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Un momento de un concierto tributo a Queen a cargo de Queen Forever. El Norte

Conciertos

Grupos tributo; la melodía de las nostalgias

Crecen los conjuntos musicales en homenaje a los artistas clave de la generación que abrió el 'fenómeno fan'

Samuel Regueira

Valladolid

Sábado, 9 de marzo 2024, 12:32

La posibilidad de ver en un concierto favorito a nuestros artistas favoritos, aquellos con los que crecimos a golpe de casete, CD, archivo semilegal o a través de una plataforma de streaming de audio (según la generación a la que pertenezcamos) puede resultar bastante limitada ... cuando el conjunto musical, el tándem irrepetible o el intérprete de turno se encuentre disueltos, distanciados o difuntos (según el caso). Sin embargo, y a menos que llegue el momento en el que una IA se sofistique hasta tal punto que una recreación extremadamente fidedigna de la experiencia 'live' nos aboque toda clase de debates morales, metafísicos y extraculturales, muchas personas seguirán contando con los grupos 'tributo', con aquellas conjuntos que recrean, para el oído y en ocasiones para la vista, cómo sería asistir de modo más o menos fidedigno a la presencia de Freddy Mercury, Ana Torroja, David Bowie o Manolo García, entre otros.

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Muchas de las personas detrás de estas agrupaciones parten del cariño con el que recuerdan a estos artistas, a partir del cual sumaron su propia formación musical para emularlos hasta el más mínimo detalle: «Recuerdo que es algo que imaginaba ya de jovencito, en especial el sonido de la guitarra, y desde entonces me lo planteé como un reto». Son palabras de Adrián Pujadas, voz y cuerpo de Brian May y alma de Queen Forever, el tributo al inmortal grupo de 'Bohemian Rhapsody', 'We will rock you' o 'Don't stop me now', entre otros temas clásicos. Este mallorquín acomete, junto a Tolo Sanders (Freddy Mercury), Juanjo Amengual (John Deacon) y Haritz Caperochipi (Roger Taylor) la ardua tarea de brindar este espejismo a los más acérrimos fans de la banda de rock británica: «Todo es difícil, empezando por la calidad de unos músicos que tenían unas virtudes de las que otros carecían: armonías complicadas, numerosas capas de voz y de guitarra, arreglos musicales desafiantes…», enumera.

Y luego, claro, está la puesta en escena: «Cuando se ve un concierto de Queen en DVD o por Internet te das cuenta de que todo es megaespectacular: el vestuario, el montaje…», señala Pujadas. «Meterse en el papel es más que solo imitación, es como un actor: tenemos que llevarlo al máximo nivel». El guitarrista, que ha adaptado varios de sus instrumentos para acomodarlos a los de May, al igual que otros tributos cuenta con su propio espacio personal para canalizar sus inquietudes melódicas propias (en este caso, su grupo News of the World) y defiende con pasión el trabajo de emulación que hace Queen Forever ante los seguidores del conjunto original: «Las nuevas generaciones no han podido ver a Queen, pero si no nos gustase lo que hacemos no lo haríamos»; plantea.

«Son muchas las personas que nos felicitan porque no pudieron ver a los originales pero sí a nosotros, que creamos una atmósfera». Concede también críticas de algunos acólitos, los más papistas, pero mantiene su postura con orgullo: «Estamos abiertos a todas las opiniones, como es lógico, pero nadie critica al protagonista de un biopic o al director de un concierto por copiar o imitar algo que ya ha existido».

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De Bowie a Ana Torroja

Existen tantos tributos como fenómenos fans. Si un artista tiene una cohorte de seguidores, es difícil que no aparezca una, o más, agrupaciones que busquen homenajearlo. Es el caso del salmantino afincado en Sevilla Roberto Sánchez, que desde 2017 se encarna en Mark Knopfler desde Alchemy Project, banda tributo a Dire Straits: «Desde los once, doce años ya tenía obsesión con ellos, y nuestra bandera es la fidelidad musical en cada mínimo detalle».

Puntear la eléctrica con los dedos o encontrar el acorde preciso en todos y cada uno de los instrumentos de los siete miembros de la banda son los objetivos de este conjunto que encuentra la mayor dificultad en uno de los grandes éxitos de Dire Straits, 'Sultans of Swing': «Su música es como una conversación rica en palabras, en contraposición con otros géneros como el blues, que suelen ser diálogos más repetitivos», explica.

