Lo nuevo de Petra Delicado, un crimen racial en Boston y Unamuno metido a detective

Las propuestas lectoras de la semana miran hacia la literatura negra y las investigaciones policiales. Está el regreso a las librerías de Petra Delicado, el primer caso que afronta Miguel de Unamuno en su nuevo papel como detective y una historia ambientada en Boston que se ha convertido en uno de los libros más interesantes de estas primeras semanas de 2024.

«Se dice que tal vez lo contrario del odio no sea el amor, sino la esperanza. Porque el odio tarda años en construirse, mientras que la esperanza puede aparecer a la vuelta de la esquina cuando ni siquiera estás viendo hacia allí» (151)

Mary Pat es una mujer aprisionada por las estructuras sociales, por cómo hay decisiones que se toman en los despachos sin tener en cuenta a las personas a las que afecta. Vive en uno de los barrios más pobres de Boston y está a punto de ver cómo una norma (año 1974) afectará de lleno a su hija adolescente. Las autoridades, en aras de una supuesta integración racial, han impuesto una ordenanza que obliga a que haya un intercambio de escolares entre barrios. A partir del próximo curso, habrá chavales negros que vayan a colegios de zonas mayoritariamente habitadas por blancos y viceversa. Eso sí, los políticos se han cuidado mucho de que este trueque sea solo entre barrios pobres y que ninguno de estos jóvenes llegue a centros educativos de las zonas más privilegiadas. En este contexto, Lehane despliega una historia brutal sobre racismo, droga, manipulación, los excesos del poder y el escudo de la familia. Jules, la hija de Mary Pat ha desaparecido. La última vez que la vieron fue en compañía de su mejor amiga, de Ron, su novio, y de George, el camello del barrio. Perseguían a Auggie, un joven negro cuyo cadáver fue hallado en una estación.

¿Dónde está Jules? ¿Qué papel juega en la muerte de este joven? ¿Se esconde para no asumir las consecuencias o también ella está muerta? Mary Pat empieza a preguntar, a investigar sobre el paradero de su hija. Primero se topará con las redes que un grupo mafioso ha tejido en el barrio: parece que lo protege, pero, en realidad, su poder estrangula la libertad de los vecinos. Y segundo, descubrirá que Auggie era el hijo de una compañera de trabajo. La historia es tremendamente eficaz en su planteamiento, en el fondo racial (y social) que plantea, en la humanidad de sus personajes y en su desarrollo. Porque cuando ya llevamos un tercio del libro, aparece Bobby, un policía que decide investigar. El camino hacia el final es abrumador, con una tensión tan bien dosificada que llegas a las últimas páginas sin perder el aliento. Sin duda, una de las mejores propuestas para este inicio de 2024.

«Cuanto menos se lee, más daño hace lo que se lee» (84)

Año 1905. El siglo ha comenzado en España con una crisis derivada de la pérdida de los territorios de ultramar y un contexto en el que el mundo es cada vez más incierto, con menos verdades absolutas (la idea de dios, la identidad...) y una sociedad donde cada vez se otorga más valor a las ciencias y al positivismo. En aquellas navidades de 1905, Unamuno tiene 41 años. Es rector de la Universidad de Salamanca. «No me reconozco en la imagen que se han forjado de mí» (página 181), dice un autor convencido de que existen «muchos unamunos» dentro de él. Por ejemplo, el lector apasionado y avergonzado de Conan Doyle. Guarda en cajones las historias de Sherlock Holmes por creer tal vez que alguien como él (profesor de los clásicos, de Griego y Latín) no debería perder el tiempo en esos divertimentos. Pero su conocimiento de Holmes le acompañará durante esta aventura que García Jambrina avisa que será la primera de muchas. Unamuno convertido en detective. Aquí investigará el asesinato de un terrateniente en un pueblecito de Salamanca.

Los vecinos de Boada han escrito a la prensa para contar que abandonan su localidad, que emigrarán en bloque a Argentina, después de que el Gobierno malvendiera sus tierras comunales a un propietario ya adinerado que gracias a estos beneficios construye su fortuna al amasar dehesas. Un día, es hallado el cadáver de este tipo con una medallita en la mano. Muy pronto la acusación se dirige a los vecinos del pueblo, acusados de actuar en masa para asesinar al tipo que se hizo con sus tierras. Pero Unamuno toma partido contra la injusticia cometida y empieza a investigar. Lo hará junto a Teresa, una misteriosa anarquista que hará que el profesor abra los ojos.

En una conversación entre ellos en la página 229 se expone la tesis de la novela (y esta idea se retomará más tarde). Teresa le dice que la razón es limitadora, que lo vuelve todo abstracto, que para tomar decisiones, la razón no basta, porque también es necesaria la emoción, el sentimiento, la imaginación (la literatura) para comprender el mundo y los comportamientos humanos en toda su extensión. «La lógica nos esclaviza. Una verdadera inteligencia es aquella que también tiene en cuenta otras causas, como los sentimientos y las emociones, por muy irracionales que sean a veces, o la intuición y la imaginación, que tantas veces subestimamos» (266). «La razón sola no basta para descubrir la verdad» (248).

«A cierta edad llegas a comprender que la verdad y la realidad no siempre son lo mismo, y que siempre debes contentarte con la realidad» (255)

Petra Delicado llegó por primera vez a las librerías en 1996 con 'Ritos de muerte'. Hoy, 28 años después, la inspectora (independiente, socarrona, entregada a su trabajo) regresa con 'La mujer fugitiva'. El título parece remitir al meollo del caso que tiene que investigar junto a su compañero, el subinspector Fermín Garzón. Han hallado el cadáver del propietario de una 'food truck' y todo apunta a que la asesina puede ser una mujer a la que vieron junto a él en la furgoneta. La búsqueda de esta mujer articula la trama de una novela que se adentra en un mundo de droga, narcotráfico, negocios que son tapadera y falsos sospechosos. Cada vez que la pareja de policías pone el foco en un supuesto autor del crimen, este aparece muerto, en una cadena de aseinatos y sospechas que parece no tener fin.

El caso, así planteado, apunta directamente al título de la novela. Sin embargo, este bien podría referirse al momento personal y profesional en la que se encuentra la protagonista. Porque también ella parece huir. También ella se ha dado a la fuga de una situación familiar que le descoloca. Su último marido (después de un par de divorcios) le propone abandonar la ciudad, marcharse a vivir al campo, despejarse allí. Y Petra, que no quiere acompañarlo, ve cómo su matrimonio se empieza a resquebrajar (hasta la herida del final). «Este caso va a acabar con mi salud mental, con mi matrimonio, con mi vida como la he vivido hasta ahora» (263), reconoce Delicado, quien se siente atrapada por la maldición del detective (268), que se sacrifica si es necesario para resolver el caso que tiene entre manos.

La protagonista de Giménez Bartlett ha entrado, casi tres décadas después de su primera aparición, en un nuevo tiempo que le descoloca. Una época de prisas, de confusión entre verdad y realidad, donde hay menos interacción física y más virtual, en una sociedad más infantilizada, donde tan difícil es la conciliación (261-262). Mientras en un plano se desarrolla la trama policial (con una doble investigación de crímenes y drogas que vuelve a plantear la competencia de la Policía Nacional con la Guardia Civil), en el otro plano se sitúa esa vida personal de una Petra Delicado que también parece una mujer fugitiva del tiempo en el que vive y del compromiso con la familia que ha formado.

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