Secciones
Servicios
Destacamos
Sus afanes desde los años ochenta se centraron en el Museo Etnográfico que reunió en su casa enseres del entorno de Cervera de Pisuerga. Piedad Isla no dio demasiada importancia a sus fotos, a las que había dedicado cuarenta años desde que ... se compró la primera cámara en 1953. Tan solo colgaba en las paredes las de los vecinos para que se reconocieran o para explicar los oficios y tareas a los que correspondían las herramientas expuestas. Fueron sus ayudantes los que le hicieron ver que su mayor contribución etnográfica eran sus imágenes.
Piedad Isla (Cervera, 1926-Madrid 2009) llega hoy al Patio Herreriano en la muestra 'Un testimonio fotográfico', comisariada por Maximiliano Barrios y Feliciano López Pastor.
Fotógrafa autodidacta, abrió tienda en su pueblo y se dedicó a hacer las fotos de carnet, las de boda, fiesta, ferias. Iba por la comarca en moto y antes de llegar a cada pueblo era anunciada desde el campanario. Entre las fotos de encargo surgían las que más gracia le acabaron haciendo «las espontáneas, las no preparadas». Así se formó un fondo de unas 130.000 imágenes de las cuales están digitalizadas un 70%.
«En esta exposición queremos contextualizar a Piedad en las corrientes de la fotografía europea tras la II Guerra Mundial, que ella no conocía pero con las que coincidía en intereses; por un lado el realismo poético (Doisneau, Cartier Bresson, Ronis) y por otro, el neorrealismo (Pina, Migliori, Catalá Roca, Joan Colom, Masats)», explica Barrios, vicepresidente de la Fundación Piedad Isla-Juan Torres.
«Hemos dividido la exposición en cuatro apartados: el mundo de la infancia, que supo captar muy bien; la mujer; el trabajo y los actos sociales y un último de fotos inéditas que muestran un punto de vista diferente, que aspiran a representar una sociedad, que tienen un afán documental por encima de acercarse a una corriente artística u otra y demuestran una potencia trascendente».
Ese documentar una forma de vida periclitada le obsesionó a Isla. «Piedad usó la fotografía como medio para retratar una forma de vida que se terminaba por la emigración y el vaciamiento de los pueblos. Su empeño en el museo era crear un centro de memoria para que las nuevas generaciones supieran que habían llegado hasta hoy con el esfuerzo colectivo de mucha gente que les precedió», explica Barrios.
También le interesó la imagen en movimiento y grabó varias películas en Súper 8. Una de ellas, 'Inquietud', ganó un premio en el festival de Cine Religioso de Rubí (1969). «Es en blanco y negro, de unos 8 minutos. La protagoniza su marido y cuenta la ascensión a una montaña. Ella lee un texto sobre sus inquietudes espirituales, es una metáfora de una vida que a base de trabajo alcanza la cumbre», cuenta el comisario. «Es una mujer de la posguerra, tiene su religiosidad aunque no es ninguna beata, no necesitaba la mediación de la Iglesia. Sus libros de cabecera eran uno de Martín Descalzo y otro de José Hierro, un poeta que le encantaba. Constituían su espacio de meditación».
Cristina García Rodero la reconoció como su referente sin conocerla mientras otro colega, Castro Prieto, se encargó de positivar muchas de las fotos de esta muestra, y Publio López Mondéjar, fotohistoriador y miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, empezó a difundir la obra de la palentina. «Ellos fueron el espaldarazo para el reconocimiento de Piedad Isla».
A partir de su jubilación, Isla hizo diapositiva en color. «Así como el blanco y negro aguanta un siglo, el papel fotográfico en color de los ochenta y noventa se estropea rápidamente». En los noventa «hace muchas fotos de naturaleza y recreaciones etnográficas. Pedía a la gente que se vistiera o se pusiera de determinada manera para crear la imagen que quería para el museo».
Isla «fue pionera en muchas cosas, en su trabajo como fotógrafa, algo inusual en su época, en la etnografía y en la ecología, en su defensa del medio ambiente y del patrimonio cultural».
Desde su muerte, la Diputación de Palencia convoca anualmente un premio nacional de fotografía que hasta la fecha han ganado los dos fotógrafos citados, así como Masats, Colita, Ouka Lele, Tino Soriano , Marisa Flórez, Chema Madoz o Juan Manuel Díaz Burgos. El próximo martes recogerá el último galardón José Manuel Navia.
La exposición del Patio Herreriano se completa con dos películas de José Val del Omar rodadas en la España republicana de los años treinta en contraposición con la España franquista que retrató Piedad Isla.
La corresponsal que situó Cervera en el mapa
Fotografió el entierro de cuatro mineros muertos en un accidente de Castrejón de la Peña para la Agencia Efe, pero sintió que incomodaba a los vecinos y no quiso hacerlo más. Piedad Isla inició su carrera como corresponsal en el 'Diario Palentino' y 'Alerta'. Luego la reclutó Miguel Delibes para El Norte de Castilla. Durante tres décadas publicó sus imágenes en una página que se llamaba 'Nuestra región en El Norte de Castilla', luego 'Crónica de la región castellana' y posteriormente 'Por Castilla y León'.
1956 fue buen año de truchas en Cervera de Pisuerga. Unos años después posaban dos niños con ejemplares de 3 kilos y en 1973, un pescador mostraba orgulloso una de seis. La caza de lobos era tan excepcional que merecía foto como los dos ojeadores se hicieran con 80 codornices en una jornada o que la suelta de corzos en el Parque de Fuentes Carrionas.
Sin embargo son vacas y terneras los mamíferos que anualmente convocaban a paisanos y fotógrafa en las ferias de ganado de la comarca.
Visitas del obispo o del gobernador civil, clases de la cátedra ambulante de la Sección femenina, fiestas patronales, ejercicios tácticos del Ejército y hasta una prospección petrolífera fueron capturados por la cámara de Isla. Su afán etnográfico asoma en retratos como el de una hilandera o un chamarilero que se publicaban sin más justificación que su calidad. También hizo fotografía forense para los juzgados. Fenómenos como vendavales, nevadas o crecidas eran inmortalizados puntualmente. Y mucho antes de que el románico fuera maná turístico para la zona, documentó al detalle la restauración de la iglesia San Salvador de Cantamuda. Cuando presentó su libro 'Entre latidos y silencios' pidió a Delibes que la acompañara, pero el escritor, ya enfermó, excusó su ausencia.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.