Los libros que no olvida la bailarina vallisoletana Lola Eiffel

Recuerda la coreógrafa el día que vio su obra, 'Café Müller'. «Creo que fue cuando decidí que quería dedicarme a esto. Yo tengo el libro en francés, no sé si está editado en español. Cuando vivía en París uno de mis vicios era meterme en la Biblioteca del Centro Pompidou y comprarme libros que me inspirasen mis trabajos coreográficos o me enseñaran la infinidad de cosas que otros maestros o maestras pudieran aportarme». «Adoro este libro que recomiendo a todo el mundo de la danza o que trabaje en las artes escénicas». Pina, asegura, es la «gran dama de Wuppertal, la mayor fuente de inspiración que he encontrado en la danza junto a Nacho Duato».

La segunda recomendación literaria es 'Yo no fui a la escuela. Mujeres de Níjar 1915-2015. «Este libro llegó a mi por mediación de mi madrina, alguien se lo regaló y lo vi en su mesa del comedor un día que fui a verla«, relata Lola Eiffel. «En cuanto leí la sinopsis me maravilló la idea de que diferentes generaciones de mujeres contasen su vida, con la diferencia que producen los cambios generacionales y las historias vividas. No es igual la vida de una mujer en 1915 que la libertad conseguida en 2015. Tres generaciones de diez familias humildes de Níjar y sus alrededores; las que se quedaron y las que pudieron irse y lo que provocan los encuentros y sus historias».

En su librería tiene un lugar destacado este libro que, asegura, «estremece, que te emociona, que te hace pensar, que te acerca al 'yo' pero desde dentro , no desde el egocentrismo. Y además es de una editorial pequeñita y estas iniciativas tan reconstructivas creo que hay que apoyarlas».

El libro que actualmente está leyendo Eiffel es 'Debut', de Christina Rosenvinge, presentado recientemente en el Espacio Joven Norte de Valladolid dentro del Femini Fest. «Quizá como chica de los 70 me enganché a la canción de Alex y Christina, la que según ella escribió un día de invierno enroscada en una manta y que fue un hit de verano».

No olvida que con aquella canción preparó una coreografía cuando en un verano de los años noventa se encontraba en un campamento en el Albergue de Doña Sancha en León con sus compañeras de equipo de gimnasia rítmica. «Pero volviendo al libro, que es lo que os interesa, creo que es una mujer que siempre he admirado y siempre he pensado que sus letras tenían más de libro que de canción. Siendo artista, me siento en muchos momentos super identificada con ella según la leo, con esa soledad que sentimos en muchos momentos, aunque estemos rodeados de gente, en esos amores que no llegan porque esta vida es frenética con horas de carretera, en esas dudas cuando creas, y un largo etcétera. Es un bello viaje en el tiempo humilde y sincero».