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El periodismo, en varias de sus vertientes y realidades, es el protagonista de tres libros que en los últimos libros han llegado a las librerías. Las críticas literarias, la crónica callejera y el reportaje de guerra son las granes materias de los tres títulos recomendados ... de la semana.
'Las sepultureras'. Taina Tervonen. Errata Naturae. 240 páginas. 21 euros.
El objetivo era un documental audiovisual y el resultado es un libro hipnotizante. La periodista Taina Tervonen acompañó durante más de diez años a dos mujeres, Senem (antropóloga forense) y Darija (investigadora), encargadas de identificar los cadáveres y posteriormente de localizar a los familiares de las miles de personas que fueron asesinadas durante la década de los años 90 en la Guerra de los Balcanes. El conflicto dejó 110.000 muertos y 30.000 desaparecidos. Aún se sigue buscando a diez mil personas. Muchas de ellas, posiblemente, estarán en alguna de las fosas comunes como una que, en el norte del país, sirve de motor para que comience la acción.
Allí, durante el verano de 1992, las tropas de Ratko Mladic y Radovan Karadic arrojaron los cadáveres de 900 personas bosnias y croatas. «El olor a muerte flota por todas partes, se te mete en la nariz, la impregna durante horas» (página 15), escribe Tervonen, quien a través de la mirada de Senem y Darija se asomará al horror. Senem trabaja en la recuperación de esos esqueletos que «enmarañados» (59) son extraídos de la fosa. Darija, posteriormente, recorre el territorio para extraer muestras de ADN de los familiares que consiguieron sobrevivir, para ver si coincide con la de alguno de los cuerpos encontrados. Dice la autora del libro que quiere contar «la guerra de la memoria que continúa librándose» (116).
Y así, las sepultureras es un profundo y emotivo trabajo periodístico sobre las heridas que provoca una contienda así. «Cuanto más los observo vivir, más convencida estoy de que a veces el silencio es el precio que hay que pagar para sobrevivir» (82), escribe Tervonen después de entrevistarse con varios de los supervivientes. Consciente de que haberse librado de una guerra es «un privilegio» (86), se pregunta además qué memoria de ese conflicto conservan «quienes, a ojos del mundo, acaban haciendo de verdugos, lo eligiesen o no» (101).
Criaturas fenomenales. Varias autoras. La Caja Books. 324 páginas. 22,50 euros.
Arrojo periodístico, reflexión y pensamiento, interpretación y voluntad literaria. Es la base de la crónica, género especialmente cultivado en Sudamérica y que así definen María Angulo Egea y Marcela Aguilar Guzmán, las editoras de 'Criaturas fenomenales', este libro que reúne la mirada de veinte periodistas y escritoras que se asoman a la crónica «desde una posición feminista, explícita o no» para abordar diversos asuntos desde una «perspectiva de género, decolonial y ecologista».
El libro compila algunos de estos trabajos (publicados con anterioridad en revistas o webs) en los que las autoras hablan de violencia, explotación, superación de límites. Brillan especialmente las piezas más periodísticas y aquellas en las que la primera persona no se convierte en protagonista, sino en testigo. Está, por ejemplo, 'El imperio del falso lacio', de Irlanda Sotillo, donde analiza la vertiente opresora que supone alisarse el pelo afro. O 'Cama adentro', de Natalia Sánchez Loayza, un fantástico trabajo (por su combinación de datos y testimonios) sobre las condiciones laborales de las trabajadoras del hogar en Perú. O 'Que la única manada seamos nosotras', de Carolina Méndez, que cuenta la historia de una mujer víctima de una agresión sexual múltiple.
La pandemia, la transexualidad o la inseguridad laboral en muchos países está en el punto de mira de estas «nuevas cronistas de Indias» que aúnan literatura y periodismo para narrar mejor el mundo. Muy interesante para descubrir nuevas voces.
Asentir o desestabilizar. Rafael Chirbes. Altamarea. 344 páginas. 21,90 euros.
Le entusiasmaban Alejo Carpentier, Luis Cernuda, Concha Velasco en 'Tormento' y también Pérez Galdós. No le gustó 'El disputado voto del señor Cayo' de Delibes y lamentó que Umbral se dedicara a «quemar palabras e ideas sin un objetivo claro». Rafael Chirbes publicó, entre 1975 y 1980, una colección de artículos, reseñas y críticas culturales en varias revistas. Álvaro Díaz Ventas, de la Universidad Autónoma de Madrid, ha reunido estos trabajos para armar con ellos 'Asentir o desestabilizar', un libro que permite descubrir, desde la mirada de Chirbes, el panorama literario y cinematográfico de aquellos primeros años de la Transición. Defendió la tradición literaria realista, elogió los trabajos en los que compromiso ético y estético se dan la mano (de Carmen Martín Gaite a Juan Marsé) y criticó los 'best seller' que como 'kleenex' llenan las librerías y censuró que la lógica consumista llegara al mercado cultural.
Es interesante descubrir lo que otros escritores (y más si son tan brillantes como Chirbes) piensan sobre otros libros y novelas, porque sus filias y fobias sirven para ofrecer, además, una nueva lectura a su obra literaria. Además de la recopilación de sus textos, es especialmente interesante la semblanza biográfica que, como prólogo al libro, escribe Díaz Ventas. En ella, se recuerda que Chirbes pasó gran parte de su infancia y adolescencia en Castilla y León. Huérfano de padre (se suicidó cuando Rafael tenía cuatro años), ingresó en un colegio para huérfanos de ferrovarios en Ávila. Pasó después por otros centros de León y Salamanca hasta que, en 1966, al terminar el Bachillerato, recala en Madrid.
Allí, en la capital, estudió Historia, aunque siempre le entusiasmó la literatura. Después de la mili, comenzó a trabajar en varias librerías y en sus trastiendas descubrió libros y autores que la censura franquista quería mantener en la oscuridad. Su conexión con Carlos Blanco Aguinaga (catedrático de Literatura en la Universidad de California) y su estancia como profesor de español en Marruecos le abrió la mirada hacia otras literaturas. Y toda esa experiencia se suma a unas reflexiones críticas que en este volumen se fijan en obras de Mario Vargas Llosa, Jesús Torbado, Lourdes Ortiz o Raúl Guerra Garrido.
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