Formas breves
UN ÁNGULO ME BASTA ·
Pluralidad y florecimiento de la literatura en cortoSecciones
Servicios
Destacamos
UN ÁNGULO ME BASTA ·
Pluralidad y florecimiento de la literatura en cortoSeguramente la forma literaria que más se ha desarrollado y ha mutado en nuestro tiempo es la que acude a la brevedad, por ser fronteriza entre lo lírico, lo narrativo y lo didáctico. Y José Ángel Cilleruelo es uno de los escritores que más ha ... indagado en nuevas modalidades agenéricas, decantándose últimamente por la prosa poética de diversa factura, como sucede en 'Ventana ciega', editorial Mixtura.
'Ventana ciega' José Ángel Cilleruelo. Mixtura. 88 páginas. 15 euros.
El libro tiene como centros de irradiación a tres poetas excepcionales y casi coetáneas: Rosalía de Castro, Edith Södergran y Emily Dickinson. Es un acercamiento fragmentario, en tercera persona, tras inmersión lectora, en sus mundos poéticos de una sensibilidad, sutil, extremada, un punto lunática, mediante parrafillos de una a seis líneas, como mucho, que la contraportada llama aforismos, por catalogarlos de algún modo, creo, ante la dificultad de fijación taxonómica, cualquiera clasifica estos fragmentos a su imán, por emplear un sintagma de Lezama Lima; merodeos, tal vez, por decir algo, con aire oriental y de índole netamente lírico, en los que se permea la belleza y la imaginación desde Rafael Pérez Estrada, de quien se ha publicado la correspondencia entre 1986 y 2000 con el autor, bajo el título 'Práctica de la emoción', en el mismo sello.
Lo relativo a la autoconfinada de Main Street, Armhest, 'Ventanas de la casa ámbar', comienza con una alusión al blanco puro, obsesivo, que impuso a su apariencia y a su vida la enigmática Dickinson, siempre en «una actitud de vuelo»: «El lápiz de Emily ilumina la blancura cuando sombrea las palabras», reza el primer texto. Luego, Cilleruelo pone, incluso, a la introvertida, silenciosa poeta, en comunicación con diversos autores, diálogos brevísimos con, entre otros, Gastón Baquero, Poe, Petrarca, Pessoa, Lorca, Hemingway, Donne, Bashō, Valle-Inclán o Joan Maragall.
La parte que sale y llega a Rosalía de Castro, 'Un sendero de pálidas estrellas', se esparce por el campo, la humedad de la hierba y el deseo, las umbrías, los cruces de caminos, las aldeas en medio del bosque, las fiestas y las playas, los carros que chirrían, las nubes perplejas, las ranas y los grillos, la broza de los huertos, las campanas que doblan, las flores del mirto, lo simbólico otoñal y amoroso. Con Södergran, en su círculo de tiza, ensimismada, nos lleva a la voz de los árboles, los jardines prohibidos, el lomo del mar desde la arena oscura, las mariposas, el pozo, la nieve, los insectos, la niebla, los cafés, el prado, los peces, las rosas, la muerte. Un festín enardecido de escritura en estado de gracia, sostenida por imágenes y metáforas miríficas.
'Breverías' Atilano Sevillano. Libros del Aire. 120 páginas. 15 euros.
El zamorano, residente en Valladolid, Atilano Sevillano también ha ido achicándose, en su caso en todos los géneros literarios. Tal vez por influencia de su labor docente, pues con la muchachada es preferible intentar el contagio literario mediante textos cortos que se adapten a su zapeo mental, ha cultivado preferentemente el jaiku en el terreno poético, el teatro hiperbreve en el dramático y el aforismo en el didáctico. Tras 'Esquirlas', ahora nos ofrece unas 'Breverías' escogidas, espléndidas. Si del libro de Cilleruelo hemos destacado la finura editorial, lo propio hay que hacer con esta edición de Libros del Aire. La colección donde se inserta, 'Altolaire', es por añadidura de lujo, los escritores que le preceden son nada menos que Dionisia García, Hiram Barrios, Manuel Neila, Ramón Eder y Gabriel Insausti. Mientras, en general, naturalmente hay excepciones, las editoriales de renombre tiran por el suelo el nivel literario en beneficio de lo meramente comercial, pequeñas empresas provinciales sostienen con dignidad el pulso creativo del país.
Decíamos que 'breverías' (el título de portada se presenta, modestamente, en minúscula) es una reunión de aforismos, pero no sé si el autor estaría de acuerdo con este marbete, desde luego en el 'post scriptum', a modo de nota de autor, prefiere hablar prudentemente de breverías, por respeto a la solemne y profunda sabiduría que comporta lo aforístico. Mario Pérez Antolín, nuestro aforista regional de referencia, los denomina en la contraportada «relámpagos de la imaginación». Sevillano prefiere, en el colofón, casi poética, definirlos como «pensamientos fragmentarios que interpelan a la vida en búsqueda de lucidez». Y, en efecto, bien parecen reflexiones íntimas en voz baja, conversaciones consigo mismo, monólogos adensados en torno a incertidumbres, asombros y perplejidades. Elude, en todo caso, el tono sentencioso, allanando los enunciados y la expresión, pero preservando la hondura al abordar los temas universales de siempre, preferentemente de índole metafísica: vida, tiempo, muerte, amor, soledad…, aunque su amplitud de miras le lleva a contenidos menos frecuentados, como el metapoético, la melancolía, el desencanto, los derroteros de la actualidad…
'La orilla del camino' Emilio Gavilanes. Pre-TExtos, 440 páginas. 35 euros.
A Emilio Gavilanes empecé a leerlo como novelista y últimamente como autor de textos breves. Minificciones pueden considerarse las de 'La orilla del camino', publicadas por Pre-Textos. El libro está compuesto de pequeñas grandes historias, a modo de catas diacrónicas, de la Historia de la humanidad, desde sus albores, con el primer homínido viendo la luz, a los viajes en el tiempo allá por el 3102, con broche apocalíptico, un enjambre de almas buscando reintegrarse a sus cuerpos sobrevolando los camposantos. Entre medias, estampas de los dos pilares de nuestra civilización: el grecolatino y el bíblico, maravillosos remedos de las crónicas de Indias, un prodigio de imaginación, o, por el otro lado, sucesos terribles de nuestra Guerra Civil. Siempre bajo el dominio de la omnipresente muerte, de ahí el título y la portada, un detalle de 'El triunfo de la muerte', de Brueghel el Viejo.
Muchos de los textos no ocupan más de una página, algunos se alargan hasta la decena y muy pocos se acercan a la veintena, varios sólo tienen tres o cuatro líneas. En todos ellos se disfruta como siempre de la prosa tersa y precisa de Gavilanes, tan exacta como sugerente. La vastísima erudición que se trasluce de las historias no entorpece nunca el garbo con que se narran. Abundan los recordatorios de escritores. Aparecen Turguéniev y una monita en la travesía en barco de Hamburgo a Inglaterra, el poeta romántico suicida Heinrich von Kleist y las metáforas lexicalizadas, Kafka en dos anécdotas contadas por Milena, Camus jugando al fútbol, Pessoa en sus visiones, Apollinaire con sus caligramas, Antonio Machado en la pensión segoviana, entre otros muchos, de Victor Hugo a Stevenson, de Kipling a Vallejo, olvidados de nuestra narrativa como Risco, Castroviejo, Répide o Foxá, camino de Leningrado, junto a prosistas de su estirpe: Joan Perucho o Álvaro Cunqueiro, a quienes también invito a leer.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.