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Los corsés sociales de Natalia Ginzburg y la mirada sobre la inmigración de Hannah Arendt

Los corsés sociales de Natalia Ginzburg y la mirada sobre la inmigración de Hannah Arendt

Tres voces femeninas protagonizan los libros recomendados de la semana, con el realismo mágico de Susana Merchán y una mirada sobre los sentimientos de los refugiados

Víctor Vela

Valladolid

Sábado, 24 de febrero 2024, 00:27

Las recomendaciones literarias de la semana llevan firma de mujer: la filósofa Hannah Arendt, la enorme escritora Natalia Ginzburg y Susana Merchán nueva voz que explora los territorios del realismo mágico.

'Valentino', Natalia Ginzburg

  • Valentino. Natalia Ginzburg

  • Acantilado 80 páginas. 12 euros

«Valentino es feliz porque el amor por uno mismo no defrauda nunca» (50)

Valentino parece un privilegiado que en la vida consigue todo lo que se propone sin dar un palo al agua. Sus padres hacen un esfuerzo enorme (incluso a costa de no ayudar a sus hermanas) para que Valentino estudie, se convierta en médico, en «un hombre de provecho» que aprovecha su esfuerzo, su trabajo y su talento para salir adelante. Pero Valentino tiene otros planes para él. Se ha casado con una mujer rica y fea, varios años mayor, que lo mantiene para que él pueda echar partidas con los amigotes, salir sin preocupaciones, convertir su día a día en una mezcla de pereza, caprichos y despreocupación. Valentino ha conseguido vivir como quería: de no hacer nada. Eso le parece a Caterina, su hermana pequeña y narradora de esta corta novela en la que Ginzburg le entrega de nuevo la voz a una mujer que parece atrapada en un mundo encorsetado, donde la libertad femenina parece condicionada a la pareja. Caterina ve con envidia la vida que lleva su hermano e incluso en algún momento imagina para ella algo parecido, con un matrimonio forzado con Kit, uno de los amigos de Valentino. Sin embargo, nada es lo que parece en esta historia, donde los deseos nunca se satisfacen del todo y hay paraísos que en realidad son cárceles donde es imposible alcanzar la plena satisfacción. Ginzburg construye un delicado artefacto sobre la fragilidad de los deseos, las imposiciones sociales y las diversas formas de sexualidad.

'Nosotros, refugiados', Hannah Arendt

  • 'Nosotros, refugiados' Hannah Arendt

  • Altamarea. 112 páginas. 11,90 euros.

«Si la sociedad no nos aprueba, perdemos confianza en nosotros mismos» (32)

En 1933, la filósofa Hannah Arendt escapó de Alemania. Tenía 27 años, raíces judías y una clara intuición de que el mundo, a partir de ese momento, solo podía ir a peor. El partido nazi aumentó de forma clara y sin complejos sus medidas represivas. Arendt estuvo durante ochos días encarcelada. Y antes de que la escalada de horror fuera a más, huyó a París y después a Estados Unidos. En 1943 escribió este texto que la filósofa italiana Donnatella Di Cesare considera (en un ensayo incluido en este volumen) no solo «un testimonio existencial», sino también «un manifiesto político que marca un antes y un después en las teorías de las migraciones» (46). La novedad que incorpora Arendt, añade Di Cesare, es que los refugiados y solicitantes de asilo han sido «expulsados», sí, pero «la novedad» estriba en que ahora, en sus lugares de destino tampoco son «acogidos». En esa grieta mete su dedo Arendt para escribir un texto muy cortito en su extensión, pero muy profundo en sus reflexiones.

Más allá de las implicaciones vinculadas con el pueblo judío y la Alemania naxi, este trabajo merece la pena leerse (incluso con los ojos de hoy) como una reflexión en torno al fenómeno migratorio y las posibilidades de integración en un nuevo país. Recuerda Arendt que «el ser humano es un animal social y la vida no es fácil cuando se rompen los vínculos sociales» (página 26). Quien llega a un país huyendo de la guerra, las amenazas o el hambre, se choca con un nuevo contexto en el que ha perdido su casa («la intimidad de la vida cotidiana»), el trabajo («la confianza de que somos de alguna utilidad en este mundo») y en algunos casos hasta el idioma («para la expresión espontánea de los sentimientos»). Están en un lugar en el que no son los que fueron e intentan adaptarse no solo a lo que son, sino a lo que esperan que sean. «Hubo un tiempo en que podíamos ir a comprar o utilizar el metro sin sentirnos etiquetados como unos indeseables» (22). Y eso puede influir en su identidad, en cómo se ven ellos mismos, explica Arendt, quien despega desde la primera voz del singular (también ella está ahí, lejos de un país del que tuvo que salir) para construir un mensaje comunitario, del nosotros. «La sociedad ha encontrado en la discriminación el gran instrumento social de muerte que permite matar a las personas sin derramamiento de sangre», escribe en la página 32. Y a continuación, lo explica de una forma tan gráfica como eficaz: «Los pasaportes y las partidas de nacimiento, a veces hasta las declaraciones de la renta, en lugar de ser documentos administrativos se vuelven elementos de discriminación social» (32). Escrito hace más de 80 años, este ensayo ayuda sin duda a comprender mejor el presente.

'El vaivén', Susana Merchán

  • El vaivén Susana Merchán

  • Los aciertos & Pepitas 96 páginas. 15,50 euros

«Buscaba en su mente los huecos donde un día estuvieron los rostros de todas esas personas que conoció, pero solo había oscuridad» (54)

Huaiquín es un territorio condenado a una eterna sequía, así que sus habitantes excavan pozos con el objetivo de encontrar un poco de agua que llevarse a los labios y así sobrevivir. Porque en muchas ocasiones, lo vital, los verdaderos tesoros, se encuentran enterrados y no pueden verse en la mera superficie. Así ocurre también con las personas: buena parte de lo que somos está en los sueños, en los pensamientos que no decimos, en la herencia que recibimos. Una herencia que pueden ser grandes dientes, problemas pulmonares... pero también un rastro de abusos, de imposiciones y maltratos que no se agotan de una generación a la siguiente. 'El vaivén' (ese movimiento pendular en el que parece que casi todo cambia pero poco ha cambiado) es un libro que apuesta por el realismo mágico para contar la historia de varias generaciones de una misma familia. El foco está puesto en las mujeres. En las relaciones de amistad y protección que se establecen entre bisnietas y bisabuelas, entre nueras y suegras, entre madres e hijas. Y todo eso, en un territorio donde los ríos van y vienen, donde tarda décadas en llover (y cuando lo hace, los vecinos salen a empaparse a la calle, porque es como si el mar se les viniera encima). No faltan en el libro las claves del género: muertes accidentales y hasta estúpidas, personas que envejecen prematuramente o a toda velocidad, casas que son un personaje más (la de esta familia tiembla y se mueve), protagonistas enganchados a un recuerdo (unas pecas que se diluyen en la lluvia) o que se sienten condenados al olvido. Y sí, no faltan imágenes oníricas, simbólicas, que se cuelan en la realidad y también un lenguaje plástico que recurre a los diminutivos para ejercer tensión ante el horror.

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