![Beatriz Pastrana, en el almacén del Museo Patio Herreriano.](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202202/25/media/cortadas/bea-kTRD-U1601091874648W5-624x385@El%20Norte.jpg)
![Beatriz Pastrana, en el almacén del Museo Patio Herreriano.](https://s2.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202202/25/media/cortadas/bea-kTRD-U1601091874648W5-624x385@El%20Norte.jpg)
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Una gran parte cuelgan ordenadas en el almacén, una selección se exhibe en las salas del museo, unas cuantas conviven en exposiciones temporales con otras familias y ahora dos de ellas conocen mundo en Oslo y en Viena. Más de 1.100 obras forman la ... Colección de Arte Contemporáneo que alberga el Patio Herreriano y cuya responsable es Beatriz Pastrana. La guardaespaldas responde de su conservación y exhibición además de gestionar los préstamos, viajes y seguros. Su memoria atesora el destino de todas ellas y, cuando alguna es retirada por su dueño, vive su duelo, «son muchos años con estas obras, todas tienen algo que decir en la colección», afirma Pastrana.
Pertenece a las promociones universitarias de 200 egresados anuales en historia del arte de la UVA, así que Beatriz se considera muy afortunada por su trabajo, único en el entorno. Lleva unida al museo desde su nacimiento, hace dos décadas, donde comenzó en el área educativa. «Siempre me acaba saliendo esa vena de explicar, de acercar». Considera el arte contemporáneo el campo ideal para la desinhibición, la experimentación. En los talleres infantiles todo es posible, salirse del marco, recortar, pegar, colorear.«Así lo viven los niños hasta segundo o tercero de primaria (ocho años), entonces se bloquean y les da vergüenza enseñar lo que han dibujado y comienzan los prejuicios. Romper esos límites en la educación me apasiona».
Aquella autónoma que comenzó trabajando en el Museo de la Universidad de Valladolid y en la Fundación Jiménez-Arellano mientras hacía másteres y doctorado terminó presentándose a la plaza de Coordinadora de Colección y Exposiciones del Herreriano. El cargo implicó una mirada al museo desde el corazón del mismo. «Tengo que gestionar los fondos, registrar adquisiciones y donaciones, contactar con vendedores y compradores para poder hacer la biografía de la pieza, revisión periódica de la colección, elegir las piezas para exposiciones –tanto la permanente como las temporales–, controlar los préstamos y sus portes, que hay muchos, y emitir opiniones técnicas cuando se me solicitan», aclara Pastrana. El Patio Herreriano tiene fama de buen prestamista, «porque no somos tan rígidos con las condiciones, por ejemplo prestamos muchos al Reina Sofía, pero también al MACBA o al Artium». Desde fuera se solicitan sus obras, «porque es una colección muy completa. Las piezas viajan mucho, ahora hay una en el Museo de Munch, en Oslo, y en el Belvedere de Viena».
Aunque a todas cuida por igual, tiene sus preferencias. «Por un lado Ángel Ferrant, por su condición de pedagogo y artista, le tengo especial cariño, además el Museo guarda su archivo y está siempre muy presente. Por otro, mi artista favorita es Ángeles Santos, a quien dedicamos una exposición muy especial y pude conocerla». Tiene el radar profesionalizado y lee en los rostros la respuesta, por eso tienden a «combinar propuesta complejas con otras más populares».
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