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Miguel Ángel Tapia con una de las tallas que esculpe en su taller de Viana de Cega.
Imaginero de santos por encargo
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Imaginero de santos por encargo

En procesiones, altares y domicilios lucen esculturas de Miguel Ángel Tapia, fieles al estilo castellano, creadas en su taller de Viana de Cega

Jesús Bombín

Valladolid

Sábado, 20 de abril 2024, 00:45

jesús bombín

Siente un temblor de emoción Miguel Ángel Tapia (Valladolid, 1966) cuando en un besapié observa una fila de fieles entregados al rezo de una talla nacida de sus manos. También cuando ve desfilar en Semana Santa el paso 'El Prendimiento' o la 'Oración del huerto'. «Pensar que esas obras de arte van a estar aquí bastantes años y miles de personas las van a contemplar en la calle conmueve». Ambos grupos escultóricos se pueden ver en la iglesia de San Nicolás de Bari en Valladolid, cuya imagen titular presidiendo el altar también es suya, al igual que la Virgen de la Alegría y el Yacente de San Benito. De su taller Aquí se Hacen Santos, en Viana de Cega, han salido decenas de esculturas, de devoción, encargadas en su mayoría, por cofradías, parroquias y particulares. «Estoy encasillado en el estilo castellano, no quiero hacer otra cosa», zanja Tapia, entusiasta de la herencia de Gregorio Fernández, Juan de Juni o Alonso Berruguete. Cinco oficios (carpintero, modelista, pintor, dorador y estofador) domina este imaginero que fija en las manos el potencial expresivo de una talla. «Solo con verlas sabes en qué momento se encuentra, si tensionada, relajada o cómoda; en una figura de devoción la mirada se nos va a la cara, pero mucho más descriptivas son las manos».

Tapia trabaja sobre una pieza.

Veinte piezas aguardan en su taller el último retoque. Pino de Soria es lo que más esculpe por ofrecer, entre las maderas blandas, «la mejor calidad». También talla sobre nogal español, nada tiene que ver, enfatiza, con el americano. «Las piezas de nuestros maestros castellanos son de pino y nogal y aquí están quinientos años después; ahora la imaginería utiliza cedro y tilo de otros países, maderas que no se sabe a la larga el resultado que pueden dar con los nuevos pegamentos y adhesivos». Él sigue trabajando con técnicas del siglo XVI, preparando y uniendo bloques de madera de 20 centímetros de ancho, siete de grueso y dos metros de altura. «Esa madera se pegaba cociendo pieles de conejo, tendones y gelatina de animales, material adhesivo que lleva durando cinco siglos; las piezas que vemos en museos e iglesias están están unidas así».

Unas mil horas de trabajo le lleva una talla. «Y si se emplean nuevas tecnologías, se puede abaratar costes reduciendo tiempo, pero al final no deja de ser una reproducción y no una creación».

Hay quien le pide una imagen para su finca o para rezarla en casa. Y hasta quien le encargó una figura de un santo con un rostro de una persona del siglo XXI. Porque no solo los santos pueblan el taller de Tapia. También realiza clavijeros de violines y violas para un lutier de Béjar. «Me piden que talle una diosa Atenea, un león, un retrato de otra persona...». En su repertorio más profano, el 'Tenorio' en bronce que da la bienvenida a la Casa de Zorrilla. Un Ecce Homo, réplica de uno de Gregorio Fernández, reclama su atención desde hace diez años en su estudio. Lo empezó y va emergiendo del leño en ratos espaciados, al gusto de este apasionado de los clásicos castellanos en tiempos de cierta inclinación cofrade por lo andaluz.

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