Los músicos de la esquina irlandesa de Valladolid

Precisamente este último, violinista, es el veterano del trío en calle. «Comencé por necesidad, porque quería pagarme mis cosas y he sacado para comenzar un máster», dice. Tocó en otros emplazamientos –plaza de Santa Ana, calles Ferrari y Santiago– pero reconoce que este sitio «es acogedor. Les caemos bien a los vecinos y al establecimiento de enfrente que nos da café». Para tocar en la calle hay que pedir un permiso del Ayuntamiento, a MedioAmbiente. «Tienes que decir el instrumento que tocas, las horas y los días. Y luego se rota, para que no haya monopolio de los emplazamientos», aclara Víctor. «Siempre hemos tenido buena relación con la policía».

Sienten la cercanía y el disfrute de la gente. «Se nota la huella de los Celtas Cortos en la ciudad», reconocen. En esa línea trabajan en su banda grande, Hijos del Tercer Acorde, con otros tres músicos. El vocalista es Javier Noriega, hermano de Víctor. «Componemos nuestro propio repertorio», aclara Guillermo. Pero en la calle «hacemos solo versiones, procuramos buscar canciones que el público conozca y las damos nuestro estilo de rock celta. Es música animada, alegre, que engancha».

Profesionales

Diego también es violinista y se alterna con Guillermo en la guitarra. Víctor toca whistle, flautas irlandesas, diyeridú y percusión tradicional. El 'sueldo' de la esquina le permitirá a Guillermo continuar sus estudios, a Diego cambiar de guitarra y a Víctor, pagar el alquiler. Se sienten ya músicos profesionales, no aprecian la diferencia desde el escenario y desde el lateral del banco donde dejar sus mochilas.

Preparan el siguiente concierto con la banda, será en abril, en el Teatro Cervantes. «El problema ahora es se han retomado todos los eventos, hay mucha programación atrasada y falta público», dice Víctor. En cartera tiene la posibilidad de reunir sus composiciones en un disco. De momento cuelgan en sus redes sociales los cuatro vídeos grabados.

Hacen corro los niños, se paran los padres. Escuchan atentos y dejan unas monedas. Primer fin de semana de frío invernal, primer día de sacar mitones y «ponerme hasta tres capas de ropa», comenta Diego. «Es más duro tocar con frío, pero la generosidad de la gente lo compensa. En Navidad se nota más afluencia», afirma Guillermo. Ya están preparando el repertorio de villancicos, por supuesto, irlandeses.