúan en uso, mientras que otros han caído en desuso.
Entre estos últimos, las trébedes. De ellas decía Covarrubias, en su 'Tesoro de la lengua castellana o española' (1611): «es un cerco de hierro con tres pies que se pone en el suelo y sobre él las calderas y las ollas. Díjose 'trébedes', cuasi 'trépedes', por los tres pies que tienen». El diccionario académico también registra esta palabra con el significado más preciso de 'aro o triángulo de hierro con tres pies, que sirve para poner al fuego sartenes, peroles, etcétera'.
O 'fresquera', palabra que hacía referencia a un objeto completamente integrado en la vida cotidiana y que empezó a quedarse antiguo cuando llegaron las primeras neveras o frigoríficos: una especie de armario ventilado, generalmente por medio de una tela metálica, destinado a conservar frescos los alimentos.
Tampoco se usa ya la 'palangana' para lavarse la cara y las manos ni el 'palanganero' (mueble de madera o hierro donde se colocaba la palangana, el jarro con agua, el jabón y lo necesario para el aseo de la persona), arrinconados cuando el agua corriente entró en las casas. En cambio, perdura en los hospitales o para limpiar a los bebés cuando se les cambia el pañal. Hay quien dice 'palancana' y 'palancanero'.
En algunos pueblos la imagen de la Virgen o de algún santo iba pasando de casa en casa y se ponía una 'mariposa' en aceite como muestra de devoción. El diccionario académico registra este significado: «luz encendida por devoción ante una imagen o para iluminar de noche».
Entre las palabras que están en uso, tengo predilección por unas cuantas. Por ejemplo, 'badil', que el diccionario académico define como «paleta de hierro o de otro metal, para mover y recoger la lumbre en las chimeneas y braseros» y que para mí designa también al recogedor de las barreduras. Me gusta más 'badil' que 'cogedor' o 'recogedor'.
Me sale llamar 'cucharrena' a la espumadera, sea o no sea de metal. Y 'mandil' al delantal; Distingo entre 'alpargata' y 'zapatilla' en función de si la suela es o no de cáñamo, y también entre 'tazón' y 'bol' por la proporción entre la base y la altura. Llamo 'sobrado' al desván; y 'coscurro' (en vez de 'cuscurro', como registra el diccionario académico) a la parte del pan más tostada que corresponde a los extremos o al borde.
Me gusta la palabra 'encentar' y la uso cuando se trata de empezar cualquier cosa de comer que está entera (un jamón, por ejemplo; pero ya no la uso aplicándola al pan, como oía a mis abuelos).
Ya no uso 'botica' para referirme a los medicamentos o a las medicinas, como decía mi abuela, ni por supuesto para referirme al lugar donde se venden. Tampoco la palabra 'fiambrera' para referirme el recipiente de plástico con cierre hermético que se usa para guardar o llevar alimentos; uso la palabra 'táper', sea de plástico o no. No digo 'fregar la vasija' ni la muy moderna y fina expresión 'lavar la vajilla' o 'lavar los platos', sino 'fregar los cacharros'. El color del tomate maduro para mí es 'rojo' y no 'encarnado'. Llevo gafas, pero mi abuelo usaba 'lentes' para leer. Veo el telediario, pero todavía hay gente (cada vez menos) que ve 'el parte'. A los niños hoy no se les puede dar una 'galleta', pero a mí me daban alguna de vez en cuando si me portaba mal. Nunca me he referido a la combinación con la palabra 'enagua' ni a las joyas con la palabra 'alhaja'. Las siento anticuadas, palabras de otra época.
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