Juan Tallón, 'El mejor del mundo' y lo que la vida hace contigo

En México le invitan a un misterioso club nocturno y cuando de él sale y regresa a España, se da cuenta de que nada es como lo dejó. Todo lo que creía sólido se desmorona a su alrededor. Y descubre que vivir no se trata tan solo de hacer algo en la vida, sino que también influye lo que la vida haga contigo (273). Porque en el camino te puedes encontrar con accidentes (como perder un dedo), con sucesos inesperados, con traiciones, con enfermedades (una meningitis tal vez). Nadie está a salvo de nada porque todo puede cambiar en cualquier momento. «La realidad más poderosa del nuevo orden mundial es el cambio, nada o casi nada permanece igual a sí mismo» (220). «La naturaleza en el fondo de todos los hombres es cambiar, no ser durante mucho tiempo el mismo» (253).

Así que, de estos cambios vitales y de la extrañeza sobre cómo los asumimos y afrontamos habla 'El mejor del mundo'. Hay un taxista, casi al final del libro que reconoce que debe usar el GPS para conducir porque, aunque lleve años al volante, descubre calles nuevas todas las semanas. Y eso, que vale para el taxi, vale también para las personas. Somos más de lo que creemos ser. Para contar esto, Juan Tallón apuesta por una estructura de capítulos alternos entre lo que fue y lo que pudo ser. Y escribe algunos episodios portentosos que podrían ser un cuento en sí mismo, como el capítulo 2 de la segunda parte. Allí conocemos a Carola, la madre de Antonio cuando este era pequeño. La desidia, la desesperanza y la depresión se abren paso en una vida rutinaria y ponzoñosa, en un cuerpo cansado y lleno de moratones, con una escena final tan brutal como emocionante. Es uno de los grandes logros de una novela donde también se asoma el sentido del humor de Tallón, con muy inteligentes hallazgos metafóricos.