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Mantiene un largo idilio con los lectores españoles refrendado en 2014 con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Entonces se impuso a McEwan, Murakami y Salter. El jurado sumó muchos hitos en su veredicto en el que aparecían dos palabras clave en la ... obra del premiado: la complejidad humana y los secretos del corazón. John Banville (Wexford, Irlanda, 1945) estará el domingo en la 55ª Feria el Libro de Valladolid. El escritor que se entrenó como periodista en camiseta, que se caló americana con sus biografías noveladas de científicos y sombrero con las policiacas, luce ahora chaquetas de corte oriental. Se desdobló durante un tiempo en dos identidades pero Benjamin Black ya es pasado. Banville sigue «perseverando en el intento de expresar la existencia con acierto. Nunca lo conseguiremos, pero como bien sabía mi compatriota Samuel Beckett, nuestra gloria estriba en persistir, desalentados, pero jamás vencidos. El esfuerzo no es vano, aunque cada punto final sea una admisión de fracaso. Hablar es ser», dijo en Oviedo.
El confinamiento no fue una experiencia nueva. «Los escritores vivimos en un confinamiento permanente. Para escribir un libro te tienes que encerrar contigo mismo durante un largo tiempo. La diferencia en los dos años de covid fue el maravilloso silencio que cubrió el mundo».
Bajo ese silencio su país late una calma tensa por la frontera comercial con la Gran Bretaña postBrexit, por la victoria del Sinn Fein. Quien fue periodista en 'The Irish Press' y 'The Irish Times' sigue escrutando la actualidad. «Vivimos un tiempo muy peligroso para Irlanda, tanto al norte como al sur. Como todos los movimientos fascistas, Sinn Fein se presenta como socialista y el amigo de la clase obrera. Pero detrás del Sinn Fein permanecen los 'hombres duros' que han sostenido la campaña de Provo (Miembro provisional del IRA) que invadió Irlanda durante 30 años. Como dijo Gerry Adams en su célebre frase; 'ellos no se han ido, como sabes'. El problema es que los jóvenes no recuerdan nada de los años del terror y ven al Sinn Fein como un nuevo desafío a las viejas ortodoxias. El partido no tiene nada de eso. El gran peligro es que el gobierno inglés conservador lo entienda y no le importe nada Irlanda, lo que probablemente cause aún más daño».
«La vida es extraordinaria»
El joven Banville de los sesenta ansiaba ser libre de una manera radical. Ni consideró la universidad, tal era su urgencia, y se enroló en una línea aérea para ver mundo. Ya lo había intuido en los libros desde niño aunque la revelación de lo cercano se la debe a Mr Joyce.
«Leí 'Dublineses' cuando era muy joven, con apenas doce o trece años. Me impresionó sobremanera y, de hecho, aún pienso que es su mayor logro. Esos cuentos fueron una revelación para mí, mostrándome que la materia del arte es la vida tal y como la conocemos, que no tiene que ser una historia de detectives o un cuento del salvaje oeste o cualquier otro género al que estaba acostumbrado», dice, aunque matiza que no se trata de vida 'normal', «sería muy cauto con esa palabra. Joyce mismo dijo que nunca se había encontrado con una persona normal, ni yo mismo, ni usted. La vida es extraordinaria así como las criaturas que la vivimos».
Comenzó a publicar en la década de los setenta, dos novelas y después una tetralogía dedicada a biografías de científicos. «Tengo un pertinaz interés, incluso fascinación, por la ciencia. Leí la historia de la cosmología de Arthur Koestler, 'Los sonámbulos', cuando era un quinceañero y volví sobre él cuando era un veintiañero, cuando me preparaba para escribir sobre Copernico y Kepler. Creo que la ciencia en general y particularmente la física ha producido grandes artistas, aunque ellos no se consideran tales. Werner Heisenberg y Paul Dirac fueron tan creativos como Pablo Picasso y Pierre Bonnard, por poner dos ejemplos. Un importante descubrimiento que hice mientras trabajaba sobre científicos es que la ciencia y el arte surgen de idénticos procesos creativos».
Su laboratorio natural es la «familia humana» ya que «a fin de cuentas¿qué otro tema, qué otro material, tiene un artista más allá de la 'comedia humana'?». El hombre,«capaz de cualquier cosa», se mide con su ineptitud para matar eficazmente el 'El libro de las pruebas' o afronta el dolor infinito de la viudez en 'El mar' (Premio Booker) bajo la caleidoscópica mirada de su narrador. Y cuando su elegante estilo era aclamado, le nació otro 'yo', Benjamin Black , que firmó ocho novelas policiacas.
Quizá fuera la admiración de su primo por esos libros que «sí podía leer» lo que le inquietó. Pero él da otra razón. «Acabé con Benjamin Black y le diré cómo ocurrió. Para escribir 'Quirke en San Sebastián', que es una secuela, tuve que volver a algunos títulos del principio para comprobar detalles. Como no puedo soportar leer mis propios libros, esto era un gran problema. Lo resolví escuchando audiolibros. Así logré distanciarme y pensé, 'bien estos libros no son tan malos ¿por qué molestarme en usar un seudónimo?' Así terminé con B. B.».
Siente que el éxito de sus novelas negras aquí se debe a que «España e Irlanda comparten una historia parecida en el siglo XX. Ustedes tuvieron una guerra civil, como nosotros, y padecen sus amargos efectos. Yluego tienen la Iglesia, todopoderosa en Irlanda durante al menos cincuenta años, desde la fundación del estado en 1922 hasta los noventa. Españoles e irlandeses tienen un profundo sentido de la tragedia».
La literatura es la respuesta irlandesa a la colonización británica. «Parece que hemos producido muchos escritores y seguimos haciéndolo. El inglés nos fue impuesto en el siglo IX y ¡mire lo que hemos hecho con él! La pérdida del irlandés es un desastre pero nuestra asimilación del inglés ha sido un triunfo. Así aseguramos nuestra verdadera libertad, a través de la palabra, no de las armas».
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