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Los libros recomendados de la semana. El Norte

Los libros de la semana

Una hermana fallecida, un desastre radiactivo y un crimen de Oscar Wilde

Los libros recomendados de la semana incluyen memorias familiares y colectivas sobre el auge de la heorína, relatos apocalípticos y misterios en fiestas de la alta sociedad

Víctor Vela

Valladolid

Sábado, 2 de noviembre 2024, 08:56

Las lecturas recomendadas de esta semana proponen viajes literarios escenarios apocalípticos, crímenes cometidos en la alta sociedad o a la Barcelona de los primeros años de democracia, con la heroína y la contracultura como ingredientes de una búsqueda familiar.

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'Nela 1979', Juan Trejo

«No tener miedo es una ... ventaja considerable para moverse por el mundo» (149)

  • Nela 1979 Juan Trejo

  • Tusquets páginas. euros.

Juan Trejo no conserva muchas fotografías de su hermana Nela. Pero hubo una que siempre le llamó la atención. Estaba en el recibidor de la casa que la familia tenía en la calle Gomis. En ella, Nela aparece de medio lado (porque como descubriremos a lo largo del libro es difícil tener una imagen completa de ella). Y además, es una foto cuadrada que la madre colocó en un marco ovalado. Este pequeño detalle (que leemos en la página 24) es clave. Una foto cuadrada en un marco ovalado. Una horma familiar en la que era difícil encajar.

«Nela es la mujer joven que se hizo cargo de las riendas de su vida, para bien y para mal, la que se apartó de lo que ella entendía como imposiciones familiares o incluso insufribles mandatos sociales» (24).

Juan Trejo ha escrito un libro para saber más de una hermana a la que apenas conoció y de la que su familia desconocía casi todo (en su lápida, tal vez como símbolo de algo, ni siquiera aparece su nombre). Nela se marchó de casa cuando su hermano pequeño Juan apenas tenía cinco años. Falleció poco después de que él tomara la primera comunión. Lo hizo en Valencia, lejos del hogar familiar de Barcelona, en extrañas circunstancias, después de apenas ver a los suyos y de haberse enganchado a la heroína.

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El autor comienza a investigar (en archivos, cartas, recuerdos familiares y de amigos) para conocer mejor a Nela, para comprender por qué se marchó de casa, para saber qué le llevó a las drogas, en un momento en el que la heroína se hacía fuerte en las calles (finales de los 70) y el país se despertaba de años de dictadura. De hecho, el libro extiende sus brazos a este contexto porque el personaje de Nela sirve de punto de partida (de impulso) para explicar también un momento de cambio social y movimientos contraculturales. «Porque la historia de Nela no es solo su historia. Es también la historia de una familia que quiso dejar atrás las maneras de un tiempo caduco para poder emprender un futuro prometedor, sacrificando algo muy valioso para lograrlo. Es también la historia de una generación de jóvenes que (...) tuvieron que afrontar la frustración y el desencanto de ver que las cosas no iban a cambiar del modo en que ellos habían imaginado. Es también la historia de un país obsesionado con borrar el pasado inmediato para entrar en una nueva etapa (...) Y en última instancia es la historia de la irrupción de la heroína en un país que intentaba montarse a toda prisa en el tren de la modernidad» (30-31).

Con todos estos hilos se cose este libro emocionante en el que el personaje de Nela se comienza a dibujar a medida que el autor descubre más cosas sobre su hermana. Y así, empieza a comprender que tal vez las peleas familiares no se debían a una contestación arbitraria. «Tal vez, después de todo, no era ella la que estaba equivocada, la rebelde sin causa, la egoísta; tal vez anidaba en ella desde el principio un afán liberador, la imperiosa necesidad de señalar los errores».

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El libro se construye como una investigación en la que Trejo entrevista a los antiguos amigos de Nela (muy pocos) e intenta contactar con aquellos que la pudieron conocer. Y llega a conexiones emocionantes, mientras se intercalan capítulos en los que se habla de esa generación destrozada por la heroína (195-200-216), de ese olvido atado a la Transición («al igual que ocurrió con la situación del país (...), todos los miembros de la familia decidieron apostar por la amnesia del pasado presente», 265) o de una cultura salvaje que muy pronto se comenzó a domesticar. «La cultura en España dejó de ser crítica, de proponer alternativas, de ser colaborativa, de mantenerse alejada del poder y se entregó a una celebración -sin duda merecida después de tanta penuria- de lo material y del individualismo, se desentendió de los problemas sociales de manera radical, como si tras la dictadura se hubiese caído en paraíso en el que todo era era adecuado y cualquier tipo de reproche conllevase convertirse en el indeseado aguafiestas» (258). Así, este libro no solo rastrea el pasado de Nela, sino también los cambios vividos en aquel 1979 que figura en el libro.

'Termush', Sven Holm

«Tenemos los ojos acostumbrados a encontrarse por doquier con paredes, escaleras, descansillos y puertas, y la vista percibe como abismos las extrañas distancias abiertas» (75)

  • Termush Sven Holm

  • Impedimenta páginas. euros.

