Darío Villanueva. marina guillén-efe

Darío Villanueva, en los límites del poshumanismo

'Morderse la lengua', editado por Espasa, es el último libro del escritor y profesor de la Universidad de Santiago de Compostela, en el que aborda la Corrección política y posverdad. Dos de los grandes fundamentalismos de nuestro tiempo

Carlos Aganzo

Valladolid

Viernes, 30 de abril 2021, 09:39

Corrección política y posverdad. Dos de los grandes fundamentalismos de nuestro tiempo. Un tiempo de «liquidez posmoderna» aun por valorar en su auténtica dimensión. Para empezar a hablar de ellos desde el punto de vista del filólogo –lo advierte desde el preámbulo-, si bien enriquecido ... con una generosa mirada pluridisciplinar, Darío Villanueva (Villalba, Lugo, 1950) no puede hacer otra cosa que encomendarse a Quevedo: «No he de callar por más que con el dedo, / ya tocando la boca o ya la frente, / silencio avises o amenaces miedo». No es mala encomienda.

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'Morderse la lengua', editado por Espasa, es el último libro del escritor y profesor de la Universidad de Santiago de Compostela. Un ensayo profundo en el que, a través de estos dos fenómenos, que pervierten el discurso de los políticos y los medios de comunicación, desbaratan el universo de las redes sociales y terminan por incidir poderosamente en la creación, la investigación y hasta la expresión artística, se llega a interpretar en gran manera el proceso de «quiebra de racionalidad» y de «estupidez» que sufre la contemporaneidad. Lo que Juan Luis Cebrián llama «el poder de los idiotas». El «poshumanismo» que definitivamente se ha impuesto a la «posmodernidad».

Despropósitos cotidianos de la vida política y social a los que no son ajenas, en absoluto, la lengua ni la literatura. Más bien al contrario. Para el propietario del sillón D de la Real Academia Española, «academias, ortografías, gramáticas y diccionarios» forman parte, entre otras instancias, del amplio elenco desde el que se nos invita cada día a «mordernos la lengua». Procesos que en su día le tocó vivir como director de la docta casa, y a los que sigue asistiendo ahora como estudioso. Y que van desde la arrolladora feminización lingüística del español hasta el revisionismo de toda la literatura clásica, a partir de estereotipos políticamente correctos estrictamente contemporáneos. Obedientes a la sensibilidad de hoy pero muchas veces fuera de todo sentido común y toda conexión con la realidad. Una profunda «pulsión censora» que alcanza el esperpento cuando por ejemplo, por hablar del mundo anglosajón, se llega a denunciar el abuso patriarcal de la sílaba «man/men» (hombre/hombres) en la propia palabra «woman/women» (mujer/mujeres), con la propuesta final de sustituirla por la palabra «wimmin».

La indagación, también, del origen universitario de estos dos fenómenos. Las formulaciones del «pensamiento débil» y el «sentimiento tóxico» por parte de los grandes gurús universitarios franceses. O de la pura elaboración de la posverdad, nacida en el seno de las universidades americanas en los años ochenta. Una posverdad cuyo máximo apóstol, con un acervo computado de por lo menos «diez mil mentiras políticas», ha sido y sigue siendo Donald Trump. Y que va mucho más allá del auge de las noticias falsas, penetrando de pleno en el mundo de la realidad alternativa (virtual) y la inteligencia artificial.

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Una «guerra de las palabras» que permite al hombre de nuestro tiempo usar un término en su sentido real, etimológico, y al mismo tiempo en el sentido contrario. Unas nuevas «tecnologías de la palabra» que permiten desmontar el lenguaje (y con él, el pensamiento), para después reconstruirlo a capricho, según la norma vigente en el decálogo de la corrección política del momento. Esa «tolerancia represiva» que define a la perfección nuestro pensamiento líquido. Una sucesión de autoritarismos que van desde la tiranía de la pantalla hasta las tiranías de la educación y la opinión pública, en un proceso profundo de deshumanización. La pugna por afianzar en el inconsciente colectivo «grandes patrañas históricas y culturales».

No se muerde la lengua Darío Villanueva en este libro, que denuncia por igual los intereses espurios de las industrias de la mentira, el abandono de los intelectuales de su propia herencia cultural y la disposición absoluta de una sociedad líquida a dejarse conducir por un camino donde la visión crítica resulta prácticamente imposible.

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'Morderse la lengua'. Darío Villanueva. 384 páginas. Editorial Espasa. 18,90 euros.

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