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George Steiner, fotografiado en la Sorbona de París en el año 2006. AFP
Elegía

Elegía

Incansable e impecable en sus argumentos, nunca se anduvo con contemplaciones ni componendas

Fermín Herrero

Valladolid

Viernes, 3 de abril 2020, 07:16

A principios de febrero murió en su casa de Londres uno de los últimos sabios que en el mundo han sido: George Steiner. Creo también que era uno de los treinta y seis seres justos, según la leyenda hebrea, cuya piedad sostiene al mundo en ... cada generación de los hombres, como se ve, efectivamente, igual a las hojas, al decir de Homero. En todo caso, su figura podría sin duda agregarse a los del poema gozosamente enumerativo de Borges titulado 'Los justos'. En todos los sentidos, incluyendo el borgeano, porque era un irredento admirador del autor de 'El Aleph', su muerte irá unida para siempre en mi memoria con la de mi compañero de fatigas escolares y guía hacia Steiner como hacia tantos otros maestros, Jesús P. Alija, fallecido por desgracia a finales de otoño. Cada mañana me pregunto cómo es posible que el mundo siga rodando sin él como si tal cosa, de la misma manera que sin Steiner la literatura fuerte, en su acepción tradicional, la literatura, vaya, lo demás son mixtificaciones, se queda huérfana de extrema necesidad.

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