En realidad, parece que todo sigue igual, que ahí afuera hay «un mundo con menos cambios de los que habría provocado una tormenta de verano» (12). Pero aunque las cosas «han conservado su apariencia inicial», en realidad ha ocurrido una catástrofe. Un desastre radioactivo. Debajo de toda esa tranquilidad, bulle el peligro. Por eso, este grupo de personas (todas ellas millonarias) se han recluido en este hotel, con refugios subterráneos y todo tipo de lujos para sobrevivir mejor. Puede que el paisaje ahí afuera permanezca inalterado, pero ellos, ahí encerrados (protegidos parece) ya han empezado a cambiar. Para empezar, incluso han renunciado a parte de sus derechos. Porque hay alguien (la dirección del hotel) que tutela lo que pueden o no pueden hacer. Una burbuja lejos de la radiación, pero peligrosa en sí misma. Y más aún cuando un grupo de supervivientes se aproxima a ella.

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«De pronto aparecen forasteros que pretenden formar parte de nuestro refugio» (50). Hay huéspedes que quieren acogerlos, ayudarlos. Los hay que no quieren saber nada de ellos. Y otros que temen que el hotel «termine desbordado de forasteros» (55). En esta corta novela postapocalíptica, comprobamos de nuevo cómo la ciencia ficción se convierte en un vehículo estupendo para hablar sobre la realidad actual. De primeras, la lectura parece bascular hacia los peligros medioambientales, hacia tragedias ecológicas como Chernóbil o sanitarias como la covid. Cómo el diagnóstico de los enfermos (y su confinamiento) puede ser recibido como una buena noticia por el resto, porque el que haya otro enfermo significa que yo estoy sano (96): el egoísmo del superviviente. Pero de fondo está sin duda esa lección sobre la migración, sobre la llegada de foráneos y cómo en ocasiones son observados con recelos, como una amenaza, un elemento desestabilizador. El hotel como una forma de conformar un «nosotros» de privilegios frente a los otros del ahí afuera que aspiran a entrar. Un libro breve, pero lleno de claves para múltiples lecturas.

'Los crímenes de Lord Arthur Savile', Oscar Wilde

«Sentía una extraordinaria pasión por el placer, que es el secreto de la eterna juventud» (13)

  • Los crímenes de Lord Arthur Savile Oscar Wilde

  • Nórdica Páginas. euros.

La maestría de Oscar Wilde consigue que el lector sea un invitado más a esa fiesta de la alta sociedad londinense que se celebra en el primer capítulo del libro. Allí, entre jóvenes pretendidos y damas que fingen sentirse avergonzadas, la anfitriona propone un juego a los invitados que se han quedado hasta el final. En la fiesta está el señor Podgers, un «extraño hombrecito de sonrisa artificial, lentes dorados y ojos vivaces y brillante» (21) que tiene un curioso don: es capaz de leer el futuro (y de ver el pasado) en las líneas de las manos. Las palmas de los invitados se pasean, una por una, por la mirada de Podgers, hasta que llega el turno a Lord Arthur. Entonces, el presagio no se hace público, porque más bien parece una maldición. En un aparte, el adivino le dice al joven aristócrata que ha visto cómo en el mañana cometerá un crimen. Y Lord Arthur, a partir de ese momento, vive como si el augurio fuera una maldición. Incluso retrasa su boda, convencido de que la felicidad no será plena hasta que no haya cumplido con esa misión que le tiene encomendada el destino. Wilde escribe un entretenido y divertido relato (una muy corta novela) sobre esos falsos designios que parecen encorsetar nuestras vidas. Y cómo, en ocasiones, aunque los persigamos, no conseguimos que las promesas se hagan realidad. Es verdad que durante la lectura uno había pensado en otros desenlaces. Como que Lord Arthur se convierta en ese delincuente con cicatriz que buscan. Como que su prometida se coma el caramelito y se cumpla así la profecía. Pero el relato, más que historia de terror o crímenes, se plantea como un divertimento en el que brilla ese capítulo de la fiesta inicial y ese recorrido continuo por las calles de Londres, tan vivo en sus detalles que parece caminar por la ciudad.

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'La leyenda del santo bebedor', Joseph Roth

«Comprendió entonces por qué les tenía tanto miedo a los espejos en los últimos años. A nadie le gusta contemplar su decadencia» (16)

  • La leyenda del santo bebedor. Joseph Roth

  • Acantilado. páginas. euros.

Andreas es un refugiado polaco que vive, sin papeles, por las calles de París. A mediados de la década de 1934. Una noche, comienza una serie de azarosas situaciones (se llega a hablar de milagros) cuando un hombre de paseo por las orillas del Sena se cruza con Andreas y este le cuenta que vive allí, debajo del puente. El hombre le entrega dinero para que pueda encarrilar su vida a cambio de que, cuando pueda, devuelva esa cantidad a una imagen de Santa Teresa en una de las iglesias parisinas. Andreas le da su palabra a ese desconocido, pero su afición por el alcohol impedirá una y otra vez que lo consiga. Por el camino, tiene nuevas oportunidades (nuevos milagros) para conseguir dinero, pero siempre hay algo que le impide saldar su deuda. Una comida copiosa, una cita con una mujer, una visita al bar. El título elegido por Roth nos remite a esa idea de leyenda, de cuento con moraleja casi, en la que se contraponen luego las figuras del santo y del bebedor, del tipo con una aspiración por el bien, pero que se topa con una flaqueza de voluntad para llevarla a cabo. En la contraportada de este pequeño librito, la editorial Acantilado dice que este texto (un relato apenas) ha dado lugar a «múltiples lecturas». Esta es la mía, pero para ahondar en el texto está el postfacio de Berta Artes Yáñez con el que se completa esta edición.

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