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El espacio exterior siempre ha sido un elemento esencial en lo que se ha denominado western, ese género que habla de sociedades donde todavía no impera la ley y los conflictos entre humanos son elementales (tierra, agua, animales…). Jane Campion, mujer, desde Nueva Zelanda, una ... de las últimas fronteras de la humanidad, ha conseguido hacer de esa representación una de sus señas de identidad como directora de cine.
Otra de sus características es la atención a lo literario como origen de su obra. Empieza con 'Un ángel en mi mesa' (1990), a partir de la autobiografía de la escritora Janet Frame, y acaba de presentar 'El poder del perro', con la novela de Thomas Savage como soporte.
En el trayecto, su adaptación de 'Retrato de una dama' (1996), con Henry James de base, o 'En carne viva' (2003) con Susana Moore como novelista y coguionista. La lucha de la mujer para sobrevivir en un mundo patriarcal es otra de las vigas maestras de su obra. Sus protagonistas suelen ser mujeres que no aceptan el orden establecido. Pero, por encima de todo, y englobando lo anterior, está su reivindicación del derecho a la diferencia.
Los personajes que le interesan son raros, gente inadaptada que hace lo imposible por llevar la vida que quieren. Ahí podemos incluir el relato sobre los últimos años del poeta inglés Keats en 'Bright Star' (2009), escrito por ella misma, y su mayor éxito hasta el momento, 'El piano' (1993), también con un guión propio, única Palma de oro de Cannes para una película dirigida por una mujer.
El personaje que interpreta Holly Hunter, una viuda muda que va a Nueva Zelanda a encontrarse con un marido con quien se ha casado por poderes, es el epítome de la rareza. Su piano, y la música que sabe extraer de él, son la fuerza que le permite manejarse en la vida, junto con su hija. Hay torpeza en las relaciones, pero no maldad. El barro, la lluvia, el bosque, las olas, el mar… configuran un paisaje que determina la acción; lo que allí ocurre no podría tener lugar en otro escenario. Hay que añadir que la mujer expresa sus apetitos, después de ser tentada.
Es una característica importante; lo habitual es que el género femenino sea representado en el cine como objeto de deseo, no como sujeto. En 'Retrato de una dama' aparece su primer villano, John Malkovich interpreta a un tipo lleno de peculiaridades, con una capacidad asombrosa de aterrorizar a los que lo rodean sin que se le mueva una ceja. El personaje de Nicole Kidman, una mujer hermosa, rica y pagada de sí misma, cree que puede manejarse en el mundo sin pareja que la proteja. El relato consiste en las dificultades con las que se enfrenta para conseguir salir adelante sin ceder del todo.
Antes de rodar su último filme, Campion entra de lleno en una serie de televisión, 'Top of the lake' (2013-2017. Rtve play). Escribe, produce y dirige, con colaboradores. En la primera tanda de episodios, rodada en Nueva Zelanda, el entorno es tan determinante que marca el título. Hay ecos de 'Twin Peaks', pero sobre todo se observa una recopilación de sus obsesiones, con una detective sufrida y dispuesta a no dejarse atrapar por lo que la rodea (Elisabeth Moss), un malvado shakesperiano (Peter Mullan), una gurú post-hippie (Holly Hunter) y un pueblo confundido que no sabe cómo salir adelante en ese espacio agreste y bellísimo en los principios del siglo XXI.
En 'El poder del perro' la directora y guionista maneja la historia, difícil de contar con palabras, los espacios, el tiempo y los actores con el saber de sus experiencias anteriores logrando, quizá, su obra más perturbadora hasta el momento. Aunque la acción se supone que ocurre en Montana, ella rueda en su país. Y de nuevo el terreno en el que se mueven los personajes es esencial para lo que ocurre y cómo ocurre. Algunas imágenes recuerdan a planos de John Ford en sus westerns más característicos.
Hay tres varones, dos hermanos y el hijo de la viuda con la que se casa uno de ellos, muy diferentes, cada uno intentando mantener y, si es posible, ensanchar su espacio. Los hombres son protagonistas, algo que no es habitual en el hacer de Campion. La nueva esposa parece estar en la sombra, pero su llegada a la familia es el acicate que los estimula a redefinir su personalidad y contener la de los otros. Entre los cuatro, conforman una buena colección de particularidades.
Es lo contrario de los westerns de John Ford, en los que se alaba la tradición y los personajes resplandecen. Benedict Cumberbatch compone un malvado lleno de matices. Hay secretos en el pasado y durante la acción que condicionan el desarrollo de lo que va sucediendo. El tempo de las secuencias es pausado y la atmósfera que se crea, en cada una de ellas y en su conjunto, más que inquietante. El piano, que fue fundamental en la película con su nombre, vuelve a aparecer, ahora en un sentido opuesto. Lo que le llega al espectador es que esos cuatro monstruos, cada uno a su manera, están cerca de sus fantasías, de sus miedos y obsesiones; no son algo exterior, importa lo que les pasa como si nos ocurriera a nosotros también un poco.
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