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Si el objetivo de esta banda es parecerse lo más posible a las versiones de estudio, «la banda sonora de la vida de muchas personas»; Blackstars toma un camino totalmente opuesto. El tributo a David Bowie capitaneado por Javier Martí y Peter Stone nació antes del COVID, realizó su primer concierto con mascarillas y se basa más en los conciertos del Duque Blanco que en sus álbumes de estudio: «Bowie es uno de los músicos más influyentes, que consiguió a partir de la década de los 2000 sus mejores conciertos, más cañeros y elegantes», expone Stone. «Sus discos siempre fueron más flojos que los directos, la gente flipa de la potencia que puede llegar a tener», expone.

Blackstars busca «rendir homenaje a uno de los músicos más influyentes del siglo XX» pero no apuesta en exceso por asimilar la estética: «Era elegante y glamuroso pero asumimos que físicamente no nos parecemos, así que nos centramos en su música, que llegue bien al público». Stone asume que «en España Bowie no tuvo suerte, era un tío demasiado raro», pero acomete con entusiasmo su anómala colección de pasajes melódicos: «Es un tío de lo más difícil que he tocado, es increíble».

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Como Blackstars, Los Hombres Rana no persiguen tampoco asimilarse al físico de Manolo García y Quimi Portet en su tributo a El Último de la Fila: «Del tributo lo más importante es que la música suene perfecta y, sobre todo, la voz, porque en ese caso no es un tributo, sino un grupo de versiones», explica Carlos García. A diferencia del tributo al Camaleón, García, que asevera tener «una buena relación con Manolo», prefiere acometer los temas clásicos y dejar al artista, aún en activo, lucirse en sus propios directos con las nuevas canciones:

«Nosotros hacemos lo que nos pide la gente», asevera, si bien defiende con mayor vehemencia que otros la necesidad de dar el salto, algún día, con identidad propia: «No quisiera estar toda la vida haciendo las canciones de otro, quiero hacer algo mío».

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A ese equilibrio encuentra una respuesta Chely Capitán, cómica y cantante cordobesa que, junto a Nacho Lozano y Nico Barrena, rinden tributo a uno de los grupos referentes de la Movida: Mecano. «Entre canción y canción hago presentaciones breves con arte y comicidad, y siempre reservamos una sorpresa a varias voces a mitad del concierto: temas de Raphael, Pablo López, La Terremoto de Alcorcón, Sergio Dalma, Eros Ramazzotti o Luz Casal», lista Capitán. «Es nuestra pequeña aportación, demostramos que sabemos cantar a Mecano pero también a otras artistas».

Ecos del pasado

Para encarar todas estas canciones, también hay una obligación con los artistas originales: los pertinentes royalties. «Es obligatorio pagar siempre una parte a la SGAE», indica Ignacio Jimeno de Jimenos Band, un conjunto vallisoletano que homenajea a Joaquín Sabina. Como el grueso de los tributos, se abona una marca comercial, un registro y una patente que genera cerca del 10% de cada espectáculo un beneficio para el artista original.

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Pero la mayor deuda, como asume cualquier grupo tributo, es con la nostalgia y los ecos del pasado que cada fan demanda del concierto al que asiste. Y no es sencillo, en muchas ocasiones, igualar ese nivel de exigencia con el del recuerdo de aquella cinta de casete desde el coche de nuestros padres, en el fondo acompañamiento musical de una juventud o una infancia perdida e injustamente adulterada desde el recuerdo:

«Todo esto arranca con los tributos americanos de Elvis, de los Beatles», indica Jimeno. «Es música que empezó porque no se podía tener al artista siempre presente, había demasiados músicos desaparecidos, por lo que varios profesionales decidieron aprovechar para hacer un acercamiento de aquellas canciones a la gente». Para el líder del cuarteto Jimenos Band, la clave de la fecha descansa en que «en esas décadas se ha hecho música muy emblemática, mientras que a partir de los noventa no se ha hecho música más buena».

