Corría el año de 1946. El general Franco imponía su Ley de Sucesión a la Jefatura del Estado, que desterraba toda posibilidad de los monárquicos de regresar al poder, a pesar de haber declarado a España como «reino». Y enviaba al destierro, como prueba de ... fuerza, al general Kindelán. Francia cerraba la frontera de los Pirineos y la Sociedad de Naciones condenaba al régimen español negándole el ingreso en el grupo. Y José María Gironella ganaba el premio Nadal con su novela 'Un hombre'. Justo un año antes que Delibes. En este marco de estricta posguerra política, económica y cultural, nació la revista 'Ínsula', un milagro literario que cumple sus primeros 75 años de vida, convertido en referencia de las letras hispánicas.
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'Ínsula' nació con humildad. Pero tardó muy poco en demostrar una alta capacidad de vuelo. Surgió como un simple boletín literario de la librería del mismo nombre, que el catedrático Enrique Canito había abierto un año antes en Madrid. Canito (Granada, 1902-Madrid, 1992), catedrático de francés, había sido expedientado por el régimen después de la guerra, y hasta que no pasó el proceso de depuración no pudo regresar a su actividad docente. Su trabajo en la Embajada de Francia y sus clases en el Liceo Francés le permitieron seguir adelante en los años del proceso. Y la librería, con su correspondiente tertulia, le abrió además la oportunidad de entrar de lleno en el panorama cultural de aquel Madrid donde se pasaban el testigo la Generación del 27 y la del 36. Experto en estas dos grandes generaciones literarias, el poeta José Luis Cano (Algeciras, 1911-Madrid, 1999) acudió enseguida en ayuda del proyecto, fundando entre los dos la revista.
Canito, que había conocido en Sevilla a Pedro Salinas y que había sido, antes de la guerra, lector de español en Toulouse, donde entabló amistad con la hispanista Suzanne Brau, tuvo muy claro el objetivo. Abarcar el panorama nacional y extenderse, a través de los escritores e intelectuales españoles en el exilio, por América y Europa. Así, la que nació como gacetilla de novedades bibliográficas de libros extranjeros, enseguida se abrió a la reseña y a la crítica de libros españoles e iberoamericanos. A partir de aquel primer número, que apareció el 1 de enero de 1946, y en el que se registraban las firmas de Enrique Lafuente Ferrari, Miguel Catalán, Paul Guinard, Juan Rof Carballo o Carmen Laforet, 'Ínsula' fue ganando peso hasta convertirse en la verdadera «casa de la resistencia cultural», en palabras de Ricardo Gullón. Las firmas de Américo Castro, Juan Ramón Jiménez, Jorge Guillén, Francisco Ayala, Pedro Salinas, Luis Cernuda o Max Aub contribuyeron a alimentar ese anhelo de «restituir la cultura expulsada por la guerra civil», por encima de la opresión política.
La profunda visión literaria de la revista, la calidad de los artículos y su apuesta, desde el principio, por incorporar a las nuevas generaciones de escritores propiciaron que 'Ínsula' se convirtiera además en una referencia para hispanistas de todo el mundo. Eso no impidió sin embargo que, al igual que sucedía con todas las publicaciones de la época, tuviera que luchar a brazo partido contra la censura. Con una colección larga de anécdotas, desde la palabra «seno», que no podía aparecer en un poema de Vicente Aleixandre, hasta el secuestro completo de un monográfico, preparado por Julián Marías como homenaje a Ortega y Gasset, en 1955, con motivo de su muerte. O la prohibición de un artículo de José Luis Cano sobre el lugar en el que fue enterrado Lorca.
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José Luis Cano, el gran estudioso del 27; el autor de biografías de Federico García Lorca y Antonio Machado; el mítico director de la colección de poesía Adonais; el editor de 'Los cuadernos de Velintonia', de Aleixandre, tomó el relevo de Enrique Canito en 1983, cuando la editorial Espasa Calpe se hizo cargo de la revista. Fue director de 'Ínsula' hasta 1987, año en el que fue sustituido por Víctor García de la Concha. En 2021, fecha en que la revista cumple 75 años de existencia, su actual editora, Arantxa Gómez Sancho, recuerda toda esta trayectoria y explica: «Esta antigua y venerable casa llamada 'Ínsula' resiste contra viento y marea el paso de los años y el paso por la tan difícil, a veces, historia de España. Los materiales con los que fue levantada en el año 1946 son el secreto de su solidez». Y añade: «Enrique Canito y José Luis Cano son piezas clave de la tradición liberal española que entiende la cultura y la libertad como cimiento común para alzar formas de civilización flexibles y heterogéneas, porosas e interrogativas, integradoras y cohesivas».
Esta 'Ínsula' de 2021, pues, fiel a su pasado y pendiente del futuro, mantiene en gran manera la fórmula de los fundadores: grandes monográficos por autor, época o asunto literario, con vistas a América y con un cuidado especial de las grandes lenguas literarias españolas: además del castellano, el gallego, el catalán y el euskera. Una proximidad permanente con el mundo universitario, con la mezcla de «veteranos profesores y jóvenes filólogos». La revisión permanente de los clásicos y la atención a las nuevas voces de nuestro panorama literario. Un poema inédito de Joan Margarit pone el colofón al número del aniversario, presentado con el título de 'Un álbum de nuestra letras', que indaga sobre la iconografía forjada alrededor de la lengua y la literatura españolas desde la Edad Media hasta el siglo XX. Más madera en la caldera de esta máquina de «resistencia cultural».
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