jesús bombín
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E l lápiz es el rey en el despacho de María Ángeles Paniagua (1965). Los tiene a puñados y de varios colores en este luminoso espacio de la Casa Mantilla en Valladolid, domicilio, sede del taller de escritura creativa De Rinocerontes y Mariposas ... y, desde hace dos semanas, también de la editorial El Lapicero Azul.
A lapicero escribe sus textos y también corrige los de la veintena de alumnos que siguen sus clases de escritura presencial y a distancia esta amante de la literatura erótica que en 2019, tras formarse en la Escuela de Escritores de Madrid, apostó por replicar la enseñanza del engranaje literario a quien quiere contar algo por escrito.
En este empeño no le faltaron el ánimo ni el consejo de Rubén Abella, escritor vallisoletano de quien aprendió buena parte de cuanto sabe en los talleres madrileños de aprendizaje literario. «La mayoría del alumnado viene aquí porque tiene una historia que contar y no sabe cómo hacerlo, buscan ayuda; no falta quien ansía escribir un libro para dejar un legado a sus hijos, tienen esa necesidad», resume María Ángeles Paniagua. De Valladolid, pero también de Madrid o San Sebastián gracias a las clases por Internet, el gusto por adiestrarse en la escritura reúne en De Rinocerontes y Mariposas bajo su magisterio a matriculados entre los 35 y los 70 años.
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Sus consejos y correcciones pulen estilos y son el primer eslabón para quien tiene en meta publicar. Ella se estrenó con 'El cuarto oscuro', un relato concebido tras un curso de literatura erótica. Después vendrían textos del mismo género publicados en una antología con otros autores y en 2017 su primera novela, 'Mi querida Astarté'.
El contacto con un editor la llevó a apasionarse con la trastienda del proceso que precede a la salida de un libro al mercado y se lanzó a poner en marcha El Lapicero Azul con la mirada enfocada a los autores noveles. «Me parecía que las editoriales pequeñas se aprovechaban mucho de la necesidad de los escritores de publicar a cualquier precio, veía que el contrato a veces no era del toto equitativo y me propuse poner en marcha un sello donde el protagonista fuera el autor».
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Hace dos semanas debutó presentando en Valladolid el primer título bajo el auspicio de El Lapicero Azul: 'Mimo en el Camino de Santiago', de Juan Carlos Romanillos, un diario durante 32 días por la ruta Jacobea. «Quiero que mi editorial sea la ventana a la que sobre todo los nuevos escritores puedan asomarse; es una aventura arriesgada, pero soy así, me meto en todos los charcos; es mejor arrepentirse de haberlo intentado que no arriesgarse», proclama esta emprendedora cultural, que tiene en García Márquez su autor favorito. No obvia que el mercado editorial en España «está saturado», pero también es consciente de que «la gente muchas veces intenta publicar a costa de todo; me encuentro con autores que han confiado en editoriales pequeñas y se sienten abandonados, y lo mismo conla autoedición; ahí veo hueco para hacer cosas». Entre tanto, su lapicero seguirá abriéndose paso entre letras.
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