La periodista estadounidense Joan Didion. Julian Wasser-efe
Críticas literarias

Joan Didion y 'Lo que quiero decir': casi un testamento

El libro recoge una miscelánea de artículos en los que percibimos la maestría de la escritora estadounidense, recientemente fallecida

Jueves, 13 de enero 2022, 12:56

'Lo que quiero decir' es el último libro que Joan Didion (1934-2021), una de las mejores periodistas estadounidenses, ha publicado en vida. Es un conjunto de piezas sin unión aparente, al contrario que en libros anteriores donde, de un modo u otro, sí ... que había una idea vertebradora. En este, quizás porque ya había dado lo mejor de sí –y me refiero a siete libros periodísticos excelentes–, reúne piezas que son de ocasión en las que no faltan el genio que siempre la acompañó.

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Algunas tienen que ver con el estado de la prensa americana en 1968, otras con su vida y las hay que tratan de la escritura, ya sea la suya o la de Hemingway, la guerra o las relaciones entre padres e hijos. Hay también una entrevista a Nancy Reagan, cuando su marido era gobernador de California. Las más interesantes son esas en las que habla de su vida y la escritura.

En 'Un viaje a Xanadú' recuerda 'La cuesta encantada' engrandecida por la imaginación y la posterior desilusión cuando se acercó a ella, que quedó para siempre desprovista de ese encanto con que la niñez recubre todo lo que le rodea. En otro de los artículos interesantes narra el desengaño que sufrió al no obtener una plaza en la Universidad de Stanford. Reflexiona sobre la presión que el sistema académico norteamericano impone a los padres y a los hijos, las expectativas que todos se crean y la ineludible contrariedad. A pesar de que allí estudió literatura y escritura, Didion admite, en otro de esos breves artículos, que su verdadera escuela fue Vogue. Allí adquirió la especial percepción estilística que la distinguió.

Que el periodismo ha sido la gran escuela literaria del siglo XX no lo duda ya nadie. George Orwell, Ernest Hemingway, Vivian Gornick, y tantos otros (también los españoles) pulieron su estilo –quizás incluso lo crearon– en las páginas de los periódicos. La obligación de ser claro y conciso ha dado lugar a un lenguaje que, siendo culto, es también comprensible. También allí aprendió la importancia de crearse un yo periodístico que fuera reconocible y que gustara a los lectores.

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Los encargos de la revista le impedían caer en el narcisismo literario: la realidad siempre estaba allí y era más importante que su 'subjetividad'. Importaba el punto de vista pero no tanto la opinión que ella tuviera, al menos no la opinión directa. Así logró artículos extraordinarios en que la ligereza y el punto de vista lograban un distanciamiento frío e irónico. El lector nunca tiene del todo claro si a Didion le gusta o no el entrevistado o el tema sobre el que escribe, pero percibe la desapegada finura con que lo analiza. Joan Didion falleció el pasado 23 de diciembre.

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