De nuevo en el lugar del crimen
TRUMAN CAPOTE ·
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TRUMAN CAPOTE ·
Bétaucourt y Nadar narran su visita al rodaje de 'A sangre fría' para indagar en la turbadora relación del autor con su obraJuan Manuel Díaz de Guereñu
Sábado, 30 de noviembre 2024, 10:29
En marzo de 1967, Truman Capote (1924-1984) regresa a la población en que tuvieron lugar los crímenes que narró en su novela sin ficción 'A sangre fría' (1966). Viaja para presenciar el rodaje de la película, que dirigió Richard Brooks. Es un escritor famoso, ... mimado por la alta sociedad, aclamado por lectores y críticos. Xavier Bétaucourt (Lille, 1963) y Nadar (así firma sus cómics Pep Domingo, Castelló, 1985) narran en 'Truman Capote. Regreso a Garden City' (Astiberri) ese reencuentro del escritor con el escenario de la obra que lo encumbró.
La historia de 'A sangre fría' es conocida. En noviembre de 1959, cuatro miembros de la familia Clutter fueron asesinados en su granja de Holcomb, Kansas. Lo inaudito del crimen fue su completa gratuidad, pues las muertes tuvieron lugar cuando las víctimas ya estaban sometidas e indefensas.
Truman Capote, que ya era un escritor de cierto renombre por entonces, se propuso narrar minuciosamente lo sucedido, a fin de esclarecer las motivaciones de los asesinos. Su regla fundamental había de ser la objetividad, la exactitud de los hechos hasta el último detalle. Iba a contar el crimen tal como sucedió, sin asomo de ficción. Serializó su relato en la revista 'The New Yorker', antes de publicarlo como libro.
Para escribirlo, emprendió una indagación que duró años, durante los cuales recopiló testimonios, revisó informes policiales y entrevistó en la cárcel a los asesinos, Perry Smith y Richard Hickock, condenados a morir en la horca. 'A sangre fría' es desde luego el relato de un crimen, pero también levanta acta de la capacidad de Capote para seducir a sus fuentes, para ganarse su confianza y nutrir el relato con testimonios únicos.
Bétaucourt y Nadar abordan al escritor en su momento de gloria, pero lo pintan menos triunfal de lo que parecería. Dan inicio al relato dos páginas en blanco y negro, de cuatro viñetas apaisadas: es noche cerrada y quienes pronto serán asesinos merodean. Son imágenes de la película de Richard Brooks, que irrumpirán repetidamente en la narración. Esa versión cinematográfica evidencia la coronación del escritor, pero recuerda al mismo tiempo el horror que le valió la fama. Vecinos del pueblo que muestran su desagrado y periodistas que entorpecen el rodaje completan una introducción ominosa.
El relato regresa luego a diciembre de 1959, cuando Capote inició sus pesquisas con un viaje acompañado de su amiga la novelista Harper Lee. En adelante, los tiempos se entrecruzan, incluso sin un rótulo con la fecha que los señalice: las escenas del viaje actual, en las que el escritor explica su trabajo de años durante el rodaje, se ven interrumpidas por las de aquellos días de indagación, cuando conoció a los asesinos y se ganó su confianza. Las escenas de la película irrumpen para recordar el crimen.
El relato sigue a Capote, quien, siempre arribista, petulante, sarcástico, hace vida social, acude a fiestas, viaja por Europa, mientras espera el desenlace judicial que le permitirá rematar su libro. Apenas lo muestra sentado ante el escritorio, en pasajes en los que lamenta la dilación y su bloqueo. Algunas escenas de su infancia reviven la mala relación con su madre, posible raíz de sus obsesiones y disfraces.
Pero el bufón aplaudido por todos está destinado a provocar un día su propia desgracia. En ese reencuentro con la materia de su éxito, el pasado y el presente de Truman Capote le insinúan que su triunfo será fugaz, que su obra maestra no es sino un fraude, como lo es su vida, de apariencia tan plena.
Xavier Bétaucourt ha compuesto un retrato denso y complejo del escritor, que acude a distintos momentos de su peripecia para mostrar sus contradicciones y demasías. Escenas dispersas de su vida durante la escritura del libro, además de las que aporta la versión cinematográfica de este, muestran a un Capote tenaz y rendido a las exigencias de su arte, cuando no dedica su ingenio a entretener a gente acaudalada en la últimafiesta.
Desde que en 2014 publicó 'Papel estrujado', una primera obra sorprendente, Nadar ha dibujado sin descanso historietas, escritas por él mismo o por guionistas usualmente franceses, en las que, sin alardes, ha afinado sus herramientas para narrar con eficacia y claridad mediante viñetas. 'Truman Capote. Regreso a Garden City' forma parte de esa trayectoria profesional y muestra la solvencia con que el dibujante resuelve una historia compleja.
Nadar utiliza en las escenas de tiempos diversos que integran el relato estructuras de página, formatos de viñetas y colores diferentes, que subrayan los múltiples aspectos de la obra y la personalidad del escritor. Pero asegura la congruencia del conjunto con un dibujo que tiende al trazo sencillo y desenvuelto. En su retrato de Capote, las gafas ocultan la mirada y preservan el misterio del hombre.
Bétaucourt y Nadar trazan un retrato ambiguo y compuesto como un puzle del artista y arribista, del adulador y parlanchín de humor vitriólico, enfrentado de nuevo al crimen que lo consagró y a sus propias verdades y mentiras.
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