Un grupo de estudiantes de la universidad de Belfast reproduce mediante esta novela una conversación que se intuye entre ellos ritual. Tiene que ver con lamentar su suerte y burlarse de la amiga de Dublín –del lado del río en el que tienen «ese acento ... nasal que les hace sonar como americanos», detalla el narrador– que, siendo «la estudiante estrella del Trinity», eligió estudiar en su universidad. Poniendo los ojos en blanco y señalándoles a los jóvenes la obsesión, una estudiante norteamericana estalla: «¿La gente de Belfast no puede entender por qué alguien querría vivir aquí?».
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'Otra vez en casa' Michael Magee. Trad. Gabriela Ellena Castellotti. Random House. 298 pág. 20 euros.
'Otra vez en casa' es un intento por contestar a esa pregunta por parte de Sean Maguire –narrador y trasunto evidente del autor–, un joven que, tras cuatro años estudiando Letras en Liverpool, regresa a Belfast y sobrevive sin expectativas encadenando trabajos precarios, oficinas del paro y largas sesiones de alcohol y drogas con sus amigos de siempre. Todos son de Twinbrook, un suburbio nacionalista católico, el barrio de Bobby Sands. Comparten un futuro esquivo –la novela transcurre en 2013 y son abundantes las referencias a la crisis y a la huida de los jóvenes a Australia– y una mitología barrial de peleas de pub, juergas infinitas y «voluntarios» del IRA. Otra de las preguntas del libro se la hace a Sean su madre, tras contarle cómo cuando era joven ella también escondió unas armas en su piso: «¿Tú no lo habrías hecho?».
Al comienzo de la novela, Sean se mete en un lío judicial tras pelearse en una fiesta y se reencuentra con Mairéad, una antigua novia del colegio que duerme cada noche en el piso de un amigo y ahorra lo que gana trabajando en discotecas para irse a vivir a Berlín. La furia y el deseo de escapar rodean al protagonista que, de un modo confuso pero determinado, tiene un objetivo distinto. Consiste en que Belfast ni lo condene ni lo expulse.
Michael Magee se centra en ese conflicto interno y ofrece de un modo indirecto y desmitificador el plano general: los pisos de protección oficial, los pubs, la precariedad, la violencia, el peso tribal de la política… El problema del libro es que lo principal funciona de un modo irregular mientras lo secundario funciona como un tiro. La relación del protagonista con sus amigos de Twinbrook, por ejemplo, compone un retrato generacional feroz y verdadero, mientras que la relación sentimental entre Sean y Mairéad alcanza momentos insostenibles, como de letra de Izal.
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La novela demuestra en cualquier caso que Magee es un narrador con voz y mirada. Su protagonista es el clásico héroe de la clase trabajadora, pero el libro contiene una apuesta por el desclasamiento que termina brillando como todo lo que avanza, retador, a contracorriente.
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