Con un ángulo me basta
Con los maestrosCon un ángulo me basta
Con los maestrosFermín Herrero
Sábado, 10 de febrero 2024, 00:25
George Steiner, un sabio integral, murió en febrero de 2020, a los noventa años. Un mes después, casi rozándolos, fallecía José Jiménez Lozano, otro de los pocos sabios que en el mundo han sido. La muerte de Steiner fue a mi juicio una señal ... inequívoca del declive, si no fin, del humanismo y de lo que él llamaba «la idea de Europa». La muerte de Jiménez Lozano supuso lo mismo en lo que concierne a nuestras letras. Uno de los escasos supervivientes en la defensa a ultranza del humanismo, Nuccio Ordine, autor, entre otros ensayos de reivindicación y actualización del clasicismo, del memorable 'La utilidad de lo inútil', murió el verano pasado. Y pensé algo parecido.
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Antes de su defunción, como buen admirador y discípulo, Ordine homenajeó a Steiner preparando un pequeño volumen en el que recogía, resumidas, cuatro de las conversaciones que mantuvo con el maestro, fruto de encuentros en muchas ciudades europeas, llamadas telefónicas mensuales y una visita anual a Cambridge, donde impartía docencia esta egregia figura de la crítica y la literatura comparada, más una entrevista póstuma: una serie de agudas reflexiones de raíz y tintes autobiográficos a modo de mensaje de despedida, especie de balance autocrítico y a la par testamento, con el encargo de ser publicadas al día siguiente de su óbito, encomienda que cumplió Ordine en el 'Corriere della Sera'. El maravilloso resultado es 'El huésped incómodo' (Acantilado).
GEORGES NIVAT.Libros del Subsuelo. 444 páginas. 24 euros
En la introducción el pensador italiano sitúa la labor y la obra de Steiner, que debiera ser de lectura obligatoria en los depauperados y relegados estudios de humanidades de Occidente. Se remonta a Francesco Petrarca, el primer humanista reconocido, para trazar una evocación del amigo ausente a fin de mantener su memoria, su presencia invisible, a través de las páginas de sus libros (y qué libros: 'Presencias reales', 'Errata', 'En el castillo de Barba Azul', 'El silencio de los libros', 'Pasión intacta'…), ejemplos vivos de cómo la erudición enciclopédica, de toda índole, no aplasta, sino que espolea el amor vocacional, entusiasta, a la literatura, la continua disposición al asombro. Repasa la «aventura intelectual» de este exegeta y orador inigualable, su incesante lección sobre la transmisión del saber, demoledora para los estudios culturales en boga, en general para la banalización arrasadora de los tiempos, y su inclinación infatigable en pro de los clásicos, en las antípodas de las modernas pedagogías que están liquidando la enseñanza, al menos en España. Steiner resistió con dignidad hasta el final, murió con las botas puestas, aislado, pero en plenitud de facultades, sin tener ordenador, en su casa de Cambridge.
NUCCIO ORDINE. Acantilado. 128 páginas. 12 euros.
Los tres escritores irrepetibles mencionados han sido clásicos en vida y, como suele ser normal, no han tenido el eco que merecían sus obras, cuya trascendencia, no obstante, es indudable. Lo mismo sucedió con Solzhenitsyn (a quien citara Steiner, al lado de Descartes, Galileo y Darwin por ser dueño de una prosa literaria de gran calado siendo en su origen científico puro), uno de los escritores cruciales de nuestro tiempo. El eslavista francés George Nivat ha concebido en 'El fenómeno Solzhenitsyn' (dentro de la espléndida colección ensayística de Libros del Subsuelo) una grandiosa biografía memorialística, amén de un retrato personal, desde una perspectiva bio-bibliográfica equilibrada, a modo de acompañamiento de la titánica labor del escritor ruso, un maratoniano de la literatura, autor de una obra colosal, no en vano en el prólogo lo califica como «gigante casi bíblico», aquel que «derribó los muros de la Jericó soviética».
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En primer lugar nos ofrece una pormenorizada, unas cincuenta páginas, contextualización cronológica de su vida y de su creación, bajo el título 'Referencias', en sí misma un fresco socio-histórico armado con pasajes autobiográficos de sus libros; antes de emprender un paseo vibrante, exhaustivo, minucioso (como lo es la prosa de Solzhenitsyn, abarcadora hasta en sus mínimos detalles de la realidad amplísima que retrata), como decíamos biobibliográfico, enfocado desde multitud de ángulos (existencial, estilístico, estético, ético, nacionalista, mesiánico), a cual más enriquecedor, con análisis penetrantes, en especial de 'La rueda roja', desde la prosa combativa del odiseico 'Archipiélago Gulag' a la purificado de 'La casa de Matriona', uno de los personajes más inolvidables de la literatura contemporánea. La estampa (barba pelirroja a lo Dostoievski, rostro ascético como salido de un monasterio anatolio) de este visionario de espíritu luchador y polémico, tanto contra la intelligentsia de los camaradas como contra el 'establishment' norteamericano cuando se exilió en Cavendish, Vermont, es soberbia, imponente. Nivat nos traslada con lucidez y pasión la personalidad egregia del autor de 'Un día en la vida de Iván Denisovich', aquel que «nos abrió los ojos cegados por la ideología» bajo la premisa innegociable de «manifestar lo real, de exhumar la verdad».
PASCAL BRUCKNER. Siruela. 152 páginas. 17,95 euros.
Desde que leí 'La tentación de la inocencia' tengo también a Pascal Bruckner como uno de los inequívocos maestros contemporáneos. Luego siguieron 'La euforia perpetua', 'La tiranía de la penitencia' o 'Un instante eterno', que no hicieron sino reafirmarme en mi primera consideración. Ahora Siruela edita 'De la amistad con una montaña' (título tomado de una novela de otro grande, Jean Giono), con el preciso y modesto subtítulo 'Pequeño tratado de elevación'. Pequeño gran tratado, habría que matizar, ya que su aparente levedad nos conduce de continuo a la hondura, lo acompañamos mientras remonta «todo el tiempo dos montañas: una interior, en la vida cotidiana, entre la alegría y el desconcierto, y una exterior, que confirma o desmiente a la primera». La montaña lo llama, es su deleite y remedio, su «camino de la redención».
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Desconocía la condición de avezado esquiador y senderista de alta montaña, aficionado incluso a la escalada, sin el gen competitivo alpinista, que analiza y desmenuza, de este filósofo, narrador y guionista parisino que me encandila con sus reflexiones, aquí desde el gregarismo hasta en las cumbres a la estética ridícula del aventurero, desde una exaltación de las vacas con derivaciones indias al turismo en una Suiza casi aldea Potemkin, desde el estado de los glaciares a la polémica con los lobos, entre otros muchos asuntos colaterales. Predomina en el libro la narración, trufada de jugosas anécdotas, con tintes poéticos, dentro de la fascinación por la montaña y su subida como «ritual de purificación», si bien la meditación rezuma su prosa. Dejo como conclusión y muestra de su clarividencia algunas citas espigadas: «no es la fe la que mueve montañas, son las montañas las que mueven nuestra fe y nos desafían a acometerlas», «la ascensión es una ascesis», «todo el enigma de la montaña consiste en convertir la adversidad en gozo», «la nieve es la alegría, la elevación del alma por encima de sí misma», «en la altura, como en el amor, lo esencial es resistirse siempre a la fecha de caducidad», «cuando la nieve se derrite, ¿adónde va el blanco?», como al parecer se preguntaba Shakespeare, o «cuando llegues a la cima, sigue subiendo», proverbio tibetano con el que titula el epílogo.
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