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Para el responsable de Alchemy Project, sin embargo, la respuesta radica en un componente mucho más generacional: «En el éxito de esto hay un componente nostálgico», sostiene. «Todos estos artistas y estas canciones se encuentran muy relacionadas en las peripecias vitales de mucha gente». Por ello, la experiencia de revivir aquellos temas, aunque sea a través de una banda tributo, resulta en ocasiones catártica. «Cuando vuelven a nuestros conciertos se emocionan mucho y muy intensamente, por eso el éxito de estas bandas depende en parte de la calidad y en parte de la nostalgia».

Con esto se explica por qué el fenómeno fan de Presley o del cuarteto de Liverpool responde a estos tributos y no existe, en cambio, un conjunto homenaje a, por ejemplo, Louis Armstrong. Chely Capitán, sin embargo, añade ciertos matices: «Hay también grandes tributos a Los Panchos, Rocío Jurado o Rocío Durcal, pero no son tan mediáticos por la edad a la que van dirigidos», apunta. «En el caso de Mecano, fue una generación muy transgresora que salía de la Transición y que quizá no pudo disfrutar en aquel momento con la libertad que tenemos ahora; hoy, con un mayor poder adquisitivo, puedes ir a un teatro o a un festival y disfrutar, si no de ellos, al menos de un buen tributo», concluye.

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Los grupos tributos sacan músculo a lo largo y a lo ancho de las diferentes programaciones musicales y escénicas de todos los recintos teatrales y melódicos de España. Resulta cristalino que el fenómeno fan responde, ya sea espoleado por la nostalgia o ya sea por su poder adquisitivo, como aventuraban alguno de los conjuntos entrevistados. Sea como fuere, queda claro que el género se encuentra en plena boga, y así lo demuestran sus éxitos de público y sus continuas reposiciones en las agendas culturales de todo el territorio español.

Uno de los más inminentes es Brothers in Band, un tributo también a Mark Knopfler y Dire Straits, liderada por el italiano Angelo Fumarola, que demuestra que la añoranza de la juventud a través de lo melódico traspasa cualquier clase de frontera y hace funcionar el negocio allá donde cristalizara en su momento un fenómeno fan.

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En líneas similares, el conjunto vallisoletano Jimenos Band también tendrá una nueva ocasión de rendir tributo a los temas más canallas de Sabina en un nuevo espectáculo de cara al 21 de diciembre en el Teatro Zorrilla. La banda, que además de este tributo desarrolla canciones propias (como la Chirigota a Valladolid y compendios de temas de Serrat, Aute o Manolo García), ya acumula más de mil conciertos en España y en el extranjero, y volverá a pasar revista a la carrera del cantautor responsable de temas tan icónicos como '19 días y 500 noches', '¿Quién me ha robado el mes de abril?' o 'Y nos dieron las diez', entre otras melodías emblema de una generación.

Jimenos Band en el tributo a Sabina. El Norte

Un género en plena boga

Los grupos tributos sacan músculo a lo largo y a lo ancho de las diferentes programaciones musicales y escénicas de todos los recintos teatrales y melódicos de España. Resulta cristalino que el fenómeno fan responde, ya sea espoleado por la nostalgia o ya sea por su poder adquisitivo, como aventuraban alguno de los conjuntos entrevistados. Sea como fuere, queda claro que el género se encuentra en plena boga, y así lo demuestran sus éxitos de público y sus continuas reposiciones en las agendas culturales de todo el territorio español. Uno de los más inminentes es Bothers in Band, un tributo también a Mark Knopfler y Dire Straits, liderada por el italiano Angelo Fumarola, que demuestra que la añoranza de la juventud a través de lo melódico traspasa cualquier clase de frontera y hace funcionar el negocio allá donde cristalizara en su momento un fenómeno fan.En líneas similares, el conjunto vallisoletano Jimenos Band también tendrá una nueva ocasión de rendir tributo a los temas más canallas de Sabina en un nuevo espectáculo de cara al 21 de diciembre en el Teatro Zorrilla. La banda, que además de este tributo desarrolla canciones propias (como la Chirigota a Valladolid y compendios de temas de Serrat, Aute o Manolo García), ya acumula más de mil conciertos en España y en el extranjero, y volverá a pasar revista a la carrera del cantautor responsable de temas tan icónicos como '19 días y 500 noches', '¿Quién me ha robado el mes de abril?' o 'Y nos dieron las diez', entre otras melodías emblema de una generación.

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