Cuadernos y originales de José Jiménez Lozano que custodia la Fundación Jorge Guillén. Ramón Gómez
Literatura

Jiménez Lozano: «Cuando me muera, ya hablaremos»

La Fundación Jorge Guillén publica los primeros dos tomos de las Obras Completas del Premo Cervantes abulense que aspiran a ser su edición definitiva

Victoria M. Niño

Valladolid

Sábado, 11 de marzo 2023, 00:23

Le gustaba mucho la pintura, el jardín naif de San Baudelio de Berlanga y las estancias del arte flamenco, los violinistas sobre los tejados de Chagall y los pájaros. Por eso se llevaba algún disgusto cuando el editor de turno no respetaba la portada ... por él recomendada. José Jiménez Lozano fue escritor pero también hizo collages y alentó, con José Velicia y Pablo Puente, el proyecto expositivo de Las Edades del Hombre. Lo más cerca que estuvieron sus letras de las artes plásticas fue el libro 'El atlas de las cinco ínsulas' (El gato gris), con grabados de José Noriega, una exquisita edición limitada que puede verse en la Biblioteca Nacional.

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Viene a colación este recuerdo porque llegan a las librerías los dos primeros tomos de sus Obras completas que compilarán su ingente producción literaria, con la unidad estética que el canon editorial recomienda. La Fundación Jorge Guillén, depositaria de sus 'papeles', ha iniciado esta aventura. Tras la guarda blanca con su retrato, encuadernación azul aciano, el color y la flor de los ex libris de Jiménez Lozano.

12 tomos, 16.750 páginas

  • Diarios Desde 1986 hasta 2020. 2.200 páginas que se recogen en dos tomos.

  • Novelas 27 publicadas entre 1971 y 2018. Cuatro tomos de 1.500 páginas cada uno.

  • Libros de cuentos 13 colecciones publicadas entre 1976 y 2019. Unas 2.050 páginas.

  • Libros de artículos Publicó cinco en los que seleccionó textos publicados de 1963 a 2017. En torno a 1.560 páginas.

  • Ensayo 22 libros de 1961 a 2021. Aproximadamente 3.700 páginas.

  • Poesía Once poemarios de 1992 a 2015. 1.300 páginas.

«Hace muchos años que firmamos un convenio para que su archivo pasara a la Fundación (1997), pero cada vez que salía el tema Pepe me decía 'cuando me muera ya hablaremos'», recuerda Antonio Piedra, director de dicha fundación.

«Ahora es fácil encontrar sus obras, consultar cualquier detalle, episodio, cita, dentro de su contexto. Pero con el paso del tiempo no lo será tanto. No se trata solo de publicar sino de cuidar todo su legado, por eso se está clasificando su archivo que abarca manuscritos, cartas y libros publicados. No tenemos sitio para recibir las biblioteca de los autores, trabajamos con los documentos que ayudan a explicar la obra del autor». Piedra se ha marcado un horizonte aproximado de cuatro años para editar las casi 17.000 páginas publicadas por el Premio Cervantes al ritmo de tres volúmenes por año (cada uno de unas 1.500 páginas aproximadamente).

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40 años de dietarios

Aborda la tarea con la colaboración económica de la Fundación Siglo. «Comenzó a publicar en 1961 hasta su muerte en 2020, son seis décadas de escritura plena, versátil, ininterrumpida que abarca todos los géneros. Editar todo eso es un trabajo arduo, complejo, hay que cotejar con los originales, hay cambios a medida que las obras se reeditan y correcciones», explica Piedra. Novelas, ensayos, poesía, cuentos, artículos, diarios, superan los ochenta títulos publicados por una veintena de editoriales.

La aventura ha comenzado con los diarios. «Porque es lo último que escribió. Abordarlo ahora es una apuesta por el personaje, mostrar al escritor y sus opiniones en torno a la lectura, a la humanidad que le contextualiza, a la crítica social que le provoca el mundo. Reflejan el día a día del escritor, el libro que está leyendo, la escritura como reflexión, el tono social del momento».

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Solo los diarios han supuesto un año de trabajo. «Para hacer una edición canónica no puedes tener prisa. Yo soy un mal corrector de Pepe, me quedo en el sentido general, en su inteligencia», reconoce Piedra.

Poeta por designación de Delibes

Entre 'Los tres cuadernos rojos' (1986) y 'Evocaciones y presencias' (2020), Jiménez Lozano deja rastro de sus conversaciones en el parlamento de Alcazarén (los interlocutores aparecen con iniciales), de lecturas, noticias tamizadas por su personal colador, del devenir de la naturaleza cercana, de cartas y viajes. Los tomos de los dietarios están prologados por el filósofo Gabriel Albiac, amigo del 'escribidor', que hará lo propio con los de los ensayos. Tras estos irá la narrativa –novelas y cuentos– y después la poesía. Jiménez Lozano tardó en publicarla aunque no en escribirla, como explica Raúl E. Asencio en su ensayo ('A la espera. La poesía de Jiménez Lozano'). Su primer poemario, 'Tantas devastaciones' (1992) llegó a la imprenta por la 'traición' de Piedra.

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«Me dio a leer el manuscrito en 1991. Me pareció fantástico y lo publiqué, fue el primer libro de la colección de la Fundación Jorge Guillén. Él se medio enfadó y citó a Santa Teresa diciendo que solo le faltaba ir de 'coplero'. Pero hasta Miguel Delibes le dijo: 'ya era hora, tú eres poeta'. Y siguieron diez poemarios más», recuerda Piedra.

Tras la poesía, la parte más laboriosa del recorrido, la correspondencia y los artículos. «Ahí nos espera una tarea difícil. Publicó cinco colecciones de artículos en libros, pero en El Norte de Castilla dejó mucho más. Se trata de identificar los artículos firmados y los que no. Habría que hacer lo que en filología llamamos la 'autopsia del texto', ver si 'genéticamente' son de él o no». Y junto a la escritura periodística, las cartas. A pesar de su extensa red de amigos y colegas con los que mantuvo correspondencia, no hay tanto material. José hacía hoguera cada otoño con sus papeles porque consideraba que la comunicación personal debía quedarse en ese ámbito. Trotta publicó póstumamente las castas de Lozano y Américo Castro entre 1967 y 1972.

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«Son casi sesenta años de literatura ininterrumpida, constante, clarividente; de escritura plena, versátil, que abarca toda la complejidad del pensamiento contemporáneo, de lo trascendente. Apuesta por las víctimas. Afecta a muchos tipos de conciencia; social, política, ética y moral, la del propio escritor, como altavoz de las víctimas», concluye Antonio Piedra.

Con una tirada de 700 ejemplares, a la venta al público se suma el interés de que las obras completas estén en bibliotecas, universidades y allá donde «pueda animarse a su lectura